El Dios que sorprende
Dios no va a obrar porque tu hayas echo esfuerzos, ni por tu experiencia humana, aquí lo que vale es lo que Dios diga, y entender que los únicos beneficiados somos nosotros, comprendiendo qué es lo que Dios nos quiere transmitir. El Dios que sorprende.
Nosotros tenemos que entender lo que Cristo nos quiere trasmitir y no es esfuerzo, lo que está transmitiendo siempre es la obediencia.
Nosotros tenemos a el Dios que sorprende.
Jesucristo llegó a la orilla de la playa y en ese momento había unas personas que se bajaban de sus embarcaciones.
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Agarraron sus redes y comenzaron a remendarlas, entonces en el Señor se acerca al dueño de una de las barcas que se llamaba Simón.
Ellos habían estado toda la noche pescando y estaban cansados, frustrados y sin nada para la casa, entonces Cristo les dice a esas personas en esa condición.
Pero dirigiéndose a uno que le prestara su barca y Cristo se montó en la barca de Simón.
Cristo quería que Pedro le echara la barca un poquito hacia dentro y Jesús desde la barca comenzó a enseñarle a las personas que estaban ahí.
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Luego que termina de enseñar le dice a Simón que vayan a pescar, Simón significa “oído” y Jesucristo iba en la barca y dijo: Simón, mar a dentro.
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Lo que importa es que le obedezcas a Dios así hagas caras o te sientas mal.
Esto no es que, si a uno le gusta o no le gusta, esto es que hay que hacer la voluntad de Dios.
Entonces llegó la palabra que Pedro quería oír, Pedro aquí.
Aquí no vale la experiencia humana, ni la pasada, aquí vale lo que Dios dice y él dijo ¡aquí!
Nosotros tenemos conceptos sentimentales del amor, creemos que el amor son corazoncitos con flechitas y no es así.
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“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda, más tenga vida eterna”.
La Biblia dice; “No amemos de palabra sino de hecho y en verdad y Cristo les dijo a los discípulos; si ustedes me aman guarden mis mandamientos”.
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¡Cuando uno ama a Dios le obedece!
Entonces Pedro le dice al Señor: “Señor, toda la noche hemos estado pescando y no hemos hallado ni un pez, pero yo voy a tirar la red”.
La obediencia partió desde el mismo momento que le cedió su barca, que oyó su palabra, se montó en la barca y obedeció al que le dijo mar adentro.
No es un desquite, es sencillamente que Pedro está sacando lo que hay en su corazón, porque no puede ser que ahí haya peces.
Allí hay alguien en mi barca que me tiene como convencido que cuando yo tire la red algo va a pasar algo.
La Biblia dice que tenemos que predicar en plena certidumbre de fe.
Hay gente que predica el evangelio, pero no transmite confianza, cuando uno ha conocido a Dios, uno sabe que Dios es verdad, uno no va a una parte donde sabe que no va a encontrar respuesta.
¡Dios siempre nos sorprende!
Por: Jesús Villa
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