El problema de no ocupar nuestro lugar

27746

El problema de no ocupar nuestro lugar

El peor error cometido por el rey David está ligado a una serie de actos de negligencia cometidos por él, como rey de Israel y por ende, incurrió en el problema de no ocupar nuestro lugar.

Llegó la primavera, que era cuando los reyes salían a la guerra. Ese año David se quedó en Jerusalén. Una tarde, después de haber descansado un poco, David se levantó y comenzó a pasear por la azotea de su palacio. De pronto, vió que una mujer muy hermosa se estaba bañando. 2 Samuel 11:1-2.

El rey David cometió el grave error de no ocupar su lugar en la guerra y prefiriendo estar en cama y pasear (cambió su responsabilidad como rey por la pereza) esto lo llevó a cometer EL ERROR de su vida.

También te puede interesar: No temas joven

SUSCRÍBETE

Únete a más de 5.000 personas que ya reciben contenidos exclusivos.
Sólo ingresa tu correo electrónico en el campo de abajo y espera el correo de confirmación.

[wysija_form id=»1″]

Hoy nosotros como hijos de Dios, debemos reconocer que estamos en guerra espiritual y que tenemos la responsabilidad de luchar directamente en Jesús para vencer, y es en las actividades de la iglesia (culto, evangelismo, ayunos, etc).

Donde luchamos directamente contra nuestros enemigos (satanás y yo mismo); donde recibimos de Dios el poder y la bendición para salir victoriosos.

Pero a muchos les está pasando el mismo caso del rey David, en vez de ir al culto se van de paseo, en lugar de llegar a la oración se van de partido.

Síguenos en Facebook Generación Pentecostal

Se quedan en la cama sabiendo que hay dominical y tarde o temprano se verán las consecuencias de esa negligencia.

Te recomendamos leer: Cómo tener éxito en la vida cristiana

Hoy te animo a que ocupes tu lugar en la batalla como hijo de Dios, a que te arrepientas y no permitas que la negligencia te haga perder las batallas y por ende la guerra.

No esperes a que te aparezca una Betsabe y te quite la posición elevada que tienes. Recuerda Cristo viene pronto.

No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca. Hebreos 10:25

Por: Eduardo Cuadros

Artículo anteriorNo temas joven
Artículo siguienteEl Dios que sorprende

Los comentarios están cerrados.