Debemos ser muy amado por Dios

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Debemos ser muy amado por Dios

Una cosa es ser amado y otra cosa es ser muy amado, ahí entendemos que Dios si tiene «una rosca», ¿Queremos ser de la rosca de Dios?

Recordemos que lo único malo de la rosca es no estar en ella.

Hay un texto en la Biblia que llama mucho la atención, este texto habla de Daniel, el mismo que echaron al foso de los leones.

Dicen las escrituras que Daniel, quien era muy amado por Dios, propuso en su corazón buscarle por una petición que tenía.

Pero lo que nos sorprende, es que veintiún días estuvo orando, y a los veintiún días llega un ángel.

Un ángel como que un poco apurado y lo que sorprende es la salutación, le dice “Daniel, varón muy amado”.

¿Por qué dice la Biblia “A Esaú aborrecí, y a Jacob amé”? y no es que Dios aborrezca a nadie, ahí quiere decir “Amé menos”.

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Miremos lo que le dice el ángel a Daniel “Usted es varón muy amado” o sea, usted en el cielo tiene puntos con el todopoderoso.

A veces queremos ganar muchos puntos aquí en la tierra, y que hablen de nosotros aquí, sin preguntarnos ¿Qué dirán de nosotros allá en el cielo?

Y el ángel le explicó a Daniel el porqué de la demora; que un ángel nos traiga explicaciones, se necesita tener mucho peso en Dios.

El ángel llega como pidiéndole excusas, le dice “Daniel, desde que propusiste en tu corazón a orar, los cielos se movieron inmediatamente, o sea, la voz suya Daniel es reconocida”.

Parece ser que los ángeles le estaban alabando, y cuando Daniel se arrodilló a orar el Señor les dijo a los ángeles “Cállense, que esa es la voz de Daniel mi siervo”.

Conocían la voz de Daniel allá arriba, y como que Dios se apura y dice “Oh, ese es Daniel que me está pidiendo algo” y mandó un ángel y dijo “llévenle a Daniel lo que ha pedido”, eso es mucho amor por alguien.

¡Queremos que nos amen así, queremos ser de los muy amados!

Hay gente que pide y pide y nada, pero también hay gente que Dios se afana por darles.

A estas alturas se necesitan hombres y mujeres que muevan allá arriba, que cuando hablen con Dios allá arriba se empiece a gestar algo.

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Que cuando clamen a Dios los cielos se conmuevan, que Dios responda las peticiones de inmediato.

Muchas veces no movemos a Dios en nuestras oraciones, por falta de conocimiento.

  • Una cosa es que testifiquemos de Dios y otra que Dios testifique de nosotros.
  • Una cosa es que nosotros hablemos de Dios, y otra es que Dios hable de nosotros.

Dios dijo de David que era conforme a su corazón.

Y dice la Biblia que murió David, murió Salomón, murió Roboam, y llevaba muchos años de haberse muerto David, y Dios iba a castigar a un tataranieto de David que hizo lo malo ante Jehová.

Pero llega un momento en que se acuerda que ese era tataranieto de David y decide tener misericordia por amor a su siervo David.

O sea que si tenemos un familiar en los Estados Unidos, Japón o en la China, que esté pasando por un peligro, estemos tranquilos que Dios lo guarda porque es nuestro familiar.

Moisés, un hombre con errores, muchas faltas, y María dijo “qué va, este Moisés se cree el más, el líder, es un orgulloso, un altivo” y Dios se enojó, y Moisés ni cuenta se dio.

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Hay gente que Dios no quiere fiesta con ellos y no deja que se los toquen, porque son de la rosca de él.

Son muy amados por él, así que tenga cuidado con quien se mete, porque puede ser de los consentidos de Dios.

Se le presentó Dios a María y le dijo “Vea, no sea abusiva, y atrevida; te voy a decir algo, en la tierra no hay nadie más manso que mi siervo Moisés, habló por él, y lepra para usted y se me sale del campamento”.

Hay gente que Dios no consiente, y ojalá que entremos entre los muy amados, que Dios hable por nosotros.

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No nos pongamos a estar defendiéndonos, que Dios hable, que Dios diga: él muy amado para mi.

Hay gente que confía en Dios, pero también hay gente que Dios confía en ellos, y Dios los suelta en cualquier plaza, porque confía en ellos.

Ese hombre llamado Job, y lo pidió nada más y nada menos que satanás; llegó y dijo “Job te alaba y te bendice porque todo lo tiene, por lo que le has dado”.

Y el Señor se reía, y le decía “Job, ese me ama por lo que soy, no por lo que le he dado” y le dijo satanás “suéltemelo” y le dijo Dios “te lo suelto”.

Hay gente tan osada que Dios los suelta donde sea y dice “Esos no pelan, esos me alaban por encima de lo que sea”.

Dios sabía quién era Job, porque este fundamento está firme y tiene este sello.

«Conoce el Señor a los que son suyos, y apártese de iniquidad todo aquel que invoque el nombre del Señor Jesús».

Y se le vinieron todos los males a Job, y la misma mujer le dice a Job “maldice a Jehová y muérete” y el diablo ya como para echarle mano pensando que con perderlo todo maldeciría Job a Dios.

Pero Job abre su boca y le dice “mujer fatua, neciamente has hablado, porque Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito”.

Esos que alaban en las pruebas, en las dificultades, en la enfermedad y con deudas, esos son los consentidos de Dios.

Porque si alguien confía en nosotros, es Dios; si alguien cree que nosotros podemos, es Dios; si alguien apuesta por nosotros, se llama Jesucristo.

Pastor: Juan Carlos Soto

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