Sin poder no podemos hacer

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Sin poder no podemos hacer

Necesitamos que en cada Etnia surja un avivamiento, porque llegó el momento de que se levanten líderes en cada tribu donde se encuentren. Hablaremos sobre el tema: «Sin poder no podemos hacer».

En el correr de la historia ha habido revolucionarios y sean levantado, pero en medio de todo lo que ha sucedido, lastimosamente han tomado el camino equivocado.

El mal siempre viene de persona en persona, en medio de lo bueno se enseña también lo malo.

En medio de una buena costumbre se enseña la mala costumbre, pero ha llegado la hora en la cual podemos hacer el cambio.

Si el mal va de persona en persona, el bien puede ir de persona en persona, la inspiración va a llegar de persona en persona y la libertad de persona en persona.

Hubo unos hombres que comenzaron e hicieron las cosas mal, la intención era buena, pero lo que hacían era malo.

Hubo un hombre que nació 19 marzo 1742, se llamó José Gabriel Tupa Amaro y murió 1851 en Perú, a pesar de ser indígena era estudiado y adinerado, pero venia de una raza noble.

Se le reconoce como el fundador de la identidad nacional del Perú, desde entonces ahí se tiene como un gran personaje de la historia.

Cuando las américas fueron descubiertas y la tierra estaba poblada de una cantidad de etnias.

Los españoles comenzaron a oprimir aquellos que habían encontrado acá, a engañarlos, cambiar el oro por espejos y a abusar de sus familias.

Es por eso que se levanta entre otros, este hombre.

La historia los recuerda como personas que buscaron derechos; hubo dos imperios grandes en la historia.

El imperio del Coya que era la parte de los Aimara y el imperio Inca, que era en el alto Perú.

En medio de toda esa historia se levantaron muchos indígenas que reaccionaron, tenían que pagar impuestos de todo lo que tenían y sembraban.

Por eso ellos tratan de buscar los derechos.

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Los derechos que le habían quitado aquellos que habían venido, pero que se metieron fue a la guerra, a la muerte.

Entonces cuando vienen esas revoluciones fueron buscando derechos, pero a la hora de la verdad era que les habían quitado los derechos a esos pueblos.

Bendito sea el nombre de Jesús que hemos comprendido que no es el camino de la guerra, que no es el camino de la flecha, que no es el camino del veneno, del arma, ese camino es Jesús.

Razón tienen nuestros antepasados en desconfiar, se perdió la gran cantidad de oro y perdieron al líder, siempre lo sentenciaron a muerte y lo mataron.

Pero bendito el nombre de Jesús que nos rescató no con oro ni con plata.

Nos rescató con su sangre preciosa.

Todo el imperio de los Incas reunió el dinero, pero nuestro Dios pagó un precio mejor que el oro, nuestros hermanos indígenas tienen derecho a desconfiar.

Han sido muchas decepciones, pero lo más agradable de todo es que él llegó a nosotros.

Ahora el mensaje es créele a Jesús y entre todo lo que creas, cree que él puede darte poder, porque sin poder no podemos hacer.

En el siglo XVI se levanta una mujer, la cacica de Tamana, lideró el grupo de la federación pijao (los pijaos son los más violentos que hay).

Quienes se reunieron en una plaza por allá en el Huila, el Tolima.

El único hijo que tenía lo queman a la vista de ella, esta mujer se llena de odio y rencor y comienza la venganza con los conquistadores.

Viene a tener un parentesco con los caribes, en el correr del tiempo ella busca insistentemente a los españoles, a Pedro de Añasco que iba con unos 20 acompañantes.

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Esta mujer en su odio con los que iban con ella, se enfrentan y le traen al frente al que había asesinado a su hijo.

Le saca los ojos, lo lleva con una soga a dar vueltas, lo hace arrastrar de una bestia y ese cuerpo hecho pedazos va quedando tirado.

Es la venganza, por eso las etnias siempre piensan en algo de venganza, por todo lo que les ha pasado en el correr de la historia.

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Todas las etnias con sus reacciones, con su afán de venganza, todas las etnias perseguidas y emparentando con españoles, ingleses y americanos.

Metiendo todo ese orden genético, de ahí sale una raza violenta.

La raza más violenta que hay, es la raza de las américas, porque se ha formado en dolor y angustias, pero a su tiempo vino Jesús a América.

Ay de nosotros si Jesús no hubiese venido a tiempo, las etnias más mezcladas son las de América, las más violentas son las de América.

Más que los vikingos que eran de fama, por eso es que el mundo se está llenando de latinoamericanos.

Unos llevan vicio y pecado por allá a esas tierras de África, Europa, Asia, llevan maldad, pecado.

Pero hay otros que víctimas de la violencia se han ido a predicar el evangelio del reino de Dios.

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El mundo se va dando cuenta que en las Américas no es todo malo, hay gente llena del poder del Espíritu Santo también.

Ha llegado el momento ya, algo tiene que suceder en nuestras etnias, algo debe de pasar en alguna vida, cíñete los lomos, prepárate.

¿Dónde están los evangelistas de las etnias? ¿Dónde están los pastores de las etnias? ¿Dónde están los dones del Espíritu Santo obrando en las etnias? ¿Dónde están los líderes de jóvenes en las etnias?

Algún día debe haber un presidente nacional de etnias de jóvenes, debe haber una presidenta nacional de dorcas de las etnias.

Con tantas etnias que hay, ha llegado el momento que se vean los líderes.

Necesitamos que ese poder glorioso inspire a alguien, necesitamos que haya ese despertar porque también hay libres.

Nuestros hermanos de las etnias de Colombia o de cualquier lugar, pueden hacer historia, se necesita un indígena valiente para que desde hoy comience la historia.

Todos los lugares de Colombia han tenido reacciones violentas e hicieron una revolución mala, vemos ya una cantidad de indígenas llenando las calles pidiendo la limosna.

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Sin poder no podemos hacer.

Los que tenían su territorio salieron de allá, pero alguien de alguna etnia se puede levantar y puede decir claramente.

“El gobierno te ha olvidado, la familia te ha olvidado, todos te han olvidado” pero Jesús nunca te ha olvidado.

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Ha llegado el tiempo que nuestros indígenas no añoren lo que tenían, pero valoren lo que tienen, años que no se han perdido.

¿Cuántos han sido bautizados? ¿Cuántos están ya en la presencia del Señor?

Pero ha llegado el momento en el cual la generación de ahora debe reaccionar, las etnias tienen la palabra, la oportunidad, tienen al Señor.

En vez de mirar las cosas a la distancia, métete en este trabajo, Colombia los necesita, la iglesia los desea trabajando, hay algo grandioso y bonito.

Ha llegado el momento de volver a ser llenos del poder de Dios, todo es historia pasada.

Pero inscríbete ahora en la historia presente, necesitamos que de cada etnia surja un avivamiento.

Si Dios nos ha ayudado metiéndonos en medio de ellos, qué será cuando de la misma etnia se levanten los líderes.

Recuerda: Sin poder no podemos hacer, llénate del poder de Dios.

Por: Reinel Galvis

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