La desobediencia

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La desobediencia

«El creyente que abandona la comunión con los santos, que rechaza la corrección de la palabra y que anda en desobediencia, corre peligro y este pone en riesgo los que andan a su alrededor». La desobediencia.

«Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos». Romanos 5:19.

La desobediencia es dejar de obedecer, ya sea voluntariamente o de forma inducida.

La que se lleva a cabo de forma voluntaria es grave, delicada, sin embargo, toda desobediencia es pecado.

Un ejemplo claro es Eva en el huerto, fue inducida a dudar y a desobedecer a Dios y el apóstol Pablo dice que no pecó Adán de la manera trasgresión.

Sino que fue la mujer la que transgredió.

La desobediencia tiene unos objetivos claros dentro del pueblo del Señor y son:

  • Atentar contra la comunión del pueblo del Señor, porque el pueblo del Señor es llamado a permanecer en comunión porque donde están los hermanos juntos y en armonía ahí se derrama la gracia de Dios y la bendición de Dios.

Y donde no hay comunión y hay división el Señor dijo: “Una casa divida no permanece”.

Entonces este ataque de la desobediencia atenta en primer lugar contra la comunión del pueblo del Señor, uno solo que desobedezca causa daño.

Cuando se desobedece voluntariamente se atenta en segundo lugar contra la autoridad que el Señor estableció, la desobediencia es negarse a obedecer.

Cuando se decide desobedecer voluntariamente, se está desafiando la autoridad de Dios y el enemigo está interesado en que el cristiano cometa este pecado.

Porque pierde la comunión y causa problemas al estado espiritual de la iglesia.

Además, enoja al Señor.

Cuando el cristiano empieza a desobedecer, va a culto, oye la palabra y no pone la palabra de Dios por obra, sino que sigue andando en sus propios caminos, puede ser bautizado.

Hasta tener cargo en la iglesia, pero si no anda de acuerdo a la palabra de Dios.

No está obedeciendo al Espíritu Santo y si no lo está obedeciendo, entonces está obedeciendo a otro.

En cambio, el que anda obediente a la palabra de Dios, no hay nada de qué condenarle, aunque peque tiene sensibilidad, se arrepiente y Dios lo declara inocente.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.

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La carne no quiere obedecer, pero ¿quién está mandando en la vida del creyente que voluntariamente decide no obedecer?

“En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”.

Está andando bajo la influencia de los demonios.

  • Cegar a los hijos de Dios, hace que, al cristiano, lo que antes le parecía importante ya no lo es, lo que antes le parecía hermoso, ya no lo es, ya ni siquiera a su salvador ve hermoso.

“En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.

No ve nada porque está ciego, porque decidió andar en tinieblas.

Pero el que anda obediente anda en luz, la luz del Señor le alumbra y le muestra lo malo que está haciendo y se corrige.

Hay un principio que es bueno tenerle en cuenta, aquellos que les gusta defender las causas perdidas, a veces nos parece injusto cuando se le llama la atención a alguien.

Entramos a meternos donde no cabemos y el que se pone andar con un desobediente.

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche”.

El que anda defendiendo al desobediente corre peligro, porque el desobediente pone en riesgo los que andan a su alrededor.

El único lugar donde podemos andar seguros es obedientes al amparo del altísimo.

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Por tanto, la desobediencia te lleva a que tu fe vaya menguando, porque Dios te dice cree y tú en desobediencia dices que no vas creer.

La desobediencia tiene solución y es “Con misericordia y verdad se corrige el pecado”.

Si el desobediente se quiere salvar tiene que corregir su caminar.

Tiene que aceptar su responsabilidad, venir delante de su Señor y hablar con la verdad, porque Dios ama la verdad en lo íntimo.

No te tienes que preocupar si el Señor te corrige o te azota, porque si el Señor te azota, aunque te duela debes sentirte privilegiado.

Porque si te corrige es porque te está tratando como a hijo y si no, preocúpate.

Para poder ser salvo hay que hacer lo que él dice, “El que creyere y fuere bautizado será salvo”.

La desobediencia llega a un estado crítico que se llama rebelión.

El primero que lo cometió se llamaba lucero de la mañana y llegó a convertirse en satanás.

Ese pecado está catalogado como pecado imperdonable, es ir en contra de la autoridad, es hacer lo que hizo Jonás.

Este pecado de la rebelión es el cuarto, que el creyente ojalá nunca en su vida llegue a dar.

Porque Dios ese pecado lo trata con crueldad, a él nadie lo engaña y él juzga con rectitud.

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El primer rey que hubo en Israel se llamaba Saúl y Dios le dio todo para que él triunfara.

Pero Saúl poco a poco decidió andar en su propia voluntad.

Luego Dios le dijo que fuera y peleara contra Amalec y Saúl no hizo lo que Dios le mandó.

Eso le constó el trono a Saúl y dice la Biblia que el profeta Samuel llega y lo reprende.

Y le dice: “¿Acaso se complace jehová en los sacrificios a que se le obedezca? por tanto Dios te ha desechado para que no sigas siendo rey, ha buscado uno mejor que tú, para que ocupe tu lugar”.

Hay dos caras de la rebelión:

  • Unos que se revelan voluntaria y abiertamente, eso es una rebelión total, una persona que ya se salió de la misericordia, el mismo desechó la gracia divina.
  • La rebelión de aquel que se aleja del Señor, que tiene conocimiento de la palabra, que tiene experiencia, que sabe la verdad y aun así por haberse descuidado, se aleja.

No obstante, por haber abandonado la verdad comienza hablar mal de la iglesia, del pastor y de los creyentes, tenga cuidado; es una persona que tiene el corazón dañado.

La presencia del Señor va sacando toda obra de las tinieblas de ese corazón a través de la palabra gloriosa, mientras está siendo restaurado, está siendo azotado y molido.

Esto para que sepa que el barro en las manos del alfarero termina siendo como el alfarero quiere, así le da la forma.

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“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones”   

“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”

¿Por qué se usa el término borrar?

Sencillamente porque pueda que el nombre de alguien alguna vez estuvo inscrito en el libro de la vida y sea borrado de allí y dice el Señor:

“El pecado de la rebelión puede hacer que usted sea borrado del libro de los redimidos”.

Si usted no atesora su fe, si la descuida, dejará de alcanzar las promesas del Señor, dejará de agradar al Señor.

Aunque hayas tenido cargos eso no te va a servir, aunque tengas amigos influyentes eso no te va a servir.

Porque la salvación es individual, solo tú decides si la guardas o la pierdes, si estás en la obediencia o no.

Por: Libardo Figueroa

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