Cristianos de toda la vida

Cuando uno lee el libro de los Hechos, a algunos nos queda la impresión de que los cristianos de la primera época o de la iglesia primitiva eran cristianos espectaculares. En este artículo hablaremos sobre «Cristianos de toda la vida».

Parece como si a ellos nada les preocupara, daba la impresión como si a ellos nada les sucediera, todo fuera victoria y nada malo, ni nada difícil pasaba que no pudieran vencer.

Pero creo que eran ante todo, verdaderos seguidores de Jesucristo, eran cristianos de toda la vida.

La palabra dice en Mateo que cuando Jesús ya iba a ascender a los cielos.

Se fueron a Galilea, al Monte donde Jesús les había ordenado que se fueran.

Y allí pasó algo que cuando uno lee el pasaje, de pronto lo pasa por alto, pero es muy importante, dice que cuando le vieron «le adoraron».

Uno adora a quien reconoce como Señor, uno adora a quien reconoce como Dios, uno adora al que sabe que es el dueño de todo.

Uno adora al que sabe que le puede bendecir, uno adora a aquel que realmente es y representa algo para uno.

Y Jesús, entonces posicionado de lo que él es, dijo “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, yo tengo toda la autoridad, y como tengo esa autoridad, les ordeno que vayan y hagan discípulos, no a los judíos, a todas las naciones”.

Démonos cuenta, que esa palabra está iniciando de una forma clara, lo que es la predicación del Nombre de Jesucristo.

De él como Dios, como Señor de todas las naciones, de manera que era un mandamiento de Jesús, era un mandato que él les daba.

Estos textos nos dicen, que Jesús lo que les estaba ordenando era que a partir de ese momento.

Ellos hicieran a las naciones discípulos, los hicieran seguidores de él, como Señor de sus vidas.

Esto nos dice que él ya estaba posicionado de lo que él era, sabía lo que era y estaba dando comienzo a la revolución más grande que pudo haber sucedido en esta tierra.

Y sigue diciendo “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en mi Nombre, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, bautícenlos y háganlos mis seguidores, y algo más, enséñenles que guarden todas las cosas que yo os he mandado”.

Estos versos demuestran lo que el cristiano tiene que ser hoy en día.

No es suficiente con que nos bauticemos en el nombre de Jesús (es sólo uno de los requisitos).

Sino que también hay que hacerse un verdadero seguidor de todo lo que él nos ha enseñado y serle fiel.

Ahí radica la diferencia del que es cristiano para toda la vida y del que simplemente abraza una religión.

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El que cree, se bautiza y obedece las enseñanzas de Jesús, téngalo por seguro que será alguien que no cambiará jamás, porque ha entendido lo que ha pasado en su vida.

Los discípulos entendieron bien esto, ellos se van a Jerusalén, esperan, y cuando viene la experiencia del bautismo del Espíritu Santo.

Pedro se levanta a predicar, él tiene una expresión bien interesante:

“Varones israelitas, oíd estas palabras, Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros”.

En la versión TLA dice “Voy a hablarles de Jesús”. 

Cuando él es bautizado con el Espíritu Santo, lo único que él decide hacer en ese momento, es hablar a los que han escuchado acerca de Jesucristo.

Es que ese es el mandato que él ordenó, que se hablara de él como Señor.

Ese discurso de Pedro es un discurso eminentemente Cristocéntrico, es un discurso que se centra básicamente en hablar de Jesús.

Por eso cuando él termina su sermón, dice:

“A éste Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo”.

Ese es el fundamento de la doctrina que creemos, Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.

Jesucristo es el alfa, es la omega, es la verdad, es el camino, es la vida eterna, es paz, es gozo, es felicidad, es ese el mensaje que predica esta iglesia.

Si deseas ampliar un poco más sobre este tema, te invitamos a que veas la siguiente enseñanza, sabemos que será de mucha bendición para tu vida.

Pastor: Celestino Forero