El bullying cristiano sí existe
Es interesante cómo esta palabra ha hecho eco en todas las esferas de la sociedad, ya sea en los colegios, en el trabajo, en el vecindarios, entre otros, pero lamentablemente en nuestras iglesia el bullying cristiano sí existe.
Para muchos hablar de «bullying» en las congregaciones es imposible, pero recordemos que bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico.
Producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado, tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciber acoso.
Toda congregación es un «aula de clase» donde asistimos a aprender la palabra de Dios y a crecer espiritualmente.
Por lo tanto debemos reflexionar sobre el trato que cada uno de manera individual da a sus hermanos.
SUSCRÍBETE
Únete a más de 5.000 personas que ya reciben contenidos exclusivos.
Sólo ingresa tu correo electrónico en el campo de abajo y espera el correo de confirmación.
Si un hermano comete un error (pecado)
- ¿Por qué burlarse o humillarlo públicamente?
- ¿Por qué apartarlo o atacarlo?
- ¿Por qué buscar sacarlo y quitarle el habla?
- ¿Quién me da el derecho de maltratarlo?
Todo aquel que actúa bajo el principio del bullying deja ver un grado de inmadurez espiritual y falta de amor de Dios en su vida y cuidado Jesús es celoso.
También te puede interesar: Heridas que sólo Dios puede sanar
La palabra de Dios recomienda: «Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado. Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo».
Ver también: Cuando nos llega la tentación
Somos hijos de Dios y nuestro principio bíblico es: «El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo». 1 Juan 2:10.
Todo lo contrario es: «El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos». 1 Juan 2:9.
Amémonos los unos a los otros y no permitamos que este fenómeno toque nuestras congregaciones porque la iglesia del Señor va como la luz de la aurora en aumento hasta que el día es perfecto.
Por: Eduardo Cuadros