Señor tú nos has sido refugio

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Señor tú nos has sido refugio

En los distintos niveles de expresión solo el niño podría balbucear esta frase, el adolescente podría quizás parafrasearla, el joven podría recitarla, pero solo el anciano puede decirla. Hablaremos sobre el tema: «Señor tú nos has sido refugio».

“Señor, tu nos has sido refugio de generación en generación”.

Desde los días de Abraham, el pueblo no había tenido lugar de habitación, pero Dios siempre se mostró a ellos como su perpetuo lugar de reposo.

La frase “tú nos has sido refugio” deja ver el hombre con su efímera y transitoria vida, teniendo una buena relación con el Dios eterno.

Deja observar a un hombre que siempre necesita ayuda, nadie ha llegado hasta aquí por sus propias fuerzas, hemos llegado porque ha habido uno que siempre nos ha ayudado.

Nosotros hemos tenido siempre el brazo extendido de Dios para ayudarnos, y cuando hemos caído, hemos tenido un Señor que nos ha levantado, nos ha multiplicado las fuerzas.

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El escritor muestra una absoluta confianza, y de esa confianza todas las generaciones han llegado a la conclusión de que es verdad.

En el Salmo 90, Moisés señala a algunos ayudadores y cuando los observa a todos, tiene que señalar a uno que no está ahí entre ellos.

Él mira al cielo y dice: “Señor, esto tal vez han estado cerca de mí, pero ha habido uno que no solamente ha estado cerca, sino que se ha metido en mí y ha sido mi ayudador”.

Por eso dice, Señor, tú eres mi refugio de generación en generación.

Moisés sabía que las aguas amargas, solo uno pudo hacer dulces, sabía que el agua de la roca, la había hecho brotar el Dios Todopoderoso.

Moisés sabía claramente que las codornices y el maná que habían alimentado al pueblo, provenían del cielo y de su boca tenía que decir, “solo tú Señor”.

Si pudiéramos escuchar a los que han escapado del fuego, huido de los violentos, dirían “Señor, solo tú has sido mi refugio”.

“Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación”. Este verso describe a un Dios que no envejece, muestra un Dios que nunca se desgasta.

Deja ver un Dios que lo llena todo, que nunca deja de tener misericordia “más la misericordia de Jehová es desde la eternidad hasta la eternidad de los que le temen”.

La Biblia dice “el cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies” y bien es cierto que la tierra está llena de maldad, está llena de pecado, y muchas cosas, pero en medio de tanto, hay un pueblo que sabe que la misericordia de Dios también llena la tierra.

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Un Dios de lejos pero también de cerca, que es cabeza arriba, pero también roca abajo.

El hombre aquí en la tierra ha tenido tiempo difíciles.

Hubo un tiempo difícil para el pueblo de Israel en Egipto, pero alcanzó refugio en medio de tanta maldad.

Nosotros hemos alcanzado la misericordia de Dios, y nos hemos encontrado con Cristo, y podemos decir que ha sido nuestro refugio.

Josué tiempo de posesión de la tierra prometida, acompañado de la provisión de leche y miel.

David tiempo de reyes, pero también de jubileo.

Jesús tiempo de salvación, sanidades, milagros, vino, alegría, Jesucristo nos libertó, nos salvó y hoy nos tiene mirando para arriba con esperanza.

Algunos saldrán a la transformación del encuentro con el rey de reyes.

Como Ana, nos llegó el tiempo de la canción, y hoy podemos alabar a Dios por su santidad, Ana dijo “No hay santo como tú’’ podemos alabar a Dios por su poder.

Ana dijo: “no hay refugio como el Dios nuestro” podemos alabar a Dios por su sabiduría y por su justicia, Ella dijo: “mi corazón se regocija”.

No por el hijo sino por el Dios que le proveyó, que la escucho, que vio sus lágrimas, no nos regocijemos por lo que hemos recibido sino por el Dios que tenemos.

El salmista que un día dijo “no hay quien me quiera conocer, no tengo refugio”.

Como queriendo decir, no tengo apoyo humano, pero también dijo que Dios era su refugio.

Los ojos de Cristo están para ver nuestra necesidad, y en su momento darnos la ayuda.

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Cuántas veces hemos estado luchando en este camino, nos encontramos solos sin ayuda de nadie, y caminamos como por un desierto.

Pero a cada paso que vamos, escuchamos el susurro de una voz y cuando gritamos en la desesperación encontramos el brazo extendido para decirnos, no estás solo, yo te ayudo.

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Nuestro refugio no es diferente al que tuvieron los hombres del pasado.

“Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión’’

«Como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”.

Tristemente los que no conocen este refugio confían en otras cosas.

Pero nosotros del nombre Jehová siempre tendremos memoria.

Él es muy bueno con nosotros, usted y yo estamos escondidos y refugiados en la peña.

“Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación”.

Hemos estado escondidos durante estos años, hemos visto la mano del hacedor, del que hizo todas las cosas y no nos ha soltado.

En muchos momentos hemos querido desprendernos de esa mano, pero Él ha sido nuestro refugio, escóndete un poquito más.

Falta poco para que traspasemos el espacio y estemos con Él por la eternidad.

Deja que Dios te siga guardando, no se separe de él, amárrese al calvario, a su brazo y él seguirá siendo su refugio.

Por: Héctor Campuzano

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