Orientando nuestra fe en Cristo

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Orientando nuestra fe en Cristo

Muchas veces vamos a los cultos y a muchos eventos, y nos hemos devuelto de ahí iguales y algunas veces hasta peor. Hoy hablaremos sobre: «Orientando nuestra fe».

Como humanos solemos ser muy sensibles, queremos solucionar todos los problemas de la gente, pero al final nos damos cuenta que no podemos.

La gente dice “Yo recibí el Espíritu Santo y sentí que estaba en el aire” si, pero la verdad era, que no lo estabas.

Nosotros estamos fundamentados sobre la verdad que es la palabra de Dios, él quiere bendecirnos y solucionar todos nuestros problemas.

En algunas oportunidades hemos orado por enfermos y se han sanado.

Pero en otras ocasiones vamos con la misma euforia a orar por otro enfermo, pero lamentablemente se mueren.

Dios al final es quien decide qué es lo que quiere para cada uno de nosotros.

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¿Sabías que hay oraciones que Dios no oye?

La Biblia dice que:

“Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios, crea que él está ahí, y que es galardonador de los que le buscan”.

Es decir, Dios recompensa a los que le creen.

Claro, si tomamos ese texto solamente, vamos a creer que solo hay que tener fe, pero recordemos que Santiago también dice: “Pedís y no recibís, porque pedís mal”.

¿Cómo así que pedimos mal?

“Porque es que ustedes piden es para vuestros deleites”. Si pedimos para nuestros deleites, la Biblia es clara en decir que pedimos mal.

Algunos le oran a Dios que les regale un carro, pero ¿Estás pidiendo un medio de transporte o un auto que cuando pases todo el mundo se sorprenda?

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A veces estamos pide que pide, y llega un momento en que decimos: “Señor te he dicho de tantas maneras y nada, ya tú sabes lo que yo quiero».

Hemos oído tantos testimonios y experiencias de otros, que en vez de ayudarnos, nos hacen daño.

Hay muchos testimonios que dicen: “Yo no tenía para la comida, entonces estaba orándole al Señor y de pronto pasaba alguien por ahí que yo no conocía y dijo: usted es tal persona, sí; oí una voz que me dijo que le trajera una compra”.

Si nosotros no sabemos pedir ¿Cómo hacemos para que Dios nos responda?

Estamos hablando sobre: «Orientando nuestra fe»

No creamos que la fe es suficiente para que Dios nos responda, también hay que saber pedir, pero de igual manera «El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad”.

Si cambiamos la palabra «debilidad» por «limitación», de igual manera «el Espíritu nos ayuda en nuestra limitación”.

Y cuando no sabemos como pedir como conviene, el Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles.

La palabra gemidos indecibles en el griego es la palabra Alalethos, que significa palabras que no se pueden pronunciar, palabras que no se pueden decir, son insonoras.

Pero en nuestro vocabulario cristiano, decimos “Hermano clame a Dios” pero «clamar» significa hablar en voz alta.

Si usted le está pidiendo algo al Señor y lo pide mal, puede llorar, gritar, patalear, y no obtendrás ningún resultado, dicho en otras palabras, Dios no entiende ese lenguaje.

No es que Dios no entienda el castellano, ¡Claro que si!, porque él hizo todos los idiomas.

Pero si nosotros no aprendemos a pedirle a Dios, por mucho que hagamos esa oración como Daniel.

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Que la hagamos fuerte, que la hagamos fervorosa, que tengamos diez o veinte días de ayuno, esa oración no pasa de ahí.

Pero entendamos algo, esa ayuda que nos da el Espíritu Santo, se traduce en el griego como si alguien pasara a nuestro lado y nos dijera ¿te ayudo?.

Algo así como si lleváramos una carga pesada y fuésemos muy cansados, pero llega alguien por el camino, y nos ayuda, entonces descansamos de la carga que llevamos.

Hay hermanos que se jactan en decir que ellos sí tienen fe, porque cuando oran el enfermo se sana enseguida, porque ellos sí están cerquita de Dios.

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Recuerde que todo lo que nosotros hacemos, es para la gloria de Dios y no, para nuestra propia gloria.

Todos estamos cerca de Dios, pero cuando nos arrodillamos al Señor, es como si el Espíritu Santo pasara y nos dijera ¿Te ayudo? y él inmediatamente interpreta la intención de nuestro corazón.

Entonces el Espíritu Santo eleva esa petición transformada, y esa información sube a la presencia de Dios, en el lenguaje de Dios, que es un lenguaje diferente al nuestro.

Esperamos que estas cortas líneas hayan aportado algo a tu vida espiritual, y si así lo fue, por favor compártelo en tus redes sociales, para que otros tengan la oportunidad también.

En la parte inferior dejaremos una enseñanza, el cual fue base para este artículo.

Pastor: Jesús Villa

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