Los que tienen inclinaciones artísticas saben lo que significa la palabra inspiración. Hablaremos sobre el tema: «El poder de Dios no tiene límites».
La inspiración es un momento donde fluye ya sea en el caso del pintor, del poeta o el compositor.
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
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Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.
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Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto.
Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y entonaré alabanzas a Jehová” Salmos 27:1-6.
David estaba bien inspirado, al punto que su composición, quizás que cuando la compuso no pensó que trascendería generaciones.
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Él estaba muy inspirado y como que tocó su arpa, empezó a tocar y a componer.
Oh Dios, es cierto que el enemigo va a tratar de poner límites, aunque un ejército acampe contra mí no hay límites.
Aunque mis lágrimas se asomen por mis ojos, rueden por mis mejillas y el torbellino de la angustia me envuelva, de todas maneras, mi corazón rebosará de alabanzas.
Cada vez que la iglesia se toma la tarea de alabar y engrandecer el nombre del Señor los límites desaparecen.
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Pongamos en acción el ministerio de alabanza.
Aparentemente es una locura pero es que esta iglesia, este pueblo conoce a su Dios y cuando uno conoce a su Dios, uno sabe que este Dios es muy grande y no tiene límites.
Cuando la iglesia alaba, la angustia, el dolor, el torbellino del desespero cesa y se hace grande bonanza.
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Yo no sé cómo lo hace, pero sí sé que cuando su iglesia lo alaba él empieza a actuar.
Desde donde nace el sol hasta donde se oculta es grande su nombre sobre la tierra, no hay límites.
Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón.
Tú solo reconócelo, alábalo, exáltalo él sabe lo que hará.
Por: Jorge Elías Simanca