Jóvenes parados en la raya

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Jóvenes parados en la raya

Salomón no era el primogénito, pero a Salomón lo eligió Dios y David lo supo, y preparó a su hijo para lo que le esperaba. En este artículo hablaremos sobre Jóvenes parados en la raya.

Salomón en sus escritos comienza a recordar todas las enseñanzas de su padre, lo testifica en proverbios, siendo un hombre muy obediente.

Por eso Dios lo pone a que pida lo que quisiera, Salomón no pidió lo que otro joven habría pedido, sino que éste joven juicioso pidió sabiduría para dirigir al pueblo de Israel.

Pensemos un poco ¿Qué hubiéramos pedido nosotros?

Tal vez un carro nuevo, una moto, una casa y no sería mala petición, tampoco es pecado, pero Salomón pidió sabiduría, corazón entendido, y esto agradó al Señor la petición.

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Salomón era un rey joven, pero estaba bien ubicado; lo principal no es el dinero, no son los bienes, lo principal es la gracia de Dios.

Ahora sabemos por qué pidió Salomón sabiduría, y porqué fue tan sabio, porque su papá le había dicho:

Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia, no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca, y ellas te guardaran, ámalas y te conservaran, y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.

Todo esto se lo había enseñado su papá y él lo puso en práctica, de tal manera que le funcionó y por eso fue que el Señor le dio esa riqueza de sabiduría a Salomón que nadie lo superó ni lo superarán jamás.

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Como consecuencia de esa petición Dios le dio lo que pidió y aun lo que no pidió también; por eso es que en su vejez, al final de la carrera.

Después de haber sido tan famoso, haber escrito libros, cantares, proverbios, poesías y haber disertado de las cosas de la tierra.

Al final de todo dijo: «El fin de todo el discurso oído es temer a Dios y guardar sus mandamientos, porque ese es el todo del hombre.»

El resumen del historial de Salomón es ese, temer a Dios, porque él sabía que «el principio de la sabiduría es el temor de Jehová», el que no teme a Dios, puede ser la persona más lúcida, mas estudiada, pero no es sabio.

Encontramos en la Biblia muchos Jóvenes parados en la raya, que pueden ser ejemplos para nosotros en este tiempo.

Josías, que comenzó a reinar desde los ocho años, nació y creció en el trono, sin embargo la Biblia dice que lo hizo bien.

La Biblia dice que Josías hizo las cosas conforme a la voluntad de Dios, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda, pero cuando tuvo dieciocho años mandó a los sacerdotes para que limpiaran el templo.

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Empezó a trabajar con muchas ganas, comenzó a hacer reformas profundas en la casa de Jehová, ya que estaba abandonada por los reyes malos que estuvieron antes que él.

Es importante resaltar, pero este muchacho se paró en la raya, no hizo lo de su papá biológico, hizo lo de su papá referente, David.

Dice que no hubo otro rey como este hombre, porque él hizo lo recto delante de Jehová, ni después de él hubo otro igual, hace parte de los Jóvenes parados en la raya.

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Fue un joven que se convirtió al Señor de todo corazón, e hizo unas reformas en el templo de Jehová que quedaron plasmadas en la historia, y en esos arreglos que le hicieron, desempolvaron el libro de la ley de Dios que estaba abandonado, perdido en el templo.

Josías, un muchacho, un jovencito, que a pesar que su padre no fue buen rey, él se convirtió como nadie.

El pueblo de Judá había estado mal con Dios, y Dios había decidido que Judá iba a ser cautiva por los babilonios.

Pero al ver Dios la conversión de este rey joven, le dice que no lo iba a hacer en los días de subteinado.

Este muchacho logró que Dios postergara el exterminio de una nación por su conversión.

Recordando que Josías se levantó en una época crítica, de apostasía en el pueblo, pero solo bastó con un hombre convertido de corazón, un hombre que se pare en la raya, que se deje usar de Dios.

Imaginémonos un muchachito de dieciocho años para gobernar un país que estaba destruido, para poner en orden una nación que estaba perdida.

Ese muchacho fue Josías, un muchacho que dijo: «Vamos a enmendar el camino»; eso es lo que hace un hombre cuando entiende las cosas de Dios, se para en la raya.

No pensemos “que porque somos jóvenes” Dios no nos puede usar.

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Jóvenes, si queremos ser sabios leamos la palabra de Dios, leamos las historias de esos jóvenes que se dejaron usar por Dios, seamos Jóvenes parados en la raya.

Como este joven hizo esa limpieza grande, así mismo debe suceder con los jóvenes convertidos al Señor, limpiemos nuestro cuerpo.

Saquemos toda inmundicia, todo lo que lleve a pecado, todo lo que no le agrade a Dios.

Todo lo que dañe nuestra vida, y nuestro cuerpo que es templo del Señor, llenémoslo con el Espíritu Santo.

Saquemos toda inmundicia de nuestro cuerpo, no dejemos que la carne nos trague, no dejemos que los deseos carnales nos dañen.

Llenémonos del Espíritu Santo, saquemos todo lo sucio de nuestro corazón, para que nuestro templo esté limpio para Jehová nuestro Dios.

Pastor: Clodomiro Lobo

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