La imagen de Dios

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La imagen de Dios

La identidad de Dios como tal era un misterio para la mente humana, sus diferentes manifestaciones teofánicas ocupaban un nombre pero la verdadera revelación divina era una incógnita. En el tema de hoy hablaremos sobre la imagen de Dios.

Por ello el profeta Isaías dice: “Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas” Isaías 45:15.

Al legislador Moisés se le dijo: “No verás mi rostro, porque no me verá hombre y vivirá”. Éxodo 33:20.

Estas escrituras y otras más nos muestran que la verdadera identidad del creador no se había dado a conocer hasta que Dios fue manifestado en carne, nacido de una mujer.

Él anduvo con sus discípulos varios meses e incluso, sus seguidores no lo conocían hasta que llegaron a Cesárea de Filipo.

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Donde el padre le reveló a Pedro quien es verdaderamente, Jesús, “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.

En este pasaje vemos que el Padre está revelando al hijo. Y en Juan 14:9-10 vemos que el hijo está revelando al padre.

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Ahora bien, teniendo en cuenta tales episodios, se cree que algunas afirmaciones expuestas se da como base en el encarcelamiento del apóstol San Pablo en Roma en el año 62 al 64.

En donde se presume que allí fue escrita la carta a los Colosenses con el tema “Jesucristo como cabeza de la iglesia”.

La imagen de Dios

Esta es una epístola única del Nuevo Testamento que enfoca la identidad del padre en la persona de Jesucristo, en su señorío, en su poder y en sus acciones.

También nos presenta una revelación de la gloria de Jesús como el unigénito del padre, lleno de gracia y de verdad, así como se evidencia en el monte de la transfiguración.

Aunque esta es una epístola muy corta contiene unas revelaciones grandes acerca de la persona y la gloria total de Jesús.

Inicialmente podemos describir que la ciudad de Colosa quedaba geográficamente en el Asia Menor.

Considerada una ciudad turística muy importante y a su vez bañada por muchas doctrinas erróneas.

Las cuales trataba de influenciar a los creyentes por medio de herejías, las cuales solían poner en poco la personalidad de Jesucristo y pasarlo a un segundo plano.

Inmerso a la posición geográfica podemos resaltar que la cultura de los Colosenses, llegó a ser una cultura fusionada entre judíos, griegos y romanos.

Los cuales aportaban cada uno de sus credos; los Judíos aportaron partes de sus rituales como fiestas solemnes, días de reposos, etc.

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Los griegos aportaron sabiduría y ciencia, los romanos aportaron las creencias de adorar seres celestiales como semidioses, imágenes, ángeles.

Que supuestamente hacían parte de la creación y a su vez a las potestades superiores terrestres como reyes, emperadores, monarcas y filósofos.

En ese lugar había tantos rituales que querían empañar la creencia de los cristianos, en el ámbito gubernamental tenían al emperador “Augusto Cesar”, como un Dios.

Y era venerado por toda el Asia Menor, a través de una moneda, quien a vez, tenía implantada su imagen.

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Se ha comentado que el pastor Epafras, era un consiervo de San Pablo, fue quien abrió esta obra en Colosa.

Y el apóstol reconoce cuya labor y a su vez se asocia en la oración por estos creyentes para que sean llenos de todo el conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.

Es decir, Pablo usa términos griegos para que sean entendido en la parte espiritual, ya que éste, es el ángulo negativo de los elenitas.

También usa términos romanos como éste: “Llevando fruto en toda buena obra”, siendo que el romano quiere vivir por las obras para ser salvos; y el cristianismo primero es salvo y luego usa las obras.

San Pablo, primero presenta la salvación cuando dice: “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, y luego las obras”.

Inmediatamente, usa pensamientos Judíos como promesas de los padres, “con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz”.

Prosigue con ideas imperiales: “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”.

Y termina con doctrinas cristianas: “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecado”.

La política del misionero, es usar las herramientas proporcionadas por la misma cultura o ambiente.

Como una transferencia del mundo secular al mundo espiritual y por medio de este método, conocido en pedagogía.

Como “escuela nueva” poder explorar las grandes riquezas del conocimiento que han servido para nuestro tiempo.

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La habilidad soberana del emperador, Augusto Cesar, fue la trasmitología de su imagen que fue reproducida e incorporada dentro de la moneda oficial, la cual representaba al mismo emperador.

Y por ello tenía que recorrer a todo su imperio, y a su vez, era venerada de todos los habitantes de la península del Asía Menor.

Los elementos escriturales basados en el conocimiento, tanto de los judíos.

Como los griegos y los romanos es que todo tiene un principio, una continuidad y un fin.

En filosofía se conoce como el “ser”, el “Monser”.

Todos los que ocupan el álbum ideológico en Grecia, tuvo un principio.

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Igualmente, en Israel todo monarca tuvo un nacimiento; como en Roma todo emperador tuvo un comienzo.

Esta cultura multifacética aspiraba afectar la doctrina de la unicidad en Jesús.

Los griegos querían tener a Jesús como un sabio relevante.

Como cualquiera de sus contemporáneos; los romanos tenían su imperio distinguido por la impresión de la estampa de la apariencia de su imagen del César.

Según ellos, el gobierno de Jesucristo era momentáneo, inestable e inseguro y para los religiosos judíos-romanos.

Jesús era catalogado como un querubín de alto rango, en las esferas celestiales para ciertas épocas.

Quien a su vez, no podía tener accesos con los mortales.

Esta doctrina judaizantes imperialista, virtualmente se imaginaban, para que Jesucristo tuviera acceso con los humanos, era necesario crear una procesión de ángeles por jerarquías.

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Desde las esferas celestiales hacia a los mortales; estos seres angelicales de vaga escala tomarían las peticiones de cada individuo cristiano, para pasársela a otros y de este modo llegar a Jesús.

En este sentido, se puede considerar que los hombres religiosos por agradecimientos a estos seres angelicales le brindaban sumisión, sometimiento y cultos voluntarios.

«Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal”. Colosenses 2:18.

Ahora bien, la estrategia que San Pablo aplica para destruir todo este andamiaje de falsas creencias.

Se solidifica en el uso de ciertos principios epistemológicos de ellos mismos.

Para declararle no solamente a los habitantes de Colosa.

Sino a los del Asía y porque no decir a los de todo el mundo.

Que Jesucristo existió como Dios antes de ser manifestado en Carne.

Cuya manifestación de carne con todos sus acciones es la imagen misma de la sustancia del Dios invisible.

Para sustentar esta verdad absoluta, el apóstol agrega.

«Que en Él, (Jesucristo) fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles;

Sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él, y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten». Colosenses 1:12-17.

Jesucristo no trajo implantada la imagen de Dios como la moneda del César; sino que Jesucristo es la imagen visible misma de la sustancia del Dios invisible.

Por ello, el que ve al hijo, sencillamente está viendo al padre; y porque no decir que el que habla con el hijo está hablando con el padre.

San Agustín de Hipona, en unos de sus escritos deuterocanónicos, explicó: «Que la misma vida se había manifestado en carne”.

Para que pudiera ser tocada por las manos del hombre.

Y esta manifestación comenzó a ser carne desde el momento cuando se encarnó en el seno de María.

San Juan el teólogo, escribiendo su monografía canónica, que a su vez lleva su nombre.

Aparentemente trazada en el año 90 de nuestra era, habla de la procedencia de Jesucristo.

Que cuando no existía nada físico, el verbo invisible circulaba por sí mismo y luego cuando todo llegó a existir.

Fue hecho carne, y habitó entre los humanos.

Vi su gloria tal cual como la del unigénito del Padre.

Nuevamente este teólogo, en otras de sus erudiciones escribió que este Jesucristo, es el verdadero Dios y la vida eterna.

Aludiendo a todas estas afirmaciones, se puede inferir que todo aquel que lee los evangelios y las cartas apostólicas encontrará que en la persona de Jesús.

En su carácter, en su poder, en su gloria, en sus homilías, en sus enseñanzas, son perfectas sin reproche alguno, son sin comparaciones a ningún ser humano.

Porque éstas son propiedades que pertenecen exclusivamente al creador Dios.

El apóstol San Pablo fue el apóstol que recibió más revelaciones de la cristología en todos sus ámbitos ya que presenta a Jesucristo con un reino absoluto, estable y sólido.

En el cual fuimos trasladados y no como lo expresaban los del Asía Menor.

Recordemos que estamos hablando sobre el tema «La imagen de Dios».

«El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. Colosenses 1:13.

En la parte doctrinal no necesitamos acudir a ningún ser celestial para adquirir el perdón de pecados.

Ya que en su manifestación en carne por medio del sacrificio en la cruz del calvario, tuvimos redención por su sangre, el perdón de pecados. Colosenses 1:14.

Amigo lector, comentan los traductores del griego, que el término “KATOIKÉO”, aplicado al pasaje donde dice “Porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente”.

Esto quiere decir, que toda la plenitud, la integridad, la totalidad de Dios estaba en Cristo; esto indica que, Jesús es Dios completo, absoluto y total.

Así mismo es Dios manifestado en carne.

Se llamó:

  • Jesucristo, el cual es Dios, eternamente y para siempre.

La carta a los Filipenses, dice: “Haya, pues, en vosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual “siendo en forma de Dios”; Jesús existía en “forma de Dios”, porque Él es el Padre Eterno. Isaías 9:6.

Al venir al mundo de los humanos, vino con la imagen del padre eterno, con la cual se dio a conocer. 2. Corintios 4:4.

Al nacer de una mujer, nació en forma de hombre, porque él es hombre, ciento por ciento.

Jesucristo tiene forma de Dios, porque él es el Dios verdadero, ciento por ciento.

Cuya forma y plenitud de Dios estuvo habitando tras el velo de carne. Hebreos 10:20.

San Juan le dio el toque final, Jesucristo es el verdadero Dios y la vida eterna. 1 Juan 5:20.

Así que aunque nadie ha visto al Dios invisible, la manifestación de Dios en Carne llamada Jesucristo lo ha dado a conocer. San Juan 1:18.

Estimado lector, considere a bien en escribirme si en algún momento posee dudas al respecto o si desea extender ideas de algún aparte del texto.

Copyright y engrosado por el pastor
York Anthony Shalom
Licenciado en Sagrada Teología
Magister en Divinidades Teológicas
jorgesalomserpa@hotmail.com

Por: York Anthony Shalom

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