Acerquémonos a Dios contemplaremos su gloria

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Acerquémonos a Dios contemplaremos su gloria

Si nos acerquémonos a Dios contemplaremos su gloria; a Dios no se le puede contemplar solamente de lejos, es importante acercarnos a él, pero no cualquiera se puede acercar a la presencia de Dios.

De acuerdo con el significado etimológico, «acercar» tiene que ver con reducir la distancia entre una cosa y otra.

Cuando estamos hablando con alguien y la persona está un poco lejos, por lo general decimos: “no escucho bien, acércate” y a medida que nos vamos acercando, se va escuchando con mayor claridad.

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Es importante acercarnos a la presencia de Dios para poder contemplar su gloria y hermosura; pero surge una pregunta:

¿Quiénes se pueden acercar a la presencia de Dios?

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Hebreos dice que para acercarse a la presencia de Dios hay que tener un corazón sincero, sin hipocresía.

Pero los hombres somos dados a la hipocresía y nos engañamos entre nosotros mismos, teniendo falsas apariencias ante los demás, pero Dios conoce y sabe todo.

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También señala que debemos tener un corazón puro, limpio de mala conciencia; Dios no pide de nosotros otra cosa diferente a nuestro corazón.

Bien dice “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”.

Dios quiere que le demos nuestro corazón, pero…

¿Cómo está ese corazón que pide Dios?

Tal vez lleno de odio, amargura, resentimiento, celos e incluso envidia.

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Sabemos que el corazón es el centro de las emociones y los sentimientos del hombre, y ahí es donde se recarga todo lo bueno y lo malo que estamos haciendo.

Es por esto también que el corazón muchas veces se bloquea, todo por tanta cosa inmunda que pasa por nuestra mente.

Nos podemos pelar las rodillas y nos podemos reventar las gargantas glorificando a Dios, pero allí no se manifestará su gloria, hasta que no limpiemos nuestro corazón.

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El único que habita en la inmundicia es el diablo, a él le gusta la oscuridad y la inmundicia; pero Dios es santo, él habita en la santidad, de manera que para habitar junto a él, hay que estar en este estado.

Para acercarnos a la presencia de Dios hay que estar santificados

En Éxodo dice “Y Jehová dijo a Moisés: ve al pueblo y santifícalo hoy, y mañana, y laven sus vestidos y estén preparados para el día tercero”.

Este proceso era para que ellos se pudieran acercar a la presencia de Dios, porque él se iba a manifestar a ellos.

Cabe recordar que el que santifica es el Señor Jesucristo, pero es necesario reconocer la condición en la que estamos.

Para que Él pueda obrar, nuestra vida cambie y así agradarle, esto con el fin de poder acercarnos a Dios.

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Podemos engañar a nuestros padres, al esposo, esposa, pastor, a cualquier persona, pero a Dios no, Él no puede ser burlado.

Para que Dios pueda derramarse en nuestros corazones, se hace necesario que haya sinceridad en nuestra vida.

¡Acerquémonos a Dios!

Es importante que nos acerquémonos a Dios, pero no cualquiera puede hacerlo, ya que se hace necesario tener un corazón sincero, que es lo que Dios nos pide.

Pero lastimosamente ese corazón que Dios quiere de nosotros, está lleno de odio, amargura, resentimiento, celos e incluso envidia; así es imposible acercarnos a Dios.

Pastor: Eimer Lucumi

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