Compartir con los otros la bendición

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Compartir con los otros la bendición

Quiero empezar diciéndote, que el secreto para mantener el vaso, tu hogar, la mesa llena, es compartir con los otros la bendición que Cristo te ha regalado a través de la obra de tus manos.

En este tiempo, hay mucha gente que se está entregando al Señor y llegando a la iglesia.

Porque esta obra es del Espíritu Santo, trata con las personas y nos la pone a nosotros en bandeja.

Entonces en este tema, hay muchas cosas importantes por analizar: «el vaso lleno’’ o la otra expresión «compartir’’ y «la bendición’’.

Por lo que vamos a explicar un poco de cada una y así poder acertar en el aprendizaje.

La iglesia del Señor seguirá avanzando, predicando el evangelio, ya que, esto no cambia.

Solo Dios necesita una persona que se ponga en la brecha y diga como Isaías: «Heme aquí, envíame a mí’’.

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En primer lugar, hablaremos de «el vaso lleno’’, porque debemos mirar quién lo creó y después cómo quedó y lo tercero y está lleno.

El apóstol Pablo escribiéndole al pastor Timoteo, en su segunda carta, le habla sobre los vasos y los usos que tienen los mismos.

Le menciona que hay vasos de barro, madera, oro y plata, del mismo modo le clasifica los usos, unos para usos viles y otros para usos honrosos.

Pero vemos en la misma carta que el apóstol le dice a este hombre, que no importa de lo que esté hecho el vaso y tampoco el uso que le den.

Lo importante es que si alguno se limpiare de estas cosas, instrumento útil será para toda buena obra.

Porque puede suceder que tengamos vasos de plata y de oro, pero están sucios y así no sirve, no es útil.

Pero también, puede existir el caso de que, el vaso de barro, el que nadie usa y nadie ve.

Porque está hecho de un material que no es valioso, esté limpio y entonces se convierte en un instrumento útil que sobrepasará el de oro.

Esto nos da a entender que a Dios no le interesa la posición, títulos, cargos.

Sino la actitud que tenemos ante él para estar dispuestos y ser vasos que pueda usar en toda buena obra.

Por otro lado, el apóstol Pablo escribió en:

Romanos 9:21 «¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?’’

Dios escoge al que él quiere, trae al que él llama, porque no es el que corre, ni el que más capacidades tenga, es de quien el Señor tiene misericordia.

Así que, en la Biblia también encontramos al profeta Jeremías ilustrando un poco más este tema de los vasos en las manos de Dios.

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Como todos sabemos, el vaso, es un trabajo de alfarería y en su libro podemos notar, que Dios le manda a ir al taller del alfarero, para que se diera cuenta de cómo se hace una vasija.

Entonces Jeremías se dio cuenta que los alfareros tomaban el barro, y entre más sucio, era mejor, luego le echaba agua y comenzaba a amasar el barro.

En ocasiones, el alfarero se subía encima del barro y comenzaba a pisarlo.

Es por ello, mi querido hermano, que si tu sientes que estás atravesando un momento difícil en tu vida espiritual, familiar, laboral, tranquilo, es Dios quien te está dando forma para que aprendas a depender de él.

Continuando con el proceso del vaso, cuando ya el alfarero ablandaba el barro y le quitaba las impurezas.

Entonces lo montaba sobre la rueda, y le comenzaba a dar giros al barro con el pedal.

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Podemos decir de forma analógica, que el pedal de nuestra iglesia es el Espíritu Santo, es quien nos impulsa a hacer milagros y a continuar su obra.

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Compartir con los otros la bendición.

Que entre otras cosas, los eventos, las campañas, campamentos, son iniciativas del Señor Jesús para mover a su iglesia y mantenerla en avivamiento.

Por eso, también es bueno resaltar que el Espíritu Santo es comparado con el agua.

Así como el alfarero, al montar el barro sobre la rueda le untaba agua para darle forma, así su Espíritu nos vivifica, guía y ayuda.

El hombre es duro y difícil de llevar, pero cuando llega el Espíritu Santo y lo toca, grandes cosas comienzan a suceder en la vida de la persona.

Lo que no hace Dios, no lo hace nadie, él es el único que tiene la capacidad de hacer las cosas inútiles convertirlas en útil.

Dios es así, de lo vil y menospreciado, aquello que nadie quería, vino el Señor y lo tomó en sus brazos y le dio valor, por eso, tu y yo estamos aquí, por su gracia y amor.

No nos podemos olvidar de su obra en nosotros.

Por eso, siempre debemos compartir con los otros la bendición de tener al ser mas grande del planeta y del universo, el creador de todo, en nuestras vidas.

Pastor: Pablo Camargo

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