El día que la esencia mató la apariencia

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El día que la esencia mató la apariencia

Se necesitan jóvenes violentos contra el pecado, que sean agresivos contra el pecado y valoren el tesoro que Dios ha puesto en sus vidas. Hablaremos sobre el tema: «El día que la esencia mató la apariencia».

«Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón». 1 Samuel 16:7.

Hoy vivimos en medio de una generación que ha cambiado sus principios de manera radical, a tal extremo que, hoy nos interesa más la apariencia que la esencia.

Esto se ha desarrollado en todos los ambientes de nuestra vida, por eso hoy nos interesa más el cuerpo atlético, la cara bonita, el quehacer excelente y una puesta en escena impecable.

Aunque muchos se han preocupado en la apariencia, en mostrarse, en vislumbrar por lo que tiene.

Hay un gran problema en la vida del hombre y en los hijos de Dios, parece ser que hay muchos que por dentro están podridos por el mal.

Hemos evitado el escándalo a toda costa, aunque siga gobernando el pecado en medio de nuestra vida.

Hoy las masas siguen y se declaran ídolos sin importar si tienen una vida de principios, porque nos interesa más la apariencia de la gente.

Importa más lo que vemos, que lo que la gente lleva por dentro, pero que hoy el Espíritu Santo ilumine nuestra vida porque la apariencia se tiene morir y Cristo debe morar en nuestra vida.

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La gente nos mira y nos dice “yo quiero ser como usted”, a veces delante de la gente somos uno, hablamos bonito, predicamos bien, pero solamente usted se conoce delante del Señor.

La gente puede hablar muy bonito, pero lo que importa no es la apariencia es la esencia de Dios en medio de nuestra vida.

Quién soy yo cuando estoy allá en la soledad de mi habitación, cuando estoy frente a la pantalla del televisor o al frente del computador.

cuando tengo el celular en la mano y estoy metido en el Facebook o en el WhatsApp. Quién soy yo.

Quién soy yo delante de Dios, es necesario la esencia de Dios más que la apariencia.

La Biblia dice que Elías no tenía credencial ni referencias, hoy tenemos muchachos buscando padrinos, alguien que responda por ellos, alguien que les brinde un apoyo.

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Peor aún, hay gente que piensa que esto de servir a Dios, de tener un cargo, una posición, es porque por ahí alguien movió una palanca humana.

Pero no es así, porque cuando Dios mete la mano, es distinto porque viene de arriba.

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El día que la esencia mató la apariencia.

A veces no vemos lo que tenemos porque estamos más pegados de los estereotipos, de la imagen, la apariencia.

Pero tenemos un tesoro en vasos de barro para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros.

A veces nosotros nos quebramos por la tentación, por el pecado, pero recuerde que, aunque la gente lo menosprecie y no vea nada en usted.

Aun dentro de usted, hay una esencia poderosa y es la gloria de Dios.

Tenemos que quebrar la vasija no para que la gente nos vea a nosotros, sino para que vean a Cristo en nosotros: “No a nosotros Señor, sino a tu nombre dad toda la gloria”.

Porque delante de ti, hay uno que merece toda la gloria, toda la honra y el reconocimiento.

El hombre de Dios no hablará lo que la gente quiere oír, sino lo que el Espíritu Santo le diga que hable.

Hay predicadores que hablan muy bonito y hacen que la gente brinque, salte y hasta grite.

Pero hoy necesitamos predicadores que nos traigan una palabra no de humana sabiduría, sino una palabra que venga de arriba del cielo.

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Hoy necesitamos no brillar tanto por la palabra que sale de nuestra boca, porque recuerde que toda la gloria le pertenece a Jesús y hay palabras que en nuestros labios son como miel.

Pero en realidad necesitamos que esta palabra en el vientre de alguien le sepa amargo, que haga una operación sobrenatural en medio de nuestras vidas.

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El día que la esencia mató la apariencia.

El pecado nos está bombardeando por las redes sociales, porque el diablo siempre ha querido traer artimañas de error sobre nuestras vidas.

Pero ese pecado hoy se tiene que morir y hay unción de Dios para que eso suceda.

Tienes que cortar con esa relación que no le agrada al Señor, alguien puede estar atado por la pornografía.

Eso lo bombardea y se le mete en la mente, quiere adorar a Dios, pero hay un pecado que le sale al encuentro.

¡La santidad no ha pasado de moda!

Jesucristo es el mismo de ayer, de hoy y seguirá siendo el mismo por los siglos de los siglos, el diablo ha querido burlarse de nosotros, por eso hoy la gente nos critica.

Si alguien todavía es virgen, porque las mujeres visten largo y los hombres bien presentados, llueven las críticas.

Pero hay una generación que no se vende al pecado, es mejor obedecer a Dios que a los hombres, andad en el Espíritu.

Debe haber jóvenes violentos contra el pecado, contra la masturbación, contra la pornografía, contra la lascivia, contra la inmundicia, debemos ser íntegros.

Por: Óscar Correa

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