Hay un Jonás prototipo del cristiano

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Hay un Jonás

Hay un Jonás que es el prototipo del cristiano que no entiende, que no ha conocido para qué Dios lo ha llamado y ni siquiera entiende dónde es que está parado, de dónde viene, dónde está, ni para dónde va.

Está totalmente desubicado y que bueno, que con la ayuda del Señor nos ubiquemos.

Jonás en vez de salir a cumplir la orden como esos hermanos que se van, el hombre tomó otra dirección.

Se levantó para huir de la presencia de Jehová e irse a Tarsis, el punto más distante de la geografía conocido en ese tiempo.

Como hablar nosotros de la Patagonia, allá en el Polo Sur.

Él dijo: “Me voy a la parte más lejana, quiero huir de Dios”, pero el llamado al servicio es una voz que nos perseguirá a donde nos vayamos.

Tienes que predicar, no trates de huir, te puedes tratar de esconder porque esa voz te perseguirá.

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El llamado es interno, en el corazón, es como un fuego ardiente que quema.

Puedes tratar de esconderte detrás de tu trabajo, de tu universidad, de tus compromisos, de tus muchos asuntos por atender, pero la voz del llamado te va a perseguir.

Lo mejor que puedes hacer es dar la cara a Dios y decirle como los grandes hombres:

¡Aquí estoy señor! ¿Qué quieres que yo haga? ¿En qué puedo servir en tu obra?

Señor, soy un pobre humano lleno de limitaciones de debilidades, son más los defectos que las bondades hay en mí, pero Señor si de algo te sirvo estoy en tus manos, no tengo muchas capacidades, pero tú me las puedes dar”.

Cuando hay una persona que permite que Dios trate con ella, Dios la toma en sus manos y la moldea, la perfecciona, comienza a darle forma.

Hasta que adquiere una medida y da un punto; Dios hace de esa persona una obra de arte.

Y Dios se deleita y se goza en la obra de sus manos y lo pone a servir, cuando Dios pone a servir a una persona el diablo tiembla, pero cuando hay alguien que se sale de las manos de Dios, se revela y el diablo se ríe.

Y Jonás compró el tiquete para irse Tarsis, lejos de la presencia de Dios, que iluso.

¿Se podrá huir de la presencia de Dios? Estaba tan desubicado que no tenía claro en ese momento que es imposible huir de su presencia.

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Para servirle al Señor hay unas condiciones:

  1. “Niéguese así mismo, ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”, renuncio a mis intereses personales, primero antepongo los intereses de Dios.

Lo primero es ir por todo el mundo predicar el evangelio a toda criatura. Por encima de la voluntad de Dios no vive nadie, él es soberano, Señor de Señores, Rey de reyes.

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Cuando él dice: “Esta persona me sirve para que me sirva”, él lo perfecciona, pero ¡ay! de usted que trate de huir de ese llamado.

Pero Jonás dijo: “Prefiero huir que ir a Nínive donde hay impíos que seguramente se van a burlar de mi mensaje”; le importaba más su prestigio como profeta que la salvación de aquellas almas.

Y se embarcó en esa nave y dice la Biblia: “Pero Jehová hizo levantar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave, Dios se enojó con Jonás”.

Hay hermanos con los cuales Dios está enojado y dura cosa es caer en mano del Dios vivo. El hombre que es llamado a servir sino sirve todas las puertas se le cierran.

Evítese problemas, dificultades y póngase en las manos de Dios.

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Dios no nos ha llamado a su iglesia para que caliente banca, Dios nos ha llamado para que le sirvamos.

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Y hubo en el mar una tempestad tan grande y los marineros tuvieron miedo y cada uno clamaba a su Dios y echaron al mar los enceres que había en la nave para descargarlo.

Pero Jonás había bajado al interior de la nave y se había echado a dormir.

Allá afuera hay una tormenta que despedaza al mundo y tú que estas durmiendo: “Despiértate, levántate”.

Hay anuncios de guerras, conflictos, tragedias, hambre por todas partes, pestes y dicen: “No, ya yo soy salvo, que se defiendan como puedan”.

El mundo muere por falta de una medicina que solamente tú la tienes.

Y mientras afuera hay unos marineros asustados porque hay una tempestad, Dios está furioso con un hombre, pero las consecuencias las están sufriendo muchos y Jonás está durmiendo en un sueño profundo.

Un hombre cuando se sale de las manos de Dios es un ser insensible, no tiene conciencia.

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Que tristeza una iglesia dormida, la iglesia de Jesucristo sabe el papel que Cristo le ha encargado.

Tiene que venir un inconverso para despertarlo, ese hombre iba dirigido por Dios, es como si Dios hubiese dicho: “Mira, tú representas al mundo y ese que duerme representa a los hijos del reino”.

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Dígale al Señor: ¡sacúdeme!

La Biblia dice, que echaron suertes para saber por quién había venido la tempestad y Dios señaló a Jonás, lo arrojaron al mar y ya Dios tenía un monstro del mar, lo tragó y duró 3 días y 3 noches.

Y cuando los jugos gástricos de ese enorme pez estaban desasiendo la piel de Jonás y sintió que se le iba el aire, la vida, entonces dijo:

“Cuando sentí que mi alma desfallecía dentro de mí, me acordé de Jehová y mi oración llegó hasta su santo templo”.

Y Dios le ordenó al pez y lo vomitó y Jonás quedó convertido en un vómito, hasta allá tuvo que reducirlo Dios.

Dios necesita hombres y mujeres que se pongan en sus manos y se dejen moldear.

¡Déjate sacudir!

Por: Vicente Arango

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