La justificación

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La justificación

La carta a los Romanos es la carta donde se revela la justicia de Dios o justificación, comienza identificando ese propósito, diciendo: “Porque en el evangelio se revela la justicia de Dios por fe y para fe, para que como está escrito: el justo por la fe vivirá”.

¡Fe en la justicia de Dios!

Es muy fácil entender que el evangelio es la manifestación del amor de Dios y su gracia.

Pero el apóstol Pablo escribió once capítulos en esta carta, para explicarnos y enseñarnos cómo la justicia de Dios se ha manifestado al hombre.

A fin de que el hombre eche mano de esa justicia y tire de sí su propia justicia, para ser justificado y para vivir por la fe en la justicia de Dios y no en la propia.

Porque nuestras justicias, dice el profeta Isaías, son como trapo de inmundicia, por eso el evangelio revela la justicia de Dios.

Las epístolas fueron escritas a la iglesia, a los cristianos; todas las epístolas tienen su fondo histórico en el libro de los Hechos.

Pero en los evangelios están las enseñanzas de Jesús, los mandamientos de Jesús y las promesas de Jesús.

Vea también: La justificación y la gracia

En los Hechos está el cumplimiento, es decir, los apóstoles obedeciendo el mandato y cumpliéndose esas promesas, como la de recibir el Espíritu Santo o de las sanidades.

En las epístolas está la enseñanza a las iglesias, están las doctrinas cristianas; no está en el Antiguo Testamento y ni siquiera en los evangelios, sino en las epístolas.

Los primeros diecisiete versículos del capítulo uno de Romanos, son la presentación del evangelio; del verso dieciocho hasta el treinta y dos está la caída del hombre, desconociendo a su creador.

Ahí está la degeneración del hombre; dice: “No quisieron conocer a Dios por la creación, Dios los entregó a una mente depravada, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible, por la semejanza de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”.

Esa es la condición del hombre desde el principio.

El capítulo dos, es el juicio de Dios contra esa condición, contra el pecado del hombre, en el capítulo tres.

El juicio de Dios contra Israel, que conocía a Dios porque tenía la ley, tenía a los profetas, pero también hacían líos mismos pecados de los gentiles.

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Ya el versículo nueve del capítulo tres es una conclusión, dice:

“Ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado; como está escrito: justo no hay ni uno, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios”.

Esa es la suma del juicio de Dios.

Pero más adelante dice: “Ahora, después de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él”.

Continúa diciendo: “Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, todos están destituidos de la gloria de Dios”.

En ese montón nacimos todos y ahí estábamos todos, ese es un todo absoluto “Por cuanto todos pecaron, todos están destituidos de la gloria de Dios”.

Pero aquí viene el remedio: “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.

Vea también: La justificación como doctrina fundamental

¿Qué es justificar?

Es declarar inocente a una persona.

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La justificación.

Fijémonos que todos estábamos en un mismo montón, judíos y gentiles.

“Por cuanto todos pecaron, todos están destituidos de la gloria de Dios”, no importa en qué hogar hayamos nacido, en ese montón estuvimos todos.

¿En virtud de qué fuimos justificados?

La respuesta es sencilla, siendo justificados gratuitamente por su gracia, porque la gracia es la que salva, todo el mundo goza de la misericordia, pero sin gracia nadie se salvará.

“Siendo justificados gratuitamente por su gracia” ¿cómo? mediante la redención, que es en Cristo Jesús, mediante el calvario”.

Redentor es el que liberta a alguien, mediante el pago de un precio, nosotros éramos cautivos, nacimos hipotecados, en la prendería de satanás, éramos la presa y el botín del diablo.

Pero siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.

A quien él puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia en este tiempo.

Vea también: La justificación de nuestros pecados

Todo esto a fin de que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús

Solo Jesús puede declarar inocente al culpable, porque solo él llevó nuestros pecados en su cuerpo.

Solo él sufrió el castigo nuestro, solo él pagó nuestras culpas y solo por sus heridas nosotros hemos sido curados.

¡Somos resultado de la justificación!

Por: Eliseo Duarte

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