Reflexión sobre la oración
Nos damos cuenta que en muchas partes por lo primero que oran es por las peticiones, cuando es lo último que se debe hacer; pero hay una petición que Jesús le hizo a los discípulos, por eso hoy, desarrollaremos el tema: Reflexión sobre la oración.
Hay cosas que no se han aprendido, no hemos aprendido el Padre nuestro.
Los discípulos le dijeron a Jesús “Enséñanos a orar” y Jesús les respondió: “Cuando oréis diréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad como el en cielo, así también en la tierra”.
Todo se refiere a él, su gloria, su reino, su voluntad, no a nosotros y luego viene lo nuestro.
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“El pan nuestro de cada día dánoslo hoy y perdónanos como nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros”, ese es un modelo de oración.
No es para repetirlo o rezarlo, es para que todas las oraciones públicas o privadas se hagan conforme a ese orden, primero él y su gloria, su reino, su voluntad, y después lo nuestro.
Recorría Jesús las ciudades y aldeas predicando el evangelio del reino, y sanando todo achaque en el pueblo y viendo las gentes derramadas y desamparadas como ovejas que no tiene pastor.
Tuvo compasión de ellas y se dirigió a sus discípulos diciéndoles “A la verdad la mies es mucha y los obreros pocos, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”.
En otras palabras, les dijo: “Ustedes solos no lo van a hacer, necesitan orar al dueño de la mies, para que mande más sembradores y más segadores”.
Esa es la petición del Señor a sus discípulos y si él es el primero, por eso es por lo primero que hay que orar.
Isaías dice: “Así dice Jehová el Santo de Israel: mandadme acerca de mis hijos y acerca de la obra de mis manos” la obra de sus manos es el hombre.
Jesús hacía y enseñaba; entonces, por lo primero que oramos en el culto es por los misioneros.
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¡La oración tiene un orden!
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Mucha gente piensa que oración es pedir nada más, no, la oración se compone de cinco partes:
- Entrad por sus puertas con acción de gracias, porque el agradecido es bendecido; por sus atrios con alabanza; alabadle y bendecid su nombre, porque Jehová es Dios grande y rey grande sobre toda la tierra.
Eso se hace por lo que él es, más adelante sigue diciendo el Salmo:
“Venid, postrémonos, arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor, porque él es nuestro Dios”.
Él es Dios grande y rey grande, sobre todo, pero uno se postra y le adora porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado y ovejas de su mano.
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Por lo que él es para nosotros y lo que nosotros somos para él, llevamos a su presencia:
- Acción de gracias
- Alabanza
- Adoración
- Intercesión
- Petición
Santiago habla de la oración inútil y de la oración eficaz.
“Pedid y no recibís, porque pedís mal; pedid para gastar en vuestros deleites”, una oración egoísta, que solo se piensa en lo propio, es decir una visión parroquial.
Pero también dice: “La oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho”.
Es decir, que podemos orar inútilmente u orar eficazmente; para hacerlo hay que ser por el orden de Dios.
porque el Padre nuestro no es para rezarlo, es el modelo de oración, de cómo se ora.
Recordemos: primero el Señor, su gloria, reino, voluntad, y si nosotros, si nos ponemos primero, estamos orando mal.
Pastor: Eliseo Duarte