La maleza del corazón

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La envidia, la maleza del corazón

Tal cual, al momento de sembrar un buen árbol o cultivo, lo primero que se necesita hacer es preparar la tierra, este proceso debe incluir venenos que maten toda fuente de plaga y trabajo manual para arrancar la maleza que quiera inutilizar la tierra. La maleza del corazón.

De la misma manera todo cristiano debe preparar su corazón para que lo que se vaya a sembrar no se vea afectado por la maleza, una de las cuales es la envidia.

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La envidia no necesita sembrarse, ella brota sola sin estarla esperando y hace un daño en el corazón de magnitudes catastróficas. La primera muerte humana fue causa de la maleza de la envidia.

Esaú, Saul, los hermanos de José y los grandes religiosos de la época de Jesús entre otros fueron atacados en su corazón por la envidia lo que hizo que terminaran mal…

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«Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes». Marcos 15:10.

Este caso se repite día a día, la envidia siempre está a la puerta de nuestro corazón buscando la manera de brotar para destruir nuestra vida, por eso la necesidad de aprender a identificarla para arrancarla de raíz de nuestro corazón.

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Si un hermano predica y Dios lo respalda, si en su negocio Dios lo prospera y si su familia está en Cristo sirviendo.

¿Porqué me he de enojar y dejar que la envidia me haga actuar en contra de quien Dios a bendecido? Noooo, debo hacer el ejercicio de arrancar esa MALA HIERBA y alegrarme por la bendición de Dios en los demás.

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Solo viviendo el verdadero amor a los demás serás libre de la envidia y podrás crecer y convertirte en una ayuda para la obra de Dios con gozo y paz en el corazón.

«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad». 1 Corintios 13:4-6.

Por: Eduardo Cuadros

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