Aprendiendo de las águilas

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Aprendiendo de las águilas

Las águilas son aves muy particulares que dentro de la clase de aves, éstas se consideran diferentes a las demás. Hoy veremos «Aprendiendo de las águilas».

Su tipología es muy acogedora a la vista de los seres humanos especialmente a los cristianos.

En el libro de Deuteronomio 32:11, hace una ilusión amplia de sus características y es aplicado a Israel cuando traficaba por el desierto del Sinaí.

Según lo que declara Moisés “Le halló en tierra de desierto, Y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de sus ojos” Deuteronomio 32:10.

En el libro de Job también hace mención del mismo animal «¿Se remonta el águila por tu mandamiento, Y pone en alto su nido? Ella habita y está en la piedra, En la cumbre del peñasco y de la roca. Desde allí acecha la comida: Sus ojos observan de muy lejos». Job 39:27-28.

Pues queriéndole decir al patriarca, que sólo la voz de Dios puede hacer proezas aún en el mundo animal.

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El águila se destaca por su raciocinio y por ello la llaman el rey de los volátiles y tiene muchas similitudes a los cristianos por las siguientes exclusividades:

Se remonta en las alturas y en los peñascos más altos y difíciles pone su nidada; esto concuerda con lo que expresó San Pablo en la carta a los Colosenses.

“Sí, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria”. Colosenses 3:1-4.

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Aprendiendo de las águilas

Según el libro de Deuteronomio vemos una aglomeración de propiedades que son exclusivas de un ser razonable que analiza los pormenores de la vida diaria.

“Como el águila que excita su nidada, Revolotea sobre sus pollos, Extiende sus alas, los toma, Los lleva sobre sus plumas”. Deuteronomio 32:11.

Aprendiendo de las águilas

El primer punto: “excita su nidada”: El águila antes de iniciar su nido busca los peñascos más rocosos en las alturas, entre las hendiduras de las rocas, indicando que su habitación queda segura e inclusive de otros animales fieros.

Luego confecciona su habitación con buena estructura muy firme resistente para soportar el peso de los dos padres, dos o tres hijos más cualquier peso adicional de la alimentación traída.

Es decir, estos nidos tienen que ser muy extensos tanto de largo, ancho y con una profundidad amenas.

Se ha pensado que cuando su nidada está terminada revolotea para observarlo si le hace falta algo más y como fruto de su encanto son activados sus miembros viriles y muy prontos tendrá nuevos polluelos.

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Este sistema de aprendizaje es catalogado como “escuela nueva” la cual es aplicable al mundo moderno en que vivimos.

Si cada ser humano imita a estas aves, indudablemente recibirá una enseñanza especial aplicada a todos los retornos de la vida.

Si hablamos del soltero antes de tomar decisiones matrimoniales, debe pensar en su habitación y acomodamiento de la misma.

Para no molestar a ninguna de las partes de sus progenitores, ni tener una vida desordenada.

Hablando del comerciante, se necesita acondicionar bien el local con todas las características de un excelente negocio, ideal y con buena seguridad.

Además, es importante que el cliente se encuentre bien cómodo, lleno de garantía y seguridad, de allí que se conoce aquel viejo refrán que dice «Cliente satisfecho traerá nuevos clientes».

Si es predicador del evangelio, se debe seguir los pasos de lo que dijera el sabio Salomón “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas y mira con cuidado por tus rebaños” Proverbios 27:23.

Cuando un predicador hace esto mejora cada día el lugar de predicación, por ejemplo, las sillas, las aulas para niños, el sonido, los baños, el aseo permanente, entre otros.

Y cuando esto sucede se respira un mejor ambiente, los creyentes y visitas piensan que el templo es un Edén, y no desean que los servicios se terminen, más bien quisieran permanecer en el salón de reunión, organizando programas de ayunos, vigilias, ensayos.

Se comenta que estar en el templo es una delicia, mejor que estar en un estadio de fútbol o en otro lugar de diversión.

Los escritos que hablan de las águilas, por ejemplo la (Selah enciclopedia), comenta que este animal tiene una disciplina específica, no apetece, ni codicia nidos ajenos.

Mucho menos polluelos que pertenecen a otros nidos; da la idea que están cumpliendo con lo que dice la ley de Dios.

“No codiciarás la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu vecino, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” Éxodo 20:17.

Si esto lo hace un animal que supuestamente no tiene raciocinio, que tal nosotros como cristianos; claro está, es posible hallar otros animales que roban nidos y polluelos ajenos.

Nosotros como cristianos estamos antes estas dos alternativas, pero sería mejor imitar a las águilas y no a estos últimos usurpadores de nidos y polluelos ajenos.

Si imitamos a las águilas, nunca desearíamos las carpas y los polluelos de otra propiedad, aunque tengan buenas plumas y estén al punto de volar.

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El pensamiento racionalista nos asesora, vamos a trabajar con esmero, con entusiasmo y activismo el lugar donde Dios nos colocó y muy pronto gozaremos de nuevos creyentes creado en nuestro propio hogar.

Aprendiendo de las águilas

Principios interpretativos

Al escribir Moisés “No codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna” Éxodo 20:17.

Esto indica que Dios está observando la debilidad del ser humano y por tal razón, debemos entender a Dios y corregirnos para no continuar siguiendo como siempre.

Esto nos enseña una lección importante que deberíamos aprender asimilar con respeto los derechos de nuestro prójimo, los cuales deben tener fronteras y si algún día tenemos que pasar por ello debería ser con permiso y sin perjuicio.

Sin estos principios, violaríamos los derechos ajenos, y nos convertiríamos en unos usurpadores y cazadores de pertenencias ajenas, fraccionando así, el mandamiento que dice no codiciarás los bienes de tu prójimo.

Si hacemos lo contrario deseamos mal para nosotros mismo; la regla de oro dice: Lo que le hacemos a otros es lo que exigimos que se nos hagan a nosotros, dicho de otra manera «con la vara con que medimos con esa misma nos medirán».

San Pablo dice “No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros” Gálatas 5:26.  Es cierto que existe un ave llamado “aguilucho” él pasa vigilando los polluelos de otros nidos para hacerse a ellos.

Existe otro aspecto particular que leí acerca de las águilas, que dice que para alimentar a sus hijos se remonta en las alturas y desde lo alto observa la presa, la cautiva y la trae al nido para que sus hijos no pasen necesidades. Esto es una lección espectacular que contiene dos alternativas.

  1. Para mantener nuestros feligreses en salubridad se necesita que subamos constantemente a las alturas que es el trono de Dios y socavemos en su presencia hasta encontrar el alimento que satisfaga las necesidades de quien nos la demanda, y no traerlo del Internet, alimento contaminado llenos de virus y toxina que más bien enferma a los creyentes.
  2. El asistente que no provea para los suyos es peor que un incrédulo como dijera San Pablo en “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” 1 Timoteo 5:8.
    Esto indica que hay alguien que provea para los extraños, pero en su casa están desnutridos por causa de alimentos sólidos y frescos.
    Es decir pasan recorriendo nidos ajenos llevando provisiones y los de su casa pasando necesidades y esto no es propiedad de las águilas.

Recordemos que estamos hablando sobre el tema «Aprendiendo de las águilas»

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Estimados lectores, si leemos cuidadosamente la sagrada Biblia encontraremos grandes juicios de Dios aplicados a los humanos por haber deseados y hacerse a bienes ajenos.

  • Jezabel y su familia se los comieron los perros por desear y adueñarse a las malas de las pertenencias de Nabot. 1 Reyes 21; 2 Reyes 9:36-37.
  • Guiezi el siervo del profeta Elías Tisbita, recibió la lepra de Naamán por desear sus bienes y luego apropiarse de ellos. 2 Reyes 5:20-27.
  • Acán fue apedreado por desear, coger, esconder un manto babilónico, doscientos siclos de plata y un lingote de oro. Josué 7:21-26.
  • Saul perdió su reino por hacerse al anatema. Algo que le prohibieron, sin embargo, insistió en tener riquezas sin haberla trabajado. 1 Samuel 15:19-28.
  • David se le dijo: No se apartará jamás de tu casa la espada y lo que hiciste en secreto te lo harán a ti en pleno sol. Esto le vino por codiciar, cohabitar con la mujer ajena, algo más desastroso darle muerte a su marido y después con engaño decirle al pueblo que Urías, murió defendiendo a la patria. 2 Samuel 11:2-4; 2 Samuel 12:10,11.
  • Recordemos que un asna animal de carga, reprendió la locura de un predicador, porque éste tenía el deseo de hacerse rico con ganancia deshonesta. 2. Pedro 2:16. Números 23.

Es posible que vivamos en un mundo lleno de inconformidades, tal vez de ganancias deshonestas, las cuales llevan al ser humano en destrucción repentina que acarrean decadencia espiritual, física y moral.

Nosotros como seres humanos e hijos de Dios, debemos aprender a vivir con lo que tenemos ahora, no deseosos de ganancias ajenas y menos deshonestas.

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Más bien anheloso al servicio del Señor con ánimo pronto, que a su tiempo segaremos sino desmayamos.

Recuerde que este artículo fue escrito no de carácter formativo, sino de carácter informativo e incondicional, rechace lo que quiera y acepte lo que le sirve.
Aprendiendo de las águilas.

Déjenos su comentario.

Copyright y engrosado por el pastor
York Anthony Shalom
Licenciado en Sagrada Teología
Magister en Divinidades Teológicas
jorgesalomserpa@hotmail.com

Por: York Anthony Shalom

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