La fe, convicción de lo que no se ve

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La fe

El tema que desarrollaremos hoy, es la fe, y nos basaremos en una historia muy conocida por todos.

“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Unos dijeron Juan el bautista, otros, Elías y otros, Jeremías”. 

Él les dijo: y vosotros, ¿quién decís que soy yo? respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás…”

“Porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, sobre esta roca edificaré mi iglesia; las puertas del hades no prevalecerán contra ella”.

“A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”.

Aquí encontramos la promesa del Señor Jesús de edificar su iglesia y lo dijo después que Pedro tuvo esta revelación e hizo esta declaración de fe.

Sabemos que la iglesia del Señor está edificada sobre él mismo.

Y las puertas del hades no prevalecerán contra ella. La palabra hades es sinónimo de sepulcro, sepultura.

David dice: “No dejarás mi alma en el hades ni permitirás que mi carne vea corrupción”, entonces el apóstol Pedro dice:

“Nosotros sabemos que David murió, ese seguro está ahí y ahí están sus huesos”, porque él sabía que de su descendencia según la carne vendría Cristo.

La iglesia está edificada sobre uno que el hades o las puertas del hades no lo pudieron detener.

Nosotros sabemos que Jesucristo es Dios manifestado en carne como fin último para realizar la redención.

La Biblia dice textualmente que la vida de la carne está en la sangre, Jesucristo derramó su sangre, murió por nosotros y fue sepultado pero no se quedó allí.

Antes se había dado el lujo de decir que en al tercer día se iba a levantar.

Pero para ganarle a la muerte primero hay que ganarle al pecado, porque la Biblia enseña que el aguijón de la muerte es el pecado.

Es decir, que lo que introdujo la muerte en el mundo fue el pecado.

Por ende, lo que impide que el hombre se levante para vida cuando muera es el pecado.

Entonces como Cristo venció la muerte, la muerte murió sin aguijón por eso la muerte no lo pudo detener.

“Y si aquel que se levantó de los muertos en Cristo Jesús, también vivirá”.

La iglesia esta edificada sobre uno que las puertas del hades no pudieron detenerlo y por eso esta iglesia sigue adelante.

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Los que recibimos a Cristo, él nos perdona los pecados y por eso somos libres y teniéndolo a él podemos vencer el pecado.

¿Qué significa perdón de pecados?

Significa quitar los pecados, erradicar los pecados, borrar los pecados y la demostración del perdón de los pecados es la liberación.

Esta es una iglesia que ya está libre del pecado, ahora le pertenece a Jesucristo que la compró con su sangre.

Y ella tiene una razón de ser en la tierra y es cumplir con una gran comisión que Jesucristo le mandó.

Porque Jesucristo después que se levantó a los 40 días dijo:

“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, ahora vayan a todas las naciones, anunciando el evangelio en el mundo”.

El evangelio es la gran noticia de que Jesucristo nos redimió, nosotros sabemos que el primer pecado introdujo la muerte en todo el mundo y aun a los que no habíamos nacido en ese tiempo.

Vea también: La fe y la lógica

Sin embargo, la muerte de Jesucristo hace más de mil años nos redimió a todos y por eso se predica el evangelio para decirle a la gente que ya estamos redimidos, que le pertenecemos a él.

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La historia bíblica registra que en los tres años de ministerio de Jesucristo se convirtieron como unos 500.

Pero en el día de pentecostés con un solo sermón de Pedro se convirtieron muchísimos más.

Para esto se necesita algo que es necesario y lo que es necesario nunca se puede pasar por alto para conseguir un fin.

El día de pentecostés lo primero que se necesitó para que la iglesia se empezara a formar fue la fe.

Cuando Pedro predicó su sermón dice la Biblia: “Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados y se añadieron aquel día como tres mil personas”.

Y como el creer se demuestra es por la obediencia porque la iglesia vive es por la fe, que “es la certeza de la que se espera y la convicción de lo que no se ve”.

Es decir, fe es creer algo que a uno le han dicho y que está seguro de ello, pero que no lo has visto.

En el evangelio la justicia de Dios se revela por fe, revelar es dar a conocer, se revela un misterio, algo que está escondido, algo secreto, o sea los secretos de Dios no los conocemos sino los creemos primero.

En el mundo el máximo tribunal de apelación es la vista, la gente dice, hasta que no veo, no lo creo, pero la gente no sabe que la vista se equivoca, todos los sentidos se equivocan, entonces la fe no tiene nada que ver con los sentidos.

La fe tiene su objeto porque no hay fe sin objeto “tened fe en Dios”.

El objeto de mi fe es Dios, como no hay fe sin objeto entonces la fe no es solamente la palabra o más bien el carácter de quien dice la palabra, por eso dice que la fe viene por el oír.

Porque la Biblia dice que el que invocare el nombre del Señor será salvo, pero cómo invocaran a aquel en quién no han creído y cómo creen en aquel de quien no han oído y cómo oirán sin haber quien les predique.

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¿A quién vamos a invocar para ser salvos?

A Dios, la fe es, en una palabra, usted lo invoca porque cree en él y que cree en él porque lo ha oído.

Así como un cartero no puede cambiar el contenido de la carta, un predicador no puede cambiar el contenido del mensaje para que pueda hacer efecto.

Cuando decimos que Jesucristo sana ¿quién está comprometido de sanarlo? el que dijo que lo sanaría.

La fe se demuestra en la obediencia, hay que creerle al único Dios, al omnipotente, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”, Efesios 2:8.

Es decir, tanto la salvación como la fe, ambas son de Dios.

Sabemos que la fe es el medio para recibir la gracia de Dios, la gracia es un regalo, pero para que un regalo llegue a su destino depende de la voluntad del destinatario.

Vea también: La fe y el amor

Se necesita creer que se lo están dando para recibirlo y resulta que el mismo Dios es el que nos capacita para que le creamos.

Cuando uno anda con Dios y lo conoce, sabe que Dios no falla y cumple lo que dice, entonces cuando se aparta, el diablo empieza a dañarle el oído y comienza a dudar de Dios, pero gracias a Dios que a pesar de la duda seguimos creyendo en él.

A veces la gente le echa la culpa a Dios y no piensa que la fe le falló, la fe es en algo que Dios me ha dicho, hay gente que tiene deseos de algo y le ponen hasta fecha y después dicen que le falló la fe.

Definitivamente nosotros andamos es por la fe

Por: German Villeros

 

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