Repartiendo dones y ministerios con unción

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Repartiendo dones y ministerios con unción

A veces nosotros pedimos lo que ya tenemos, alguien puede pedirle a Dios: Señor, yo quiero que tú me des un ministerio. Hablaremos sobre el tema: «Repartiendo dones y ministerios con unción».

Pero resulta que esa persona que está pidiendo es posible que ya tenga uno, lo que no sabes es cuál ministerio tiene.

Puede haber otra persona que está pidiendo dones, y es posible que ya tenga uno o varios, pero no los tiene en funcionamiento.

El Señor en este tiempo sigue repartiendo dones y ministerios con unción.

Pero es nuestro trabajo encontrar qué se me fue otorgado.

«Cada uno según el don que ha recibido minístrelo a los otros, según la multiforme sabiduría y gracia de Dios como buenos administradores de esa gracia que nos ha sido dada».

Hay algo muy importante y es la unción, no podemos ministrar sin ella, pues es de valor sobre nuestras vidas.

Desde la antigüedad, todo lo que se utilizaba en el lugar sagrado tenía que ser ungido.

Dios desde el pasado se preparó de un ungüento muy fino, y Él dijo cómo se tenía que hacer.

No podía ser falsificado, tampoco tener imitación, tenía que ser como Dios lo había dicho.

La palabra ‘ungir’ literalmente significa aplicar algo.

En la antigüedad era aceite de la santa unción, superficialmente para denotar el carácter de su dignidad.

Se usaba para elegir a alguien en un cargo, la unción era necesaria para todo el que iba a servir.

Que agradable es que uno pueda estar al lado de una persona que huele bien.

Pero aunque haya perfumes finos y huelan bien, hay un ungüento superior a todo perfume.

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Los hebreos eran conocidos por su frecuente costumbre de unción ritual.

Dios había establecido que todo aquel que fuera a servirle debía ser consagrado, fuese sacerdote, levita, profeta, rey, todos debían ser ungidos.

Ese acto de ungir se describe como el acto de consagración y de santificación.

Cuando una persona era consagrada o santificada mediante el cuerno del aceite de la unción.

Esto significaba que esa persona era separada, apartada, consagrada como un vaso especial para la gloria de Dios.

Puede entender que usted no es cualquier vasija, que de los miles que hay en el planeta.

Usted fue seleccionado y no por cualquiera, sino por ese Dios inmenso que lo llamó y lo separó entre tantos.

Él puso sus ojos en usted, y ha decidido que sea un vaso especial en sus manos.

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Cuando hablamos de algo sobrenatural, es algo salido de lo normal y rutinario.

No es posible que una persona en culto sienta la gloria de Dios, y hable en otras lenguas, y siga una vida normal.

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Repartiendo dones y ministerios con unción.

No es posible que sea solo una emoción del momento, el Espíritu Santo transciende, remueve conciencias, redarguye, transforma, cambia cuando hay un contacto con él.

Tú tienes qué preguntarle a Dios cuál es el don que tengo.

¿me has dado el ministerio de servir? ¿me has dado el ministerio de la alabanza? pues yo te voy a cantar.

Nunca se cerrará mi boca para cantarte, donde quiera que tenga la oportunidad de adorar y bendecir tu nombre lo haré.

Tú me has llamado a predicar tu palabra, la predicaré donde quieras, y si me has dado dones para hacer milagros y sanidades.

Mis manos serán impuestas sobre todo aquel que necesite.

Hay gente que de pronto no es muy sobresaliente, y quizás no se han dado cuenta.

Pero Dios te ha usado para sanar enfermos, te ha usado para salvar almas.

Dios quiere que tu entiendas que ese don o ministerio es para que lo pongas a funcionar, y para que tú seas un canal de bendición.

Tienes que descubrir qué talentos tienes, qué don, y si de pronto están escondidos.

Es el momento para que lo saques de donde lo tengas, y lo pongas a funcionar en las manos de Dios.

Los dones son impartidos a través del bautismo del Espíritu Santo.

Pero también son transmitidos por la imposición de manos.

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Repartiendo dones y ministerios con unción.

En la Biblia encontramos que en el pueblo israelita esto era algo de un valor de mucha importancia.

Abraham antes de morir puso sus manos obre Isaac, Isaac antes de morir puso sus manos sobre Jacob, Jacob antes de morir puso sus manos sobre José.

José puso sus manos sobre Efraín y Manases, y de ahí hubo aun bendición extraordinaria para Manases y Efraín.

Del mismo modo comenzamos a ver a través de la Biblia como Moisés puso sus manos sobre Josué, y cuando él le puso sus manos a Josué, él le transmitió autoridad y sabiduría.

Samuel, sus manos fueron usadas para que Saúl fuese ungido y bendecido, y recibió una unción muy especial para ministrar el pueblo de Israel.

Samuel también impartió su bendición sobre David.

La unción que tienes sobre ti es más poderosa que cualquier gigante, usa la unción que Dios te ha dado para que hagas cosas grandes, tú tienes en tu vida para dar.

Hay una unción que ha sido derramada sobre ti, tú has recibido autoridad y tienes poder para derribar cualquier obstáculo, no importa lo que se levante contra ti, usa lo que tienes.

Tienes un nombre que es sobre todo nombre, tienes una investidura, la cual tiene que respetar toda hueste, todo principado y potestad.

Por: José Luis Ramírez

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