El Espíritu Santo en las misiones

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El Espíritu Santo en las misiones

Cuando nos referimos al trabajo misionero, no nos estamos refiriendo al trabajo misionero extranjero, sino al que hacemos todos los días llevando almas a los pies de Cristo, y en el que además se resalta el trabajo el Espíritu Santo en las misiones.

Un gran hombre dijo “el cristiano es: un misionero o un campo para misiones”.

Es decir, evangelizamos, o necesitamos que nos evangelicen; o ayudamos a salvar las almas, o a nosotros hay que salvarnos.

La Biblia es clara al decir: “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra”.

El trabajo misionero es de una índole tan especial, que demanda un estado especial del misionero.

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Todo misionero o todo hombre que proclama el evangelio, tiene la misión de mostrar al mundo quién es Jesucristo.

Tiene que gozar de unas circunstancias especiales, porque no se puede predicar el evangelio de cualquier manera.

¿Cómo se puede definir el evangelio?

Si bien es cierto que es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, también es como una corriente alterna, es decir, se necesitan los dos polos para que haga chispa.

El evangelio tiene algo especial cuando corre a través de un canal especial, por ende, va con un poder especial que impacta a la gente y posteriormente se convierten a Cristo.

Alguien una vez dijo que las misiones es como un hombre hambriento que encontró pan, y se puso a decirle a todo el mundo donde encontrarlo.

Hemos encontrado comida en tiempo de hambre, y creemos que es nuestra obligación decirles a todos los hambrientos donde está el pan de vida que nos dio vida a nosotros.

A menos que seamos guiados por el Espíritu Santo, nosotros no podemos hacer una obra efectiva en el campo de Dios.

Recordando que el tema que estamos desarrollando es: El Espíritu Santo en las misiones.

Es importante resaltar que, todo hombre que proclama el evangelio, tiene que disfrutar de esa circunstancia especial, como por ejemplo:

  • Ser guiado
  • Influido
  • Lleno por el Espíritu Santo

Teniendo en cuenta que el Espíritu Santo tiene una función especial en este trabajo de las misiones.

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¿Por qué escogió el Señor el día de pentecostés?

Creemos que no había un momento más oportuno para que nos quedara claro a nosotros cuál era la intención de Dios a la hora de derramar el Espíritu Santo.

Él no escogió el rato cuando había ocho, o diez, u once, doce o quinientos.

Él escogió cuando había gente de todas las razas de la tierra, donde había gente de todas partes del mundo y entonces:

“Vino un estruendo de los cielos, y un viento recio que llenó la casa, y fueron todos llenos del Espíritu Santo”.

Y aquel día estaba la humanidad allí parada, viendo las maravillas de Dios, pero no era solamente para ser espectadores.

Pedro se levantó y les dijo “Varones hermanos, sepa toda la casa de Israel, estos hombres no están borrachos, esto fue lo que dijo el profeta Joel”.

Y en los últimos tiempos, dice Dios, “Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne”; y así, con muchas palabras más les explicó el evangelio de Jesucristo.

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¡Dios comenzó su obra misionera!

Ese día no se convirtieron solo tres mil quinientas personas de Jerusalén, ni solamente de Samaria.

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Eran tres mil quinientas personas, un sondeo universal de las personas que estaban allí representando diferentes naciones del mundo.

Sin duda alguna Dios ha tenido una intención misionera a la hora de derramar el Espíritu Santo.

La Biblia dice: “Recibiréis poder y me seréis testigos”.

Pero hay también una cosa grande que se dice de Juan, no hizo ningún milagro, pero todo lo que dijo de Jesús era verdad.

Es necesario que el testigo diga la verdad, es necesario que el testigo predique lo que es la verdad.

Pero en este Nuevo Testamento, que se inicia con el derramamiento del Espíritu Santo, en el día de Pentecostés.

Se está intentando que el que testifica no solo diga una narración verdadera, sino que tenga poder suficiente para impactar al oyente.

Además de dar convicción de lo que se le está diciendo como verdad.

“Recibiréis poder y me seréis testigos”, y él dijo “Nosotros somos testigos de todas estas cosas, de Jesús, varón piadoso, aprobado por Dios con muchas señales”.

Entonces, si nosotros nos ponemos a predicar el evangelio, preparémonos bien y tengamos presente que todo el tiempo el Espíritu Santo es el centro de las misiones.

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Pastor: Alvaro Torres
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