La humildad contra la altivez

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La humildad contra la altivez

La humildad es una cualidad que no todos los hombres tienen, son contados los hombres que poseen esta cualidad. Hoy hablaremos sobre: «La humildad contra la altivez».

En el Antiguo Testamento se usa siempre, en buen sentido, de una humilde condición económica; además también dice que este uso corresponde de humilde condición, y de espíritu humilde.

La altivez: «Es una alta opinión desordenada de nuestra propia dignidad, se muestra en el porte o en la conducta».

Decíamos que la humildad es una cualidad que no todos los hombres tienen, pero con aquellos pocos.

Dios hace una buena amistad con ellos, por el simple hecho de ser humildes de corazón.

Si nosotros nos humillamos delante del Señor, todo lo que pidiéramos en su Nombre, lo recibiremos.

Bíblicamente hubo hombres humildes y hombres altivos, ejemplo, Moisés, era manso, más que todos los hombres que había en la tierra.

Pero todo lo contrario del Faraón, tenía un corazón endurecido.

Pero miremos la actitud de Moisés, cuando el Señor le hizo el llamado no le dijo “Señor, yo era el hombre que usted necesitaba”.

Sino que le dijo “Señor, si yo soy tardo para hablar ¿cómo voy ir delante de Faraón?”

Él duró cuarenta años en el desierto, y alguien que dure tanto en el desierto, se pierde de lo cotidiano, pierde el hilo de las cosas, de la actualidad, y ya Moisés había perdido muchos años en el desierto.

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Pero él no dijo “Yo soy el hombre” sino que tomó una actitud humilde delante de Dios.

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La humildad contra la altivez.

Lo contrario del Faraón, sabemos que el pueblo de Israel duró en Egipto cuatrocientos treinta años cautivos.

Bajo el látigo de los faraones, bajo el dominio de los egipcios, y el pueblo de Israel estaba sumiso allí en Egipto, porque eran esclavos.

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Pero Moisés humildemente fue el hombre que Dios tomó para hacer obras grandes en medio del pueblo.

No es que nos la sepamos toda, no es que nosotros tengamos solvencia de palabra, ninguno de nosotros está aquí porque tenemos un alto nivel cultural, o un alto nivel social, nada de eso.

Aquí nadie está porque lo trajeron a rastras, o lo trajeron con un revólver para la iglesia, ninguno de nosotros está por eso.

Es cierto que habremos muchos que no tenemos un alto nivel económico, o hay otros que tendrán un poco más que nosotros, en fin, pero la misericordia de Dios nos alcanzó a todos.

Estamos por misericordia, no es por nuestra belleza ni nada de eso, simplemente le caímos bien al Señor, y lo más lindo es, cuando Dios seduce los corazones y nosotros nos dejamos seducir del Señor.

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Cuando el Señor nos dice cosas tan bonitas, uno no haya donde ponerse, uno empieza “Señor tú si eres lindo, tú si eres grande, tú si eres bueno” ¿Qué hacemos nosotros? Adorarlo y glorificarlo a él.

Otro hombre que también fue altivo delante del pueblo de Israel fue Saúl, peca delante de Dios pero no reconoce, él dijo:

“Yo he pecado, pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios”.

Fijémonos en la actitud de Saúl, una actitud de altivez, porque no hay una actitud de reconocimiento delante del Señor.

Dios lo manda en una misión a destruir a los amalecitas, sin dejar nada, pero Saúl hizo todo lo contrario.

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Pero vemos que la actitud de David fue todo lo contrario, pecó delante del Señor, pero como no hay nada oculto delante de Dios.

David siendo rey en la misma condición de Saúl, tomó otra actitud cuando cometió su pecado.

Siendo rey pudo sentirse más grande que los demás porque era el rey, pero David tomó una actitud muy diferente.

David tomó una actitud que a Dios le llamó la atención, David dijo:

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia, lávame más y más de mi rebelión y límpiame de mi pecado, porque yo reconozco mis rebeliones y mi pecado está siempre delante de ti”.

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Ya David se va preparando para una actitud más sorprendente, sabe que ha pecado y ha cometido errores, pero su corazón no se levanta, sino que se humilla delante del Señor.

Su corazón parece que cuando le está declarando eso a Cristo, se desmorona delante del Señor, parece que va cayendo a tierra delante de Dios.

Hay una actitud de David que se humilla delante del Señor Jesucristo y le dice “Oh Señor, los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado”.

Y le dice “Señor no se te olvide que un corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Jehová”.

Y David cayó delante del Señor, quizás alabando su Nombre, glorificando su Nombre.

Para que nosotros podamos subir, tenemos que bajarnos; para que podamos subir a la cima o la cumbre, tenemos que humillarnos.

Cuando esto suceda, Dios en su debido tiempo nos va a hacer subir, nos colocará en lugares altos.

Conoce más sobre este tema, viendo la siguiente enseñanza, que será de mucha ayuda para tu vida espiritual.

Pastor: Jailson Navarro

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