Las ofrendas

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Las ofrendas

Sin duda alguna la primera vez que llegamos al Señor estábamos desnudos y él nos vistió, siempre debemos tener presente que lo que somos y tenemos es obra absoluta de Dios. Hoy hablaremos un tema muy importante y es “Las ofrendas”.

En ocasiones traspasamos la gloria del creador a la creación, y desde siempre la humanidad se ha visto en ese papel, “…adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador…” Romanos 1:25.

Debemos comprender que es él quien merece toda gloria y que somos solo barro, la gloria de un instrumento esta en que se deje usar por la mano del maestro, somos vasijas y la gloria es de quien usa esa vasija.

Entendamos que, aun siendo no merecedores, Jesús se place en usarnos e indiscutiblemente la gloria solo a él le pertenece.

De alguna manera el ser humano muchas veces cae en el error de querer y reclamar una gloria que no es suya y es fundamental saber que quien hable por inspiración de Dios no tiene gloria, por el contrario, la obra es del Espíritu Santo.

Claramente nada somos, nada tenemos, nada hemos traído y lo que lleguemos a ser solo es por misericordia y amor, es un regalo.

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Nosotros nos ofrecemos a Dios y él habla por medio de nosotros, es preciso mencionar que existen varios tipos de ofrendas:

Tipos de ofrendas

  • Ofrendas de olor grato
  • Ofrendas por el pecado

Ofrendas de olor grato

Las ofrendas que son de olor grato, exclusivamente para deleitar al Señor y si de verdad queremos ser adoradores debemos comprender esto.

La verdadera adoración proviene de un ser humano que entiende quien es Jesús, cual es el significado de la cruz del calvario.

Una adoración verdadera viene de quien entiende que son las ofrendas, indudablemente viene de quien Jesús se le ha metido en el alma y comprende que es el único merecedor.

Quien da todo por él, lo coloca como primero en su vida y lo reconoce como su único Dios, rinde ofrendas que son de olor grato.

Quien para entrar en adoración debe estar en un templo y rodeado de más personas, no tiene claro que es la adoración, no sabe adorar, quien necesita música o instrumentos musicales para brindar alabanzas a Dios, desconoce que es una ofrenda de olor grato.

Le adoramos porque hemos conocido su verdad y ese es el fruto de las ofrendas de paz, esa adoración continua que brindamos porque somos libres, cuando le hemos reconocido y sabemos que es quien merece la exaltación.

Las ofrendas de olor grato son totalmente voluntarias y conmueven el corazón de Dios, pero hay dos ofrendas que no son voluntarias y esas son:

la ofrenda por el pecado Y la ofrenda de la expiación.

Estas son ofrendas obligatorias.

La ofrenda por el pecado

Esta ofrenda fue instituida después de la ley y era una ofrenda debido a faltas cometidas por ignorancia.

El pecado es pecado aun cuando no se es consciente o se desconoce que lo que se está cometiendo está mal, el ignorar alguna falta no hace más pequeño el pecado.

La Biblia enseña que la ofrenda por el pecado, estaba diseñada para cubrir esa ignorancia por lo cometido, se refiere no a una falta al prójimo sino una ofensa directamente a Dios.

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Muchas veces al tener un mal pensamiento no estamos haciendo daño a nuestro entorno, pero un mal pensamiento es un pecado contra Dios.

“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos”. Salmos 19:12.

Al saber que la paga del pecado es muerte, el cordero quien era la ofrenda por el pecado, debía morir, no había otra manera. Las ofrendas hacían expiación por el pecado cometido y el sacrificio era suficiente.

El pecador debía traer el cordero en sacrificio, ponía sus manos en la cabeza del animal y este cargaba el pecado del hombre.

Así era la manera en que lo hacían anteriormente por esos pecados que ignoraban haber cometido.

Ya no somos salvos por cumplir la ley, el día en que Cristo murió fue derramada la gracia para todos por igual.

El cordero es Cristo que murió por nuestros pecados, pagando por todas nuestras faltas en la cruz del calvario.

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. 2 corintios 5:21.

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Sin ser culpable, siendo limpio y sin haber conocido error, se entregó por amor. Nosotros somos en este mundo la proclamación tangible de la misericordia y justicia de Dios.

El ser humano al arrepentirse pasa todos sus pecados a ese cordero porque él ya los pagó.

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados…” Isaías 53:5, y somos hoy libres por su gracia.

Aun siendo pecadores Jesús no se avergüenza de nosotros, sino que nos ve con amor, como un buen pastor y siendo inmerecedores nos llama, nos cura y nos sostiene.

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Es grande lo que sucede en nosotros al pensar en el pecado, porque en ese momento comprendemos lo bueno que es Dios y como su gracia sobre abunda, su sangre nos limpia, nos levanta y camina con nosotros.

Él pagó por los pecados de todos, así que no vale la pena retroceder, ni mirar atrás, ni volver de donde Dios nos sacó, ¿para qué? si ya quito toda culpa, carga y pena.

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Esto mismo nos lleva a entender que de ninguna manera podemos creernos jueces aquí en la tierra.

No podemos juzgar a aquel que se equivocó, sino por el contrario, reconocer que todos somos pecadores.

La aceptación de cada uno de nosotros ante Dios es la misma, el sacrificio en la cruz fue suficiente para que todos podamos ser salvos, el hizo suficiente provisión para cada ser humano.

Hoy somos santos porque él nos cubrió de santidad, así que las ofrendas que rindamos deben ser de olor grato porque no estamos cubiertos con nuestra bondad.

Sino con la divinidad de Cristo Jesús nuestro salvador.

Pastor: Álvaro Torres

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