Avívame en tu camino

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Avívame en tu camino

“No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente” Salmos 51. El tema que abordaremos el día de hoy es: Avívame en tu camino.

Hablando de estar avivados y pedirle a Dios que sea él quien avive nuestra vida, podemos partir de esa frase que dice: «bueno es comenzar, pero mejor es terminar».

La idea es terminar esta carrera. Lo que se va a quedar en el recuerdo es el final porque el inicio se olvida, el final es la última imagen que queda impregnada en la mente de quienes nos rodearon.

Muchas veces uno no se esfuerza por cómo podría terminarla carrera y tengamos esto presente

No es tanto empezar con fuerzas, estar con muchas ganas al inicio y con todas las energías cargadas, sino examinar cómo vamos a terminar

Dios está interesado en que miremos la manera como estamos llevando la vida y de qué manera queremos terminarla.

En normal al inicio tener muchas ganas, pero estas se deben mantener hasta el final, por eso debemos decirle al Señor avívame en tu camino.

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No es el propósito de Dios que terminemos mal, el señor Jesús fue muy claro: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” Juan 16:33.

Aflicción podemos entenderlo como:

  • Tristeza
  • Desánimo
  • Dolor
  • Intranquilidad
  • Desesperación
  • Desconsuelo

Dios nos indicó que estas cosas podrían llegar en cualquier momento, pero él no nos deja solos, es el único que proporciona de su paz, en él podemos llegar cargados y descansar.

Estamos ante un mundo vencido por Dios, si tenemos esa certeza debemos confiar.

No podemos evitar que en la vida lleguen circunstancias que agoten nuestra fe y que veamos las cosas grises, hay que pasar por eso.

Pero no podemos acostumbrarnos a vivir en ese estado, porque podemos desmayar y perder nuestra carrera.

Dios nos ha llamado para que tengamos paz y en abundancia, recordémoslo siempre.

Dice la Biblia, que el Espíritu llevó al profeta a un valle de huesos secos en gran manera, y le hace una pregunta: hijo de hombre ¿vivirán estos huesos?

Hay que saber quién esta hablando para responder, porque le profeta dijo: tú lo sabes.

Estos huesos se juntaron cada uno con su propio cuerpo a la voz del profeta, esto nos deja dicho que Dios da vida, Dios reconstruye, Dios transforma.

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La palabra de Dios es garantizada, “Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié” Isaías 55:11.

Si tenemos esta certeza, podemos decirle a Dios avívame en tu camino y él lo hará.

En los tiempos de Samuel había crisis de dirección, control y liderazgo, y es que cuando la palabra escasea se acaba la visión, cuando la palabra escasea se acaban las fuerzas, no hay servidores, no vemos por la fe.

Nuestros ojos no están diseñados para ver a Dios, estos ojos carnales no ven lo invisible, a Dios lo vemos con los ojos de la fe, la fe que produce la palabra.

Cuando la palabra falta no hay salida porque la palabra es la que nos da fuerzas, cuando tenemos fe el desierto se convierte en estanque, el sequedal en manaderos de agua.

Podemos decirle a Dios avívame en tu camino y el nos puede decir que nos quiere avivar, pero no puede faltar la palabra. Lo que hace que un cristiano levante la bandera es esa palabra divina.

En Mateo 5, 6 y 7 Jesús habla de como debe ser la vida cristiana, habla de:

  • La oración
  • El perdón
  • El ayuno
  • El divorcio

Entre otros, habla de todo lo que debemos saber y hacer, pero cuando concluye su sermón dice:

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” Mateo 7:24.

Esto significa, que sin importar edad, color, estatura o peso, Jesús dice cualquiera, es decir, todos nosotros.

También es claro lo que dice el verso, no solamente es oír, muchas veces hay quienes se conforman con oír, pero debemos cada uno practica lo que hemos oído.

Podemos ver seguidamente que dice: “Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena” Mateo 7:26.

No seamos insensatos, cuidémonos de que nuestra vida espiritual se caiga.

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Todos hemos pasado por pruebas, por malos momentos, por calamidades, es decir, todos tenemos luchas, pero ¿Por qué algunos se han ido y otros permanecido?

La diferencia es la base, ¿En quien estas edificando tu casa? ¿Estás en la roca?

Cuando estamos en la roca podemos decir: avívame en tu camino Dios, y tenemos la certeza que él lo hará.

El que ha creído la palabra y la ha obedecido, levantará bandera en el nombre de Jesús, vengan ríos y venga lo que venga, permanecerá.

Dios le dijo a Elías, ya te preparé el hospedaje y cualquiera diría que iría a la mejor casa de Israel.

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Pero cuando Elías llegó o a Sarepta de Sidón, encontró una viuda recogiendo leña a quien le pidió agua y luego una torta, pero la viuda le dijo que agua podía darle.

Pero que solo tenía un puñado de harina y un poco de aceite y que haría algo para su hijo y para ella porque no tenía más, pero nuestro Dios se sale de lo humanamente posible.

El profeta Elías le dijo, que le trajera torta primero a él, y cualquiera diría que Elías era arrogante por esa actitud, que aun sin de comer, pidiera y de primero, pero era Dios por medio de él y el puesto o el lugar de Dios siempre debe ser el primero.

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Debemos entender que cuando Dios dice, que es el último no es porque debe ocupar el último lugar, él dice que es el primero porque delante de él no hay otro y dice que es el último porque nada hay detrás de él.

“Yo mismo soy; antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí” Isaías 43:10.

Fuera de la casa de esa viuda había crisis, pero dentro había abundancia, porque jehová había dicho que el aceite y la harina no faltarían.

En esta iglesia, en estas familias, en la vida de los creyentes hay amor, mientras en el mundo hay odio.

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En esta iglesia y en la vida nuestra hay paz, mientras que el mundo se llena de guerras y contiendas.

Aquí hay perdón y vida, mientras que en el mundo hay desconsuelo.

En medio del camino hay cosas que Dios necesita quemar y lo hace con fuego, hay cosas que necesita quebrar y romper y aunque parezcan difíciles de soportar, él estará ahí, entendamos que lo que Dios haga siempre será obrando a nuestro beneficio.

En Cristo hay vida, perdón, salvación, paz, abundancia; y aun en medio de la crisis podemos decirle a Dios: avívame en tu camino y veremos su respuesta, porque nuestro Dios es fiel.

Pastor: Nabo Nassar Padaui

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