Nunca dejes de soñar en Dios

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Nunca dejes de soñar en Dios

Podemos tener todo en contra, incluso a las personas que más debieran apoyarnos, pero nunca dejes de soñar.

Debemos tener sueños y esperanzas, creer que todo lo que queramos lo podemos lograr si nos lo proponemos y confiamos en que Dios está de nuestro lado.

No permitamos que nadie nos quite el derecho de lograr nuestros sueños, porque ello es el motor que nos hace seguir adelante.

Nunca permitamos que alguien se sienta con el derecho de menospreciarnos de tal manera que nos anule.

Jamás abandonemos nuestros sueños, mientras creamos que podremos lograr nuestros sueños una y otra vez.

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Que nadie nos detenga, cerremos nuestras manos, agarremos nuestros sueños y no los soltemos.

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No esperemos que las cosas que deseamos vengan de la nada hacia nosotros, nunca sintamos que hemos perdido cuando algo no sale como lo esperamos.

La historia nos habla de un gran predicador llamado Martin Luther King, este hombre el 28 de agosto de 1963.

Frente a doscientos cincuenta mil personas, en el memorial del presidente Lincoln, compartió un mensaje que tituló: «Yo tengo un sueño».

El sueño de este pastor, era que un día en esa gran nación de Estados Unidos se practicara la igualdad de derechos.

Porque en su época existía el racismo, y él en su mensaje exponía que deseaba que se juzgara a los hombres por su carácter y no por el color de su piel.

La historia también nos enseña que Martin Luther King no pudo ver sus sueños hecho realidad.

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Porque el 4 de abril de 1968 un hombre racista le quito la vida de un balazo.

Esto quiere decir que el soñar si cuesta, pero pasado mucho tiempo, vemos que su esfuerzo y dedicación no fue en vano.

Porque la gente de su raza y aun nosotros hoy gozamos de la igualdad de derecho, y eso en parte se debe a lo que este hombre se propuso.

Salta un interrogante ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar por el sueño que Dios ha puesto en nuestro corazón? ¿Cuál es nuestro sueño?

Es posible que para alguien su sueño sea un cambio favorable, tal vez alguien desee ser un médico, un arquitecto.

Y podríamos hablar de otras carreras más, quizás esos son nuestros sueños en la parte académica, o en la parte intelectual.

Pero preguntémonos ¿Cuál es nuestro sueño en Dios? ¿Quién desea ser un hombre o una mujer que Dios tome para usarlo para su honra y su gloria?

Que Dios lo tome a temprana edad para su servicio, porque alguien podría pensar que eso de que Dios llamó a jóvenes a temprana edad se quedó en las generaciones pasadas.

Pero seguimos creyendo que Jesucristo es el mismo de ayer, de hoy y por los siglos.

El que llamó en los tiempos de Elías, Eliseo, David, Josué, José, es el mismo de los apóstoles, y es el mismo de los hombres que se levantaron cuando esta iglesia surgió.

El que llamó al hermano Larsen en el Canadá, el que trajo al hermano Bill Drost, el que levantó hombres que le han servido y le han dedicado su vida, es el mismo que nos llama y capacita.

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Pueden haber jóvenes que sus padres no tengan los recursos para darles la universidad, pero debemos creer que por encima de nuestros padres está el Dios del cielo y de la tierra.

Que es nuestro Padre celestial y que Él responde por nuestros sueños, así que nunca dejes de soñar en Dios.

Al principio de la obra había una pasión en los jóvenes que se iban entregando y era de entregarle por completo la vida al Señor, de consagrarse, de servirle, de ponerse en sus manos

Pero el tiempo que nos ha tocado vivir a los jóvenes de hoy es diferente, no es la misma época atrás.

Por eso Dios está permitiendo que los jóvenes nos preparemos académicamente.

Porque la generación a la que nos vamos a enfrentar es una generación intelectual, con muchos argumentos.

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Pero el conocimiento que se está adquiriendo en la universidad Dios permite que lo aprendamos y es posible que algunos no sean pastores, ni esposas de pastores.

Pero somos instrumentos en las manos del Señor, y ese conocimiento que Dios nos permite obtener, en sus manos es valioso.

Tal vez el enemigo nos diga que no podemos ser instrumentos en las manos de Dios.

Pero el Dios que ha comenzado la obra en nuestra vida, la perfeccionará hasta el día de su venida, así que la invitación hoy es a que nunca dejes de soñar en Dios

Así como hubieron jóvenes en el pasado que le fueron útiles al Señor, en esta generación.

Todavía Dios sigue teniendo hombres y mujeres puestos en sus manos para servirle.

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Habrán situaciones donde quizás el diablo va a tratar de convencernos de que nuestros sueños es un imposible, que no somos lo suficientemente hábiles para alcanzarlos.

Pero aunque diga que no llenamos los requisitos, que no somos los más consagrados.

Hay un Dios que conoce nuestro corazón, y al pasar el tiempo nos damos cuenta que Dios hace cosas extraordinarias.

Porque cuando él pone su mirada en alguien, tiene la paciencia, el amor suficiente para ir trabajando, para ir moldeando, y llevar a esa vasija como él quiere y para lo que él la tiene preparada.

Hoy la invitación que te hago es que nunca dejes de soñar en Dios.

Pastor: José Luis Ramírez

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