Dios me hizo maestro y debo enseñar

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Dios me hizo maestro y debo enseñar

La Biblia nos habla de los dones del Espíritu, es decir, se nos está hablando de lo que el Espíritu Santo produce en nosotros. La iglesia se compara con un cuerpo, donde cada órgano tiene una función específica. Hablaremos sobre: «Dios me hizo maestro».

Se dice que Dios puso cada órgano en el cuerpo como él quiso, eso quiere decir que si él puso cada órgano como él quiso, y cada órgano tiene una función, cada función esta donde Dios quiso que estuviera y no en otra parte.

Cada órgano tiene una función, ¿porqué hay gente que quiere cambiar de función, y escoger qué función le gustaría tener en la iglesia?, pero hoy quiero decirte que eso no es posible.

Creemos que la gente escoge salvarse o perderse, pero lo que no puede escoger es el lugar que ocupará en el cuerpo de Cristo.

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De una vez que Dios nos saca del mundo, Dios nos coloca en un sitio preciso, y de ahí no nos vamos a salir, funcionamos o no funcionamos.

Pero eso si, donde nos pusieron, hay una función especifica qué desempeñar.

Dios nos da un don (una habilidad), desarrollamos una actividad sobre la habilidad que tenemos, esa actividad es lo que nosotros llamamos un ministerio.

Tenemos entonces, una posición en el cuerpo dada por Dios, específica, una posición que no la podemos intercambiar con otros.

Porque es la que Dios nos dio a cada uno, así que de nada nos sirve ser envidiosos, porque aunque le envidie su parte, no la voy a tener.

La habilidad se desarrolla en una actividad, y esa actividad hay que perfeccionarla para que sea plena; toda actividad está en relación con el beneficio de todo el cuerpo.

La gente no llega a ser maestro, Dios los hace maestros, Dios los constituye maestros.

Todos comenzamos como un embrión, creciendo, nos estamos desarrollando, y la ilusión es de que nos hagamos un maestro eficaz, hombres y mujeres maduros.

Dios me hizo maestro

Los carismas son sólo carismas, pero los ministerios se desarrollan; la habilidad se tiene, el ministerio se desarrolla, porque es la actividad que se va a ser con esa habilidad.

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Entonces, Dios nos ha puesto en el cuerpo en su sitio, él nos ha dado una habilidad y nos está desarrollando para que tengamos un ministerio, una actividad productiva.

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Así que esto como cualquier ministerio, no es cuestión de gusto; claro, tal vez te gustaría ser maestro, pero el solo hecho de desearlo, no nos lo va a dar.

Dios nos dice que desarrollemos el don que nos fue dado, despertemos el don que está en nosotros.

No le gaste tiempo envidiando a otros, nosotros no vamos a tener lo que no vamos a tener, no le perdamos tiempo a eso, si Dios nos hizo maestros, vamos a ser maestros.

Lo que nadie pudo haber hecho con nosotros, lo está haciendo el Señor, y no hay quien lo corrija, eso está bien hecho.

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Necesitamos aceptar lo que Dios nos ha hecho, seria el acto del inicio de la madurez, el día que decimos “soy esto y no soy otra cosa” nos quedamos tranquilos.

Dios nunca deja a nadie por ahí tirado a mitad de camino, él nos sacó para meternos, nos levantó para llevarnos hasta el final; somos lo que somos porque Dios nos hizo lo que somos.

Preguntémosno, si Dios me hizo maestro, ¿Qué tan buen maestro soy?

Pastor: Álvaro Torres

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