El secreto de la tumba

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El secreto de la tumba

Lastimosamente muchos cristianos no soportan el paso de la tumba, muchos no logran comprender el secreto de la tumba, ya que son momentos y situaciones que a veces nos visitan y la vida cristiana se ve afectada.

Pero este es un paso en la vida cristiana que es inevitable y es un lugar donde no a muchos nos gusta estar, un lugar que no es para nada fácil.

Las situaciones que nos ocurren son para perfeccionarnos, claro ejemplo es el barro, que para poder ser moldeado tiene que ser pisado, pero hay muchos cristianos que no nos gustan que nos pisen.

¿Por qué los hijos de Dios no están exceptos al sufrimiento?

Es necesario entender que nuestro Dios es Dios de procesos y que Dios quiere procesarnos, porque el oro para ser probado tiene que pasar por el fuego.

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Dios tiene que saber de qué estamos hechos, de qué está hecho nuestro ministerio, por eso necesitamos consolidarnos y Dios usa esas situaciones dolorosas para enseñarnos.

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Recordemos la vida de un hombre llamado Mefi-boset, que dice la Biblia que cuando se oyó una mala noticia en el palacio.

Pues habían matado a su abuelo y a su padre, la niñera que estaba a su cuidado salió corriendo por temor.

Y cuando salió corriendo se le cayó el bebé, que era Mefi-boset y dice la Biblia, que, a causa de esa caída que produjo accidentalmente la mujer, quedó lisiado de los pies.

Muchas veces ocurren en nuestra vida situaciones que no esperamos, hay momentos en que las lágrimas no dejan de cesar en nuestros ojos.

Parece que doblamos nuestras rodillas pidiéndole al Dios del cielo, pero el Dios del cielo parece que estuviera lejos, muy lejos.

 

Hay una expresión en el libro de Lamentaciones:

“Yo soy el hombre que he visto aflicción bajo los cielos, porque el altísimo volvió su mano y revolvió, las cadenas me las hizo pesadas, parece que escuchaba mis oraciones y no las atendía, la respuesta no llegaba”.

Así nos sentimos lastimosamente en algunos momentos de nuestra vida.

Pero al final Jeremías dice: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, bueno le es al hombre llevar yugo desde su juventud”.

No debemos abandonar la mano de Dios

Lázaro no era cualquier personaje, Lázaro, dice la Biblia que era amigo de Jesús y relata que Jesús amaba a Lázaro y a sus dos hermanas.

Porque siempre que Jesús pasaba por Betania llegaba a la casa de Lázaro.

Imaginemos que los enfermos tenían que hacer cola para llegar donde Jesús, pero Lázaro dice:

“Yo no me voy a poner a hacer cola, lo espero aquí en mi casa” y en verdad Jesús llegaba a su casa y ¿a quién no le gusta que Jesús lo visite?.

Lázaro tenía una confianza excesiva y es bueno confiar en Dios, es bueno aferrarse a Jesús.

Pero llega un momento en que Lázaro se enferma y parece ser que Lázaro no tenía cualquier enfermedad, era de muerte:

“Bueno, eso no es problema, yo tengo un amigo que sana”, diría él.

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Cuando depositamos la confianza en un amigo, nos abandonamos, nos dejamos caer porque es nuestro amigo, confiamos plenamente en el o ella.

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Y nosotros sabemos en quien tenemos nuestra confianza, con razón David decía:

“Jehová es mi luz y mi salvación” y nos gusta lo que sigue: “¿De quién temeré?”

Cristianos que se respete debe saber que nosotros nos abandonamos en las manos del Dios altísimo y si caminamos por sus manos.

Nuestros pies no tropezarán, por eso abandonémonos en las manos de Dios.

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Lázaro sabía que Jesús era su amigo, qué confianza.

La mujer del flujo de sangre tuvo que abrirse paso entre la multitud.

Pero Lázaro esperaba a Jesús en su casa, aunque Jesús no fue en ese mismo instante.

Recordando que estamos desarrollando el tema: El secreto de la tumba.

Como cristianos debemos saber el porqué de las situaciones, por qué Jesús deja pasar ciertas situaciones.

La Biblia es clara al decir que: “Los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien”.

Pero fijémonos, que ese todo es absoluto, quiere decir las cosas buenas y las cosas malas.

Tenemos que entender que la obra de Dios es perfecta, el que comenzó la buena obra en nosotros, la perfeccionará hasta el día que él venga.

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Pastor: Carlos Pérez
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