No es por tu título sino por la vocación

El servicio a Dios lo debemos hacer con toda el alma y las fuerzas de nuestro corazón, para servir a Dios no es por tu título sino por la vocación.

La vocación es la inclinación a cualquier estado, carrera o profesión.

El término proviene del latín vocatio y para los religiosos, es la inspiración con que Dios llama a algún estado.

Por eso el concepto también se utiliza como sinónimo de llamamiento o convocación.

Partiendo de esta definición podemos entender que el poder servir a Dios, en el oficio que sea, va ligado a la vocación, ya que es un llamado que Dios ha hecho para que le sirvamos.

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Por eso no podemos pretender estratificar los oficios, por eso no se puede llegar y crear niveles entre servidores.

No puedo llegar a pensar que porque soy teólogo o magister estoy por encima del que no lo es, y que ese hecho me lleve a reclamar derechos.

Debemos entender que ser servidor no es una profesión donde entre más estudio más sueldo y estrato escalo ¡NO!

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Ser servidor me debe llevar a prepararme de manera natural para servir mejor a aquél que murió y dio su vida por mi.

Servir a Dios es un honor, preparémonos lo mejor que podamos pero no con la mentalidad de subir de estrato o de creernos superiores pues el único grande entre nosotros es Jesús.

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Pastor: Eduardo Cuadros