No pierdas tu identidad en Cristo

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No pierdas tu identidad en Cristo

El apóstol Pablo fue un hombre que había alcanzado una madurez y una experiencia en Dios, y hace una recomendación a uno de sus discípulos. Hablaremos sobre: «No pierdas tu identidad».

Todo hombre de Dios, al momento de su partida, tiene que haber dejado un legado, a alguien a quien haya instruido en la palabra de Dios.

Dios le dio la oportunidad a Pablo de formar a Timoteo y le dice:

“Timoteo, ten cuidado de ti mismo y de la doctrina”.

El ser humano actúa, piensa y se mueve de acuerdo a la formación que haya tenido.

Esa doctrina que le ha sido inculcada de una u otra manera, va trazando la senda, va trazando unos lineamientos que permiten que el ser humano, actúe de tal manera.

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Ese conjunto de cosas que se le ha compartido y enseñado, es el que va formando la persona, y creándole una identidad.

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La palabra identidad, según el diccionario, dice que es un conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad, que los caracteriza frente a los demás.

Una persona con identidad, tiene que ser ser ella misma y distinta a los demás.

Nosotros como iglesia tenemos identidad, esa identidad es que somos hijos de Dios.

La Biblia dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron, mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.

Nosotros no nos creemos hijos de Dios, nosotros somos hijos de Dios, tenemos nuestra propia identidad, el cual nos la ha dado el mismo Señor al comprarnos con su sangre.

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Cuando se tiene identidad, se tiene carácter y el carácter nos produce convicción de lo que hacemos y de lo que somos.

La Biblia dice que la primera invasión del imperio babilónico a Jerusalén, en cabeza de Nabucodonosor.

Fueron y tomaron de ese pueblo de los judíos, a jóvenes, los más fuertes, los más inteligentes y los llevaron cautivos a Babilonia.

Cuando fueron llevados a Babilonia, empezó un proceso del imperio babilónico para con ellos, y era de cambiar su identidad, su manera de pensar, de actuar.

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Iniciaron cambiándoles sus nombres, sus costumbres, su alimentación.

Pero también fueron a cambiar sus ritos religiosos, todo esto a riesgo de ser asesinados.

Pero nos sorprende al leer las escrituras, es que estos hombres permanecieron firmes en sus convicciones.

A pesar de que estaban en un territorio pagano, su identidad fue conservada.

Hoy pudiésemos estar en un lugar de maldición, pero nosotros por nuestra decisión, por nuestra convicción.

Hemos escogido adorar a aquel que todo lo puede, a aquel que se merece la honra y la gloria, porque todavía estamos firmes en nuestras convicciones.

Pastor: Carlos Mendoza

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