Barac y Débora unidos para la batalla

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Barac y Débora unidos para la batalla

En la Biblia aparecen tal vez muy pocas mujeres porque fueron pocas las mujeres tan valientes y tan decididas para enfrentar algunas cosas. En esta oportunidad desarrollaremos el tema: «Barac y Débora unidos para la batalla».

Las mujeres cristianas hemos pasado por la vida de Débora y como seres humanos a veces se nos olvidan las cosas e incluso los años a veces nos llevan a cambiar, a decaer y a desanimarnos.

De pronto, aquellas mujeres que en otro tiempo trabajaban con tanto esmero, que las veíamos con ese espíritu de valentía, unas verdaderas guerras en la obra del Señor, quizás ahora están decaídas, cansadas.

Las vemos muy competentes, escuchamos de mujeres que han salido adelante, quizás más que muchos hombres con mucha sabiduría, conocimiento y mucha disciplina.

¿Qué significa Débora?

Su nombre quiere decir, (abeja, útil, valiente, patriota) se dice, que la abeja se caracteriza como uno de los animales más inteligentes, tiene mucha sagacidad.

Débora es dulce con sus amigos pero amarga con los enemigos de Jehová.

Ella tenía gran poder espiritual y esto la llevó siempre a tener una mente positiva, Dios le dio dones para liberar a su pueblo afligido y derrotado.

Tenía una tremenda capacidad de discernir el pensamiento de Dios, pues era una mujer que tenía una relación muy estrecha y una comunión muy íntima con Dios.

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Una mujer que Dios usaba de una manera muy especial para transmitir palabra de Dios a los necesitados, una mujer libre de vanidades, una mujer que no estaba preocupada en su apariencia.

Era mujer que tenía alma de guerrera, una mujer que le dolía lo que estaba sucediendo en el pueblo de Dios.

En esa comunión continua con Dios, se daba cuenta que Dios tenía propósitos muy grades con ella.

Una mujer que sabía que quien subiría al monte de Jehová y quien estaría en el lugar de su santidad, era limpio de manos y puro de corazón.

También el que no había elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño.

Si Dios usó a estas mujeres, si Dios permitió que en ese tiempo esta mujer llegase a tener la posición que tuvo y si Dios en ese tiempo levantó a esa mujer, es porque la necesitaba para su pueblo.

Pues qué imposible será para Dios que en medio de tanta necesitad, no solamente levante hombres.

Sino también mujeres decididas llenas del Espíritu de Dios y consagradas para hacer la obra.

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Hay mujeres que están conservando la obediencia en la palabra, todavía en la iglesia hay mujeres que dejan huella, dignas de imitar, mujeres que en medio de una sociedad tan llena de pecado y tanta mundanalidad, conservan sus principios.

Pero hay otras que se han ido perdiendo, desubicando ¿Cuál es la huella? ¿Qué bandera podríamos entregar?

Nos vemos abocadas a un mundo perdido, a muchas tentaciones porque no solamente las mujeres jóvenes tienen tentaciones, las mayores también.

Aunque venga lo que venga, Dios nos guardará y esas generaciones que vienen podrán ver que hubo mujeres que guardaron esos valores y principios de la palabra de Dios.

Para que Débora hubiese tenido la posición que tuvo, tenía que ser una mujer muy espiritual, consagrada.

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Dios levantó a esas mujeres para no quedarnos sin esas huellas.

Dios dejó en su palabra una historia de aquellas mujeres que marcaron huella el reino de Dios, en su obra, todo para que sean bendición en nuestro tiempo.

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Han cambiado muchas cosas en la vida de muchas mujeres, gracias a Dios por esas mujeres que todavía conservan su santidad, que todavía pueden recordar que:

“Engañosa en la gracia y vana la hermosura, la mujer que teme a Jehová esa será alabada”.

Dios no necesita cantidades sino calidad de mujeres, estamos viviendo el tiempo de mucha apostasía.

De mucha imitación y dice la palabra de Dios que en los últimos tiempos muchos apostataran de la fe.

Negarán y serán engañados con espíritus, con demonios en contra de la verdad.

Lo que necesitamos es estar buscando el rostro del Señor, tener una relación profunda con Dios ¿Cómo está esa relación con Dios?

“Parados en los caminos y preguntad por la senda antigua”.

Tenemos que sacrificar algo, presentando nuestros cuerpos en sacrificio vivo agradando a Dios porque:

“El mundo y sus deseos pasan, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.

¿Cuántas victorias estamos perdiendo? ¿Cuántas mujeres están ocupadas en otras cosas?

Ya no hay hambre por escuchar a Dios, ya no hay deseos de orar, de ir al culto y se van cansando, mirando el reloj todo el tiempo porque ya no hay tiempo para entrar en su presencia.

Cuando Dios puso a Débora, él supo por qué la colocó ahí, quizás muchos no estuvieron de acuerdo, muchos nos podemos equivocar, pero Dios no se equivoca.

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Dios la coloca a hacer este trabajo porque él conocía su corazón.

Que era una mujer que no se estaba preocupando por el protagonismo, era de un corazón sincero.

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Débora tenía temor y principios por eso este canto de Débora, así como Dios levantó una Débora y un Barac en el tiempo que se necesita.

Que Dios levante mujeres y hombres para batallar contra el enemigo que solo lo podemos vencer con el Espíritu de Dios.

En el tiempo de Israel cuando dejaban de buscar a Dios, el enemigo los atacaba y Dios los soltaba.

Pero cuando comenzaban a buscar a Jehová de los ejércitos, él los perdonaba.

Cuando Barac aceptó ese llamado era una situación de vida o de muerte, ellos estaban siendo subyugados por el enemigo, pero se unieron para hacer el trabajo sin celos, sin egoísmo.

Débora tenía una autoridad espiritual, ella dijo que iba a la batalla si Jehová iba con ella, Dios nos ha dado una tenacidad, una capacidad impresionante.

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Estamos viviendo un tiempo en que el diablo se está robando el amor en los hogares.

La familia se desintegra porque falta oración, humillación, quebrantamiento, ven mucha televisión.

Tenemos que unirnos en oración porque si nos unimos, esa lluvia llegará y la presencia de Dios nos cubrirá a todos. «Barac y Débora unidos para la batalla».

Por: Luz Marina de Galvis

 

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