La necesidad de adorar a Dios
Nosotros tenemos la necesidad de adorar a Dios y la Biblia dice, debemos adorarlo en espíritu y en verdad.
Por lo general hoy en día todo mundo se atribuye una forma de adorar a Dios, pero Dios se reserva ese derecho de admitir como una persona debe hacerlo.
Y dice la Biblia, que Dios anda buscando esos adoradores:
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”.
Cuando una persona adora a Dios, lo respeta y venera, le sirve, le reconoce y le teme, Dios todo esto lo cuenta como una adoración.
La palabra adoración significa estar a disposición, nosotros que tenemos la necesidad de adorar a Dios debemos estar siempre a su disposición.
La historia de los esclavos que está muy bien marcada en la palabra de Dios.
Dice, que cuando un amo veía que el esclavo tenía buen comportamiento en las labores y tareas ordenadas, después de un tiempo recuperaba la libertad.
Pero el esclavo tenía la libertad de decidir si se quería ir o quedar, y cuando el esclavo veía que su amo se había portado bien con él, decidía quedarse.
Luego de esto, se hacía un rito, donde se ponía una señal en la oreja del esclavo que simbolizaba que estaba en la casa de su amo de manera voluntaria.
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Aunque estuviese voluntariamente allí, tenía que seguir cumpliendo las órdenes del amo.
El esclavo sabio que se encontraba en una situación que su respeto y servicio estaba sujeto a su amo.
Si en algún momento el esclavo quería irse no se llevaría nada, su familia se quedaría con el amo.
Y si la familia del esclavo se quería ir, el que tenía que quedarse era él en casa de su amo.
Viendo esto, podemos notar, que el acto de adorar a Dios es un tema más complejo y profundo de lo que creemos muchas veces.
Hoy hablamos de la necesidad de adorar a Dios, pero tocaremos putos importantes que nos ayuden a ser mejores y cuando sirvamos lo hagamos de una manera mejor y mas consiente, para así crecer aún más en Dios.
Estamos en medio de tempos malos, Pablo le advirtió a Timoteo, que en estos últimos tiempos los hombres serían amadores de sí mismos y estamos indudablemente en esos tiempos que mencionaba Pablo.
Los amadores de sí mismos, son quienes buscan la gloria, esos que en algún momento ha pensado irse de casa de su amo, pero quieren llevarse todo, aun cuando nada les pertenece.
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Debemos ser muy conscientes de este versículo “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” Romanos 11:36.
Estos amadores de sí mismos son hombres vanagloriosos, infatuados, implacables, aborrecedores del bien y amadores del mal.
Y dice la Biblia, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella.
¿Por qué la necesidad de adorar a Dios?
Necesitamos estar blindados, protegidos contra todo ese tipo de males que circundan especialmente en el área religiosa.
En la Biblia encontramos una madre que pidió que el día del reino de Dios sus hijos se sentarán uno a la derecha y otro a la izquierda del trono de Dios.
Él les dice, que no sabían lo que estaban pidiendo, dice que del vaso que él bebe nosotros también podemos beber, de la comida, del bautismo podemos participar.
Nadie debe querer lugares de reconocimiento porque el único que merece reconocimiento es él y somos nosotros quien debemos dárselo, somos nosotros quienes tenemos la necesidad de adorar a Dios.
Como podemos por momentos perder la dirección correcta y obviar la grandeza de un ser maravilloso que siempre está presente en medio nuestro, y buscamos un lugar de privilegio olvidando que las cosas de Dios no son así.
Dios no le da reconocimiento, ni gloria a nadie. Solo él está sentado en el trono de poder y gobierno, todo el universo y toda la tierra le reconoce.
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Cuando la Biblia se refiere a que está sentado a la diestra de la majestad, no está hablando de un estado nominal.
Sino de un estado jerárquico que Dios siempre ha poseído, toda la majestad es él.
Él pide que se le alabe, es una orden que todo lo que respire que lo alabe.
Dios no está mendigando una alabanza y adoración, cuando el emite la orden.
Alabadle es porque la naturaleza siente que la vida llega cuando él ordena.
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Él ordena a la lluvia caer y al hacerlo lo alaba, la nieve al caer lo adora.
Nuestra adoración empieza desde ese milagro, del nuevo nacimiento, de la transformación y regeneración que Dios hizo en nosotros.
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.
Tenemos la necesidad de adorar a Dios, y debemos cuidarnos de ser exigentes al estar sentados en las iglesias como espectadores que aprueban, no lo que se canta o se dice.
Todos debemos adorar con nuestro entendimiento y rindiendo nuestro ser al único que lo merece.
Muchas veces al servir, se quieren hacer las cosas bien para los demás y quedar bien ante los ojos humanos, olvidando que todo lo que hacemos debe ser para agradar y complacer a Dios.
Nuestro objetivo es que ese olor grato llegue hasta su presencia y el se sienta complacido con nuestra adoración.
El latido de nuestro corazón es el reloj de Dios que lo mantiene con vida, cada latido es reconocimiento de su obra perfecta, somos nosotros que tenemos la necesidad de adorar a Dios.
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Así como aquella mujer que llevó un perfume, entró a la casa y lo derramó sobre el maestro.
Así debemos ser, no necesitamos permiso de nadie para derramar nuestra adoración ante el gran rey.
El altar celestial está abierto para que entres cuando quieras.
Cuando la adoración se hace en espíritu y verdad es olor fragante, Dios se complace en que sus hijos lo adoren.
Las tribulaciones, las pruebas, las persecuciones, que son como dardos de fuegos encendidos que nos quieren rodear y creen que nos acabarán, pero nos convierten en unos adoradores en espíritu y verdad.
Por eso, las pruebas para los verdaderos adoradores son una bendición, porque en medio de ellas nos postramos y adoramos derramando todo de nosotros reconociendo que la última palabra la tiene el Señor.
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Cuando hay una verdadera adoración, satanás el pecado y el mundo no pueden resistirlo.
Tenemos lo eficaz, lo que realmente funciona, una verdadera adoración puede romper lo que está destruyendo tu hogar, una verdadera adoración puede cambiar la historia de tu vida para siempre.
Hay quienes no dan importancia a esto, pero todos tenemos la necesidad de adorar a Dios.
Se adora con la vida, con el alma, con la mente, corazón y con el espíritu, se adora con todo lo que somos.
Pastor: Luis Guillermo Martínez