La apariencia de un líder

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La apariencia de un líder

Cuando hablamos de apariencia, no es la de aparentar; hablamos de la apariencia que otros ven y la que en realidad tenemos. Hoy hablaremos sobre: «La apariencia de un líder».

A veces creemos que para ser presidentes de jóvenes, se necesita tener cara de presidente de jóvenes y eso no es así.

A cada rato las personas nos dicen: «Tienes cara de evangélico», y por eso da risa esa gente que en la universidad quieren aparentar no ser evangélicos, y dicen:

“No, la evangélica es mi mamá”, pero tienen una cara de «coro celestial» que no pueden con ella.

El día que viniste al Señor, ese día quedaste etiquetado, marcado, una marca que no se te puede quitar, y la gente te va a decir:

“Hablas como ellos” “caminas como ellos” “te ves como ellos”.

Porque el que anda con Jesús, empieza a oler a Jesús, a verse como Jesús, a hablar como Jesús, a tener la apariencia de un líder.

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¿Sabe qué sucedía con el pueblo de Israel?

Hay una expresión que se repite muchas veces en la Biblia “y el pueblo volvió a pecar, y se fueron tras los ídolos, volvieron a hacer lo malo”.

Y cada vez que sucedía eso el pueblo era esclavizado, porque si hay algo que el Señor odia es que lo cambiemos a él.

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Hombres sin apariencia

En la Biblia encontramos muchos jueces, donde el último fue Samuel, algunos de estos desde temprana edad tuvieron renombre, apariencia de juez y a algunos, Dios los dotó de una fuerza sobrenatural.

Pero hubo un líder llamado Aof, cuando hablamos de esta historia, la biblia dice: “y el Señor les levantó un libertador”.

Pero muestra un tremendo adjetivo de él, del cual podemos aprender.

Dice la Palabra del Señor «aquel hombre era surdo» y eso era un problema, porque un surdo no podía ser soldado del ejército de Israel.

La gente decía varias cosas del surdo pero nos vamos a dar cuenta que eso no era verdad.

Decían, que el surdo no podía esgrimir la espada bien, así que ni siquiera le daban la oportunidad de ensayar, el surdo no tenía apariencia, era tenido como menos.

Y más terrible aun, en el pueblo de Israel habían dos clases de personas que se rechazaban para un matrimonio y entre ellos estaba el surdo porque decían que era estéril.

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Pero la Palabra de Dios nos muestra esto no para que nos fijemos en la parte del surdo.

Sino para que nos fijemos que Dios capacita al hombre, para que haga un oficio para el cual él lo ha escogido.

Cuántas veces hemos escuchado decir a muchos “de presidente de jóvenes, yo no puedo” “ni siquiera de vocal” “no sirvo para eso”.

Mejor que de entrada pienses que no sirves, para que al final te des cuenta que la gloria se la va a llevar el Señor.

Cuando te vean parado en un lugar invocando el nombre de Cristo, impactando gentes, capacitando jóvenes para la gloria del Señor.

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Hombres con apariencia

La palabra del Señor hace referencia a dos personajes, uno tenía pinta de rey, grande de estatura, por fuera con cuerpo de león.

Por dentro con cuerpo de gallina, porque no pudo salir a enfrentarse a Goliat cuando este retaba al pueblo.

Y el otro, pastor de ovejas, de humilde apariencia, el más pequeño, al que no tenían en cuenta.

Porque hay personas que pasan de incógnito en medio nuestro, pero en su interior llevaba la apariencia de un líder.

A veces nos fijamos al que le queda bien la corbata, el Señor está mirando detrás de la corbata y de la ropa.

David con cara de corderito, pero había que ver el león que rugía por dentro, nos hace acordar de uno que fue a la cruz como cordero, y al tercer día se levantó como león.

Dice la Palabra que Samuel vierte el cuerno del aceite de la unción, y eso es lo que cambia las apariencias.

No juzgues porque sea bajito, negro, blanco, gordo, a la hora de la unción eso no importa.

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En los postreros días, dice Jehová, derramare de mi Espíritu sobre toda carne, eso es lo que termina marcando la diferencia.

Basta poner uno que no sirve para nada en las manos del que capacita, del que da poder, del que da autoridad.

Es cuestión de entender el proyecto de Dios con nosotros.

Todo el mundo esperaba al Mesías, al Dios manifestado en carne, al rey prometido, Isaías lo dice: “niño no es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro”.

Pero quien iba a creer que el principado iba a nacer en una pesebrera, oliendo a todo menos a nada bueno.

El apóstol Pablo le dice a los que sienten que ya no tienen los pies sobre la tierra “aterriza”; nadie se cae de la alfombra.

Todo el mundo se cae es de arriba y hay gente que cree que ya no camina sobre este mundo.

Medio le dan un carguito y ya se olvidan de los que están al lado de él, ya la mano se la da como a medias, ya mira con altivez, pero al altivo Dios lo mira de lejos.

Si se te subió mucho el título, aquí todo lo alto es bajado, y si tienes autoestima caída, aquí lo bajo se levanta, y si tienes una forma de ser tosca, aquí lo tosco es allanado y lo torcido se endereza.

Pastor: Carlos Alberto Murillo

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