El desafío de poseer lo que Dios nos ha dado

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El desafío de poseer lo que Dios nos ha dado

Realmente en la vida uno muchas veces se mueve en un mar de imposibilidades, muchas de ellas se generan sólo en nuestra mente, pero hoy quiero hablarte sobre: «El desafío de poseer lo que Dios nos ha dado».

En la iglesia actualmente encontramos este tipo de situaciones, no es que algunos tengan mejores oportunidades que otros ¡No!.

Sino que tal vez lo que ha sucedido, es que algunos no tenemos el valor suficiente para poseer, saborear, disfrutar lo que Dios nos ha dado.

La Biblia nos asegura que todo lo que nos ha sido entregado, nos fue dado de Dios y en forma gratuita, ninguno de nosotros pagó por lo que Dios nos ha dado.

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Cuando el profeta Isaías hace un llamado, dice «Venid, y comprad, sin dinero, vino y leche, y se deleitará vuestra alma con grosura».

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Si se trata de la mesa servida, el servidor es uno solo, él se ha encargado de alimentar a su pueblo.

En cuanto al alimento, todos comimos lo mismo, de Israel se dijo «Todos bebieron de la misma roca, comieron el mismo alimento», entonces ¿Qué pasa? ¿Por qué algunos sobresalen, otros se quedan?

Estamos hablando sobre El desafío de poseer lo que Dios nos ha dado.

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¿Por qué algunos emprenden adelante, otros prefieren lugares de rezago? ¿Si hay la misma posibilidad para todos?, esto se debe a la imposibilidad que está en nosotros.

Dios saca a Israel de Egipto y su propósito era llevarlo a una tierra de provisión.

La posibilidad era para todos, empezando por Moisés, siguiendo con Aarón, su familia, para todas las tribus había la misma posibilidad.

En Jueces 1 nos encontramos con que las tribus, a pesar de que operativamente habían entrado a la tierra prometida, no estaban poseyendo por completo lo que realmente tenían que poseer y disfrutar.

Las tribus empiezan a entrar en cabeza de sus líderes, empiezan a llegar los de Judá, los de Benjamín, los de Manases, los de Efraín, los de Zabulón, cada uno iba entrando.

Imposibilidades del pueblo de Israel

Dios había dicho que la tierra era de ellos, que tenían que desalojar a sus moradores y disfrutar del fruto.

Disfrutar de lo que no sembraron, disfrutar de la alegría que significaba una tierra de provisión que fluía leche y miel.

  • Judá no pudo arrojar a los que habitaban de los llanos, ni siquiera fue en la agreste montaña, o en los fuertes collados, o en la inhóspita tierra, sino en el llano, no quiso arrojarlos teniendo fuerza y capacidad.

Su excusa fue que tenían carros herrados y no podían pasar más adelante; con la orden de Dios era suficiente para vencer esos carros.

  • Benjamín no pudo arrojar al Jebuseo y tuvieron que aceptar convivir con ellos, ya no era solo Judá. Dice la escritura «Más al Jebuseo que habitaba en Jerusalén no lo arrojaron los hijos de Benjamín».

Estamos hablando sobre El desafío de poseer lo que Dios nos ha dado.

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Ahora hay unas frases de moda, que se dan en diferentes rangos, en diferentes ciencias y en cuanto a la medicina.

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La medicina nos ha hecho creer que hay enfermedades que no se curan, sino que «Hay que aprender a convivir con ellas», que hay que aceptarlas, que van a ser de por vidas. Por ejemplo: El azúcar, la hipertensión.

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Israel parece que estuviera aceptando «Bueno, los cananeos Dios dice que son un problema, que nos van a contaminar sino los echamos de nosotros, pero a la final ellos tienen algunas cosas buenas».

  • Manases es decir, la lista sigue creciendo, y si vamos haciendo la lista encontraremos que hay varias aldeas, hay varios pueblos que se van uniendo y el asunto se va haciendo más grande.

Cuando no se actúa a tiempo, la situación se va haciendo más fuerte hasta el punto que no la podremos manejar.

Frente al desafío estaban claudicando, frente al reto de poseer lo que Dios les acaba de entregar no lo estaban tomando, por tomar las cosas en forma parcial y ese no era el propósito de Dios.

Acordémonos que a Saúl se le creo un problema, Dios le dijo que había que destronar, que había que poseer, que había que entrar a esa tierra y acabar con todo, pero la desobediencia de aquel momento le costó el reino.

Hay gente que ha creído que la obediencia parcial da resultados, pero no es así.

Hoy en día hay iglesias que dicen que un «traguito», que una cerveza no emborracha a nadie, pero sabemos que el que se emborrachó comenzó con uno.

Nosotros no nos podemos dejar condicionar por el tiempo, por la ciudad, por lo que nos rodea.

A nosotros nos debe condicionar la ayuda de aquel que nos ha salvado, nos ha rescatado, su fidelidad, su poder, su gloria, eso es lo que cuenta.

El salmista dijo «Pon tu delicia en Jehová, y él te concederá todos los deseos de tu corazón».

En Dios uno tiene que visionar, uno tiene que aspirar, uno tiene que creer.

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Si Dios dice, se hace; si Dios ordena, se cumple; sus palabras son órdenes, nada de lo creado.

Nada de lo visible se queda impune, impávido, nada de lo creado se queda estático, cuando él da orden, habla a las montañas y tiemblan.

Querido hermano llegó el momento de poseer, de ubicarse, de vivir la realidad, de sentir que las promesas de Dios son reales.

Muchas cosas imposibles sólo están en tu mente, antes que en la realidad, antes que en las circunstancias propias que te rodean.

Te invitamos a que amplíes sobre este tema, con la siguiente enseñanza, sabemos que será de mucha bendición para ti.

Pastor: Edgar Quintero

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