Para qué eran las fiestas judías
¿Sabemos acerca de qué es todo el culto y todo el invento de la iglesia?, la respuesta es sencilla, para que el evangelio sea conocido; hoy desarrollaremos el tema: Las fiestas judías.
En realidad, no sabemos qué piensa cada quien y podemos tener muchas ideas de para qué es el cristianismo, pero el cristianismo es para que el evangelio sea predicado.
Cuando fue preso Juan Bautista, apareció Jesús diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado, arrepentíos y creed en el evangelio”.
Y cuando se fue dijo: “Ya me voy, pero se quedan ustedes; id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
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Nosotros tenemos un mensaje y ese mensaje es el evangelio. Dios dejó una enseñanza profunda, esto del evangelio no es venir a la iglesia y me tocó el Señor y me entregué y ya conozco el evangelio, no.
¡Hay que explorar el evangelio!
El evangelio es para explorarlo, como cuando nos regalan una finca o vamos a un país nuevo, no sabemos por dónde empezar.
Eso es para explorarlo, para conocerlo; una vez que se recibe, entonces se empieza a conocer, apenas estamos conociendo el evangelio.
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“Hermano ya yo tengo tres años de convertido” y qué, un niño, totalmente; “yo tengo diez años” adolescente, inmaduro, juguetón.
Este evangelio es como una mina, en la que a medida que profundizamos más, la vemos que se hace más grande, porque nos metemos más en Dios.
¿Cómo nos podemos llenar de la plenitud de Dios?
Hay muchas teorías y muchos convencidísimos “no, es que esto es así” no, leamos la palabra, porque eso no nos lo inventamos nosotros.
Eso lo inventó Dios, entonces él es el que tiene que decirnos cómo es que funciona, no nos formemos ideas.
Las fiestas que hacemos no fueron inventadas o diseñadas ayer “hermanos vamos a reunirnos, tenemos una Escuela Bíblica, vamos a inventarnos unas fiestas” y en una semana nos inventamos unas fiestas lindas, no eso no fue ayer.
No estábamos ni en proyecto cuando eso de las fiestas ya estaba funcionando.
Esas fiestas solemnes se estaban diseñando hace más de tres mil quinientos años y ya hablaban del cordero, del pentecostés, de la resurrección y de la cosecha.
¿Qué nos dice eso a nosotros?
Que debemos darnos cuenta, porque coincidencialmente por el Espíritu Santo, todo coincide; la primera cosa que nos dicen esas lecciones que fueron escritas hace tres mil y pico de años, casi cuatro mil, es que Dios no improvisa.
Esto no es una religión que de pronto Dios descubrió que tal vez le podía funcionar.
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Dios no improvisa, el primer asomo, porque la fiesta de la pascua realmente es el establecimiento de manera formal de una costumbre que ya Israel tenía, es decir, los sacrificios de animales y corderos, ya existían.
En la fiesta de la pascua lo que Dios hizo fue que institucionalizó algo que ya se venía bautizando, así que eso se remonta más allá.
¿Más allá hasta dónde?
Hasta el huerto del Edén, cuando Adán y Eva pecaron y Dios hizo el primer sacrificio para cubrirlos a ellos con las pieles de los animales.
Así que eso nos dice que Dios no está improvisando y coincide con lo que dice su palabra, que esto estaba en el propósito eterno de Dios.
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Lo que quiere decir que Dios siempre pensó en hacer lo que está haciendo.
La iglesia no es un invento moderno, ni la iglesia es una fuerza que nació de los contra revolucionarios, o de los grupos de presión, o de la gente que se dividió de otra iglesia, no, la iglesia es un producto de la mente eterna de Dios.
El propósito eterno de Dios que él se había propuesto en Cristo Jesús.
El propósito eterno de Dios era la unidad, el discurso o la enseñanza más larga de Jesús es sobre eso, él dice:
“Para que seáis uno, así como el Padre y Yo somos uno”.
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Y San Juan dice: “Después de toda la ley y de todos los mandamientos, yo os voy a dar un mandamiento nuevo, que os améis los unos a los otros, para que seáis perfectos en amor, en unidad”.
Eso de pronto parece que nosotros no lo hemos entendido plenamente y quién sabe cuánto tardaremos en entenderlo.
Pero hay algo grande en esto, se ve por lo que Dios dice, por lo que Dios ha hecho, para que podamos ser uno y nos damos cuenta que algo grande pasó ahí.
Por eso nos parece que la fiesta de pentecostés no ha sido totalmente interpretada y entendida.
Todo porque lo que esa fiesta buscaba a través del Espíritu Santo, era hacer que los santos fueran uno; no era que recibieran el Espíritu Santo.
Sino que a través de la recepción del Espíritu Santo llegar a ser uno, así que la meta está más allá.
Pastor: Álvaro Torres
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