Aprendamos a adorar

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Aprendamos a adorar

Si uno aprende a adorar, uno descubre el secreto de la vida. La música no bendice por ser música. Nosotros como pueblo tenemos que aprender a adorar y tener lo que se necesita. Hablaremos del tema: «Aprendamos a adorar».

Abraham e Isaac iban juntos, Isaac no era tonto, él de pronto ya había ido con su papá a otros sacrificios y vio que su papá llevaba leña, el cuchillo, todo, pero le faltaba algo.

Entonces no se trata solamente de hacer el sacrifico, sino de tener los ingredientes necesarios para que el sacrificio sea correcto.

¿Qué tengo yo que ofrecerle a Dios? ¿Qué puedo producir yo de bueno?

¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?”. Miqueas 6:6.

¿De dónde sacaría yo algo muy bueno, de calidad espiritual para ofrecerlo al Señor? Si cada vez que uno se arrodilla, parece que a uno le falta es todo.

Nosotros todos venimos de un entorno judeocristiano y nos enseñaron que teníamos que ganarnos el cielo con las buenas obras y que teníamos que hacer sacrificios, dando a entender cosas que te duelan, que te cuesten.

Cada vez que pensamos en adorar a Dios, comienza como el profeta, a buscar, pero se encuentra uno que no tiene nada que ofrecer. ¿Qué le regala uno a una persona que lo tiene todo?

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Hay que tener en cuenta que uno cuando va a adorar a Dios, es que Dios es el que dice qué se le trae.

Cuando tú vas a pensar en adorar a Dios, no es lo que a ti se te ocurra. Los cultos en ninguna parte del mundo se hacen para que le guste a la juventud, ni a los viejos, ni a los miembros del consistorio, se hacen para complacer a Dios.

Nosotros que queremos adorar a Dios, lo vamos a hacer para que a él le agrade, se sienta reconocido.

¿Tú quieres adorar a Dios de verdad? Eso no es solamente hacer un culto.

El ser humano no tiene nada que ofrecerle a Dios, con nada vinimos y de seguro nada nos llevaremos, desheredados, mendigos, pobres.

¿Qué tengo que ofrecerle al Señor? Nada, y lo poco que se me ocurra es pura astucia, pura inteligencia humana.

Pero el aceite de la unción tiene su propio olor que no proviene del hombre, lo que adora a Dios, no proviene del hombre, es Dios quien lo derrama sobre ti para que tú a su vez lo realimentes.

Esa unción en el Antiguo Testamento lo usaban para asuntos cosméticos y para rituales, esos asuntos cosméticos se lo echaban a cada rato, pero esto no es asunto cosmético, la unción se daba una sola vez en la vida.

Cuando un rey iba a ser ungido o nombrado rey, lo ungían una sola vez, no era cada año, él ya estaba ungido, al sacerdote lo ungían una sola vez, esto no es un arreglito cosmético.

Por eso cuando una persona se aparta y ya ha recibido el bautismo del Espíritu Santo, no se le exige que lo tiene que recibir otra vez, ya está ahí pero tiene reavivarlo.

Entonces una vez que entendamos esto, vamos a entender las escrituras “Mirad cuando bueno y cuando delicioso es habitar los hermanos juntos y en armonía”.

¿Qué es lo que hace bueno que los hermanos estén juntos? Es como el óleo, el aceite de la unción.

Estamos desarrollando el tema: «Aprendamos a adorar»

“Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras”. Salmos 133:2.

Queremos conseguir cosas por otros caminos que la Biblia no enseña, queremos fabricar lo que no se puede fabricar.

Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna” Salmos 133:3.

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Tú quieres que la gente en tu casa se salve y dicen: “Voy a hacer un ayuno”, pero ¿Dónde dice en la Biblia que el ayuno salva personas?

Esto de la adoración no es cosa pequeña, tu en la casa tienes que irradiar olor de unción, olor de aceite hecho por Dios, no hecho por ti, eso no te sirve.

Dios busca adoradores, porque esto de adorar no es solo hacer un culto, es que esto de adorar tiene que ver con todo en la vida cristiana.

Esto no se puede con oraciones de trámite, a Dios nunca se le habla de trámite, aunque le hables cortico háblele bien serio, si le dices: ¡amén!, que sea amén, si le dices: ¡gloria a Dios!, que sea gloria a Dios, que te salga del alma, que se abran los canales y los ríos de Dios fluyan.

Nosotros lo hemos reducido todo a unas reuniones y el cristianismo no es una reunión, el cristianismo no se puede reducir a eso.

Cuando te subas a un bus la gente tiene que sentir que tu llegaste, no por el traje que te estás estrenando, sino porque algo fluye de ti. Ese perfume es el que recibiste por el Espíritu.

Cuando yo le canto a Dios debemos tener olor de Cristo y el día que nos bañaron en el agua, dice la Biblia, que nos vistieron de Cristo, vamos esparciendo olor de Cristo, olor de unción santa, olor de ese aceite mandado a hacer por Dios, que no lo puede hacer el hombre.

En la Biblia había dos tipos de sacrificio:

  • Olor de sacrificio de olor grato
  • Olor de sacrificio de olor no grato

Los que no eran de olor grato, eran las ofrendas que ofrecían a Dios y después que las ofrecían, los sacerdotes se las comían.

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Aprendamos a adorar.

Pero los sacrificios de olor grato, era lo que se llamaban “los holocaustos”, ese sacrificio no lo probaba el hombre.

Y por eso, es que la adoración no es para que lo vean los otros, ni le guste a los otros, ni la aplaudan los otros , ni si ese aplauso es para Dios, hágalo más fuerte, no.

El holocausto era para el deleite exclusivo de Jehová, se hacía el sacrificio y se quemaba hasta que se consumía totalmente, nadie comía de ese sacrificio, era una ofrenda de olor grato para Jehová.

¿Usted se ha figurado el mundo cuando Noé salió del arca?

Lleno de animales muertos y podridos por todas partes, empezando por el arca, que tenía que oler horrible, lleno de animales haciendo de todo ahí y solo tenía una ventana.

Así que el olor era insoportable y el mundo estaba lleno de animales muertos, vacas, caballos, leones, elefantes, todos tirados por el campo.

Noé salió de allá y vio la devastación y dijo: “Todo se acabó, pero yo estoy vivo” y eso de estar, es estoy agradecido de Dios, no tengo muchos animales pero de los que tengo Jehová se merece algunos.

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Y agarró unos animalitos, los partió, y los puso en un altar, hizo un holocausto; eso no era para comérselo él.

Entiéndelo, la adoración a Dios no es para que tú te la comas, es solo para él.

Entonces hizo Noé holocausto a Jehová, en medio de esa putrefacción, esa carne asada olía delicioso, pero no era para comérsela.

Y dice la Biblia, que subió olor grato desde la tierra.

Jehová estaba airado con el hombre y el mundo, pero percibió Jehová olor grato que venía desde la tierra y entonces eso se le cambió la actitud del corazón de Dios.

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Aprendamos a adorar.

Ese olor grato subió y el corazón de Dios se ablandó, y entonces Dios hizo una promesa, «no destruiré más la tierra de esta manera, nunca».

Aprender a adorar es lo que va a cambiar la dirección nuestra, aprender que lo que cantamos no es para que otro lo aplaude y le guste.

No se trata de eso, eso es lo que hace la gente del mundo para quedar bien con los demás.

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No podemos caer en hacer cultos para vender y que si no los jóvenes no vienen más, ¿A dónde van ir? Que lo piensen bien. Solo Dios tiene palabras de vida eterna.

Adoración para él, al que ha sido bueno con nosotros, que ha lavado con su sangre nuestros pecados, a él sea la gloria.

Puede ser que el mundo no nos conozca y que nos menosprecie, si fuéramos del mundo, el mundo amaría lo suyo pero como nosotros no somos del mundo nos menosprecian.

Yo quiero adorar a Dios. Aprendamos a adorar.

Pastor: Álvaro Torres

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