Dios siempre ha querido vivir en el hombre

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Dios siempre ha querido vivir en el hombre

El hombre es la obra magistral de Dios, aparte de que hay maravillas de la naturaleza, la obra magistral es y será el ser humano, a él se dedicó, porque Dios siempre ha querido vivir en el hombre.

También podemos decir, que el único documento en el mundo que da fe del origen del hombre, es la Biblia, los demás son hipótesis y teorías humanas.

Pero solo en el mundo hay un solo documento fiel y firme, que no es hipotético.

La Biblia dice afirmativamente “Y creó Dios al hombre”, y ese único documento está en nuestras manos.

Hay enciclopedias que valen mucho dinero y hablan de todo, universalmente; pero la Biblia sencillamente en uno o dos versículos.

Este pequeño libro afirma “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, y posteriormente dice “Y creó Dios al hombre”.

La Biblia no hace esfuerzos por explicar a Dios, sencillamente dice que existe Dios, que hay Dios.

También indica que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y hembra los creó, a imagen de él, por eso decimos, su obra maestra.

Dios puso al hombre en un lugar especial que creó para él, según la estima y el aprecio que le tenía.

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Suponemos que el Edén tuvo que haber sido un lugar muy bonito, aparte de que la naturaleza es bonita, el término «Edén» quiere decir eso, hermosura, lugar que se disfruta.

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Ese lugar especial que hizo, fue precisamente para ese hombre que había creado; de seguro.

Podemos decir, que Dios se recreaba con frecuencia en el huerto del Edén, especialmente con el hombre que había creado.

Haciendo un recuento o una reseña histórica, se puede llegar a la conclusión, que Dios siempre ha querido vivir en el hombre y agregándole algo, no solamente en el hombre, sino con en el hombre.

Dios ha querido vivir con él y dentro de él pero

¿Por qué razón? o ¿por qué motivo?

La respuesta es sencilla, porque es el único ser de la naturaleza que está hecho a su imagen, y no solo de la tierra, sino en todo el universo.

Que se parezca a él, que guarde los rasgos de él, solamente el ser humano; es por eso que Dios se propone vivir con él.

Cabe recordar que Dios en el Edén estaba en íntima comunión con el hombre.

Allá había un espacio adecuado para eso, una relación estrecha entre Dios y ese hombre, y él se paseaba en el huerto a la luz del día.

Nos cuenta el profeta Isaías, que el pecado violentó y rompió la comunión entre Dios y el hombre.

Por tal razón el estar en ese estado pecaminoso y no reconocerlo, nos aleja cada vez más del amor y la misericordia de Dios.

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Después que el hombre pecó, Dios soportó a la humanidad, es decir, a los antediluvianos, y a los posdiluvianos también los sobrellevó (la familia de Noé) todo hasta llegar la época de Abraham.

Estamos hablando sobre que Dios siempre ha querido vivir en el hombre.

Abraham era también de aquellas familias de los Caldeos, de Babel; también era un hombre que descendía de familias idolatras, donde había paganismo.

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Pero algo había en Abraham, que Dios le puso el ojo y lo llamó.

Y ahí comienza Dios a tratar con Abraham, es más, hay unos pasajes que dicen que Abraham fue amigo de Dios.

Y ahí fue llevando las cosas el Señor hasta cumplirse un propósito o un fin, de manera que de la descendencia de Abraham vino el pueblo de Israel.

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La historia de Israel todos la conocemos. A Moisés Dios le manda a hacer un santuario en el Sinaí, un tabernáculo para él habitar y un arca dentro del tabernáculo.

Aunque por fuera no brillara mucho, ahí dentro de ese tabernáculo se sentía y se veía la gloria de Dios.

El gran propósito de Dios con ese santuario era vivir, porque él dijo “Me lo hacen para mí, y habitaré en medio de ellos”.

El plan de Dios siempre ha sido habitar en medio de nosotros, en el ser humano, debemos despertar el espíritu y creer que Dios está con nosotros y dentro de nosotros.

Porque Dios siempre ha querido vivir en el hombre.

No andemos por la orillita buscando al Señor con pereza, metámonos adentro que ahí es donde está lo glorioso, lo grande, y eso lo sabemos los que nos humillamos ante el Señor, y que además lo hemos dejado habitar dentro de nosotros.

Si fueron de bendición éstas cortas líneas, compártelas y así otros tendrán la oportunidad de leerlo también.

Pastor: Clodomiro Lobo

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