El peligro de los deleites temporales del pecado

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El peligro de los deleites temporales del pecado

Cuando se sabe lo que se tiene, se sabe de qué manera hay que vivir esta carrera. Hablaremos sobre el tema: «El peligro de los deleites temporales del pecado».

El que no sabe qué es lo que tiene, vive sin identidad y no sabe cuál es su destino en la vida, pero estamos convencidos que nuestro Dios tiene propósitos con nosotros.

Estamos en el propósito del Dios altísimo.

El mundo necesita una iglesia que conozca a Jesucristo en medio de tanto profeta falso, una iglesia que sepa y viva por el verdadero Dios.

En Dios no hay casualidades en él hay propósitos. Dios siempre tendrá cuidado de nosotros y proveerá solución en los momentos más difíciles.

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La solución es Jesucristo y la tenemos nosotros.

Tenemos que reconocer que el día que aceptamos a Jesucristo, ese día comenzó nuestra vida con sentido.

Nuestra vida no tenía propósito, era como un barco en altamar que va a la deriva, pero apareció Jesucristo y le dio sentido a nuestra existencia.

Es mejor ser siervo de Dios que cualquier otra cosa en el mundo, es mejor ser hijo de Dios, que hijo de las cosas del mundo.

Este camino es para valientes porque han renunciado a muchas cosas y lo han hecho por amor a Jesucristo.

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” Mateo 16:24.

Hoy el mundo te ofrece muchos dioses de pornografía, inmoralidad, desviaciones sexuales, pero hemos decidido, no a los dioses del mundo, sí a Jesucristo el Señor.

Algunos nos dicen que hemos perdido nuestra vida por habernos entregado al evangelio, pero están equivocados, la mejor vida es la que hoy vivimos.

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“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” Mateo 16:25.

Dios está buscando una Juventud que viva para él, que le entregue todo.

Lo que te ofrece el mundo solamente sacia por momentos y posteriormente trae gran daño, tristeza y aflicción.

El gozo y la felicidad del mundo es muy pasajera, pero el gozo de la salvación es mejor.

Le debíamos todo al Señor, estamos endeudados con Cristo, pero un día Cristo nos perdonó y somos libres.

Que se atenga el diablo y el mundo porque tenemos una juventud poderosa y nos vamos a levantar en el nombre de Jesús.

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Si estás pasando por problemas o dificultades no te importe seguir confiando, cree que Dios te va ayudar, ese problema es para que veas la gloria de Dios en tu vida y digas ¡Hasta aquí nos ha ayudado el Señor!

Algunos andan ofreciendo prosperidad y milagros para que sigan a Dios, pero esta iglesia predica el evangelio de verdad.

Hay jóvenes que no quisieron seguir a Dios ¿Cuántas veces Dios te ha dicho ¡No lo hagas!?

Pero qué bueno saber que nosotros hemos experimentado la gloria de Dios en nuestras vidas y hemos visto que el evangelio sí es poder de Dios y ya no queremos saber nada del mundo.

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Los deleites temporales del pecado producen muerte espiritual, pero también poseen un galardón, el de la injusticia; ya que tienen por delicia gozar de los deleites temporales cada día.

En la justicia de Dios este evangelio se revela por fe y para fe.

No se entristezca porque el mundo no lo ame, antes gozaos porque nuestro galardón es grande.

Nosotros no somos del mundo, estamos de paso, nuestra ciudadanía está en los cielos de donde esperamos a nuestro redentor el Señor Jesucristo.

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Cuando usted conoce a Dios no se aparta de él, no lo deja así vengan las pruebas y todas las situaciones difíciles de vida, usted sigue esperando en la respuesta de su Dios, confía en su salvador.

Hoy más que nunca nuestra fe debe ponerse sólida porque no está puesta en hombres sino en el autor y consumador de la fe el Señor Jesús.

La ideología de este mundo quiere acabar con la iglesia, están desafiándonos, pero un día no muy lejano el Señor se llevará a los que hayamos perseverado.

Él es el salvador de nuestras almas, sanador de nuestras enfermedades, el verdadero Dios, el todopoderoso, el que bautiza y lava nuestros pecados.

Nos vamos a ver cara a cara con Dios, por nada del mundo pierdas tu galardón.

Por: Andrés Giraldo

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