Bajo la influencia del Espíritu Santo

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Bajo la influencia del Espíritu Santo

Esta iglesia adoptó su nombre, Iglesia Pentecostal, precisamente de ese movimiento precioso que Dios produjo en el inicio mismo de la iglesia como tal, y es suma importancia que todos nosotros estemos bajo la influencia del Espíritu Santo.

La iglesia tuvo su apertura, su comienzo, su origen, con un toque del cielo, un toque de poder.

Recordando que el Señor le dijo a sus discípulos, antes de ser levantado al cielo: «Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo».

Entonces comenzó la iglesia con éste toque de poder que Dios le dio desde el cielo a través de su Santo Espíritu, y así deberá seguir la iglesia, bajo la influencia del Espíritu Santo.

Esto no puede cambiar, nada puede reemplazar la presencia del Espíritu Santo en la iglesia.

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El Espíritu Santo es el protagonista principal de todo el movimiento pentecostal, él ha estado a la cabeza como punta de lanza, en todas las tareas evangelistas emprendidas por la iglesia a través de todos los tiempos.

El Espíritu Santo no viene a la rezaga, no viene atrás, él va adelante abriendo camino, dirigiendo, abriendo puertas, rompiendo cerrojos, desmenuzando todo obstáculo que se levanta.

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El Espíritu Santo nos indica

  • Por donde hay que ir
  • Cuándo hay que ir
  • Quién debe ir
  • Cómo se debe predicar
  • Qué se debe predicar
  • Quién debe predicar

Para nosotros el Espíritu Santo no es un invitado de piedras, ni es un adorno nada más, el Espíritu Santo es el protagonista número uno, y su presencia se manifiesta bautizando, dando investiduras, ministerios, respaldo y unción.

No nos fastidian las lenguas, no nos molestan las lenguas, no nos incomoda que un hermano esté danzando por el Espíritu, esté hablando en lenguas por el Espíritu, no nos incomoda.

Por el contrario, lo creemos, lo anhelamos, lo pedimos, lo promovemos, lo enseñamos, y ¡ay! de que dejemos de creerlo, ¡ay! de que dejemos de enseñarlo.

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Precisamente por no enseñarlo es que en muchas congregaciones ya no se habla en lenguas, precisamente por no creerlo y por no promoverlo, es que en muchos lugares ya no se recibe el bautismo del Espíritu Santo.

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Es que sin la presencia del Espíritu Santo en nuestros cultos, no vale la pena realmente reunirnos.

Si no hay olor a pentecostés, si no hay sabor, si no se respira la fragancia del Espíritu Santo, no tiene sentido todo lo que hagamos y carece de sentido todo lo que podamos hacer.

Si nos llega a faltar la dirección del Espíritu Santo, nos falta la misma vida; pero todos creemos en la manifestación del Espíritu Santo en mi vida.

Pastor: Vicente Arango

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