No es tu belleza es la humildad
Nadie más hermoso y destacado en altura como el rey Saúl, en términos físicos el mejor. Pero terminó perdiéndolo todo y suicidándose. No es tu belleza es la humildad.
Vivir como es (cristiano) y querer llegar a la meta final (cielo), va más allá que el solo hecho de tener una cara bonita o tener porte de modelo.
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Se necesita humildad con humillación, entrega, dependencia a Dios y hambre por llenarse cada día más del Espíritu Santo.
La cara bonita y el buen porte no te ayudará, ni te beneficiará para obtener mayor gracia delante de Dios.
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Lo único que te dará gracia es ser verdaderamente humilde en tu corazón delante de Dios y de tus hermanos.
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No seas altivo si te crees bonito, sé sencillo y destácate por lo que hay de Dios en tu vida, porque la belleza física es pasajera pero la gracia de Dios es para siempre.
Por: Eduardo Cuadros
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