La justificación como doctrina fundamental
Las doctrinas son las bases de la iglesia del Señor; si no hay un buen fundamento, esta casa se cae, pero gracias al Señor nosotros tenemos buenos fundamentos. Hoy hablaremos sobre: «La justificación como doctrina fundamental».
Estamos edificados bajo el fundamento de los apóstoles y profetas; nuestro cimiento está fundamentado en la roca inconmovible, y la roca inconmovible se llama Cristo.
Así que es importante hablar de lo que es doctrina fundamental.
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¿Qué es la justificación?
En palabras cortas «Es el acto por el cual el Señor nos hace inocentes».
Cualquiera diría “De qué soy culpable si no he hecho nada”.
Pero fijémonos que en la Biblia dice, «Así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron».
Hay un refrán que dice: «Los padres se comieron las uvas y los hijos sufrieron la dentera».
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El problema nos llegó a nosotros sin tener culpabilidad de eso; nosotros somos acreedores o herederos de un pecado que se dio a conocer hace mucho tiempo atrás.
Nosotros heredamos el pecado de Adán, y como heredamos el pecado, la muerte nos cobijó a nosotros.
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El hombre no fue creado para morir, Dios creó a nuestros primeros padres «santos», ¿Qué pecado o maldad iba a haber en ellos?
Se podía vivir por la eternidad, libre del pecado, libre de la maldad, sin pensamientos malos.
Estamos hablando sobre La justificación como doctrina fundamental.
El pecado trajo todo esto en consecuencia, y a raíz de esto, el hombre fue destituido de la gloria de Señor.
El hombre es condenado a muerte, había un veredicto que teníamos en nuestras vidas, un veredicto que por la misericordia de Dios, él tomó ese edicto en sus manos y lo volvió pedazos.
Nosotros tenemos que reconocer que tenemos una marca latente en nuestras vidas, que es pecado.
Sabemos que el pecado nos aleja de la presencia de Dios, porque Dios y el pecado no tienen compatibilidad, Dios se la va es con los santos.
La justificación se refiere a la relación del creyente con Dios, en razón de la justicia que le acredita.
Dios declara justo a los pecadores, no porque seamos justos, aquí ninguno de nosotros en nuestra vida pasada era justo.
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Nuestras obras nunca nos pueden justificar, no hay una cosa que le guste más a Dios que el reconocimiento de que somos pecadores, y que necesitamos 100% de él, eso es lo que le encanta al Señor.
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No es que el hombre se haga justo, sino que Dios hace justicia, él mismo nos hizo justos a través de su sacrificio.
Había una condena total para nosotros, estábamos condenados a muerte, teníamos un veredicto de muerte impregnado en el corazón y la muerte no tenía remedio.
La muerte no tenía absolución, la muerte fue lo que Dios se ideó por causa del pecado.
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La muerte nos cobijó a todos, seamos bonitos, feos, flacos, gorditos, la muerte llega a todos los hombres, por cuanto todos pecamos.
¿De qué manera se podía justificar esto?
Sí, había un veredicto que no podía ser quitado, pero Dios se ideó la manera por el cual el hombre podía ser justificado, o sea, por el cual el hombre podía ser declarado inocente.
¿De qué manera lo hizo?
Todos sabemos que en la antigüedad, sin derramamiento de sangre no había remisión de pecados, o sea, no había perdón de pecados, entonces él tomó la decisión de sacrificarse.
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Sabemos que la ley es así, pero la justicia o la justificación no se dio en la ley, porque si se hubiese dado en la ley ¿De qué serviría el sacrificio de Cristo?
Más bien, Dios le pone el punto final a la ley, a través de nuestra justificación.
Te invitamos a que veas la siguiente enseñanza y amplíes más sobre este tema; «La justificación como doctrina fundamental».
Pastor: Jailson Navarro
