La propiciación por la sangre de Jesucristo
Cuando Dios creó al diablo lo hizo un ser especial y lo puso como ministro de defensa de la jerarquía celeste. Hablaremos sobre la propiciación por la sangre de Jesucristo.
Él era el que mandaba sobre todos los arcángeles, tenía mucha autoridad dentro de sus subalternos, pero a él se le abrieron las agallas y pensó en hacerse igual a Dios.
Pero Jehová es omnisciente, de modo que eso solo se quedó en el pensamiento de él, pero cuando se quiso dar cuenta.
Ya venía de cabeza para abajo como un rayo, así dijo Jesús, quedando en el cielo la silla de Luzbel desocupada.
Cuando Dios vio el vacío que quedó allá dijo:
«Hagamos al hombre, para que él se enseñoree de todo lo que voy a hacer» ocupando el lugar de Luzbel y la silla nuevamente no quedo vacía.
Eso no le cayó bien a Satanás, porque ahora mira y ve al hombre allá sentado en su silla, para él fue una ofensa, porque Dios había colocado a un ser inferior a él.
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Recuerda que estamos hablando de la propiciación por la sangre de Jesucristo.
Entonces buscó la forma de que el hombre fuera botado, y lo engañó, e hizo que también Jehová lo bajara.
Dios se airó con Adán y Eva, había una sentencia en pie «Morirás» y ahora Dios lo llama para ejecutar su sentencia.
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Entonces Jehová se las ingenia, porque él sabe que eso que hizo Adán no salió de él, debió haber una insinuación de alguien.
Y cuando Dios vio a su Adán tirado allí, sabiendo que le había fallado y que por lo tanto la sentencia caería sobre él.
Jehová se inventó un altar y se vistió de sacerdote para mediar entre Adán y Jehová.
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Ahora Jehová está airado y tiene que ejecutar a Adán, pero Dios quiere conservar descendencia de Adán, para poder darle el pago a Satanás.
Cuando ya el juicio se iba a ejecutar, aparece un altar y unos corderos, para que hubiese sacrificio, y la sangre derramada hizo que la ira de Dios que estaba en contra de Adán.
Se aplacara, y es por eso que hoy Adán sigue vivo, porque nosotros somos Adán.
Dios echó a Adán, quedando una grande necesidad en el hombre, ese contacto directo con Dios, esa necesidad del alma.
Adán, cuando siente la necesidad de Dios, recuerda que Dios mismo le enseñó un mecanismo, que es la propiciación, y empezaron a hacer los sacrificios.
Que a través de ellos se podía comunicar con Dios, y todos esos hombres se fueron autonombrando sacerdotes de su familia.
La palabra «propiciación» significa enmendar, mediar, quitar la ira, y aquí estamos hablando de la propiciación por la sangre de Jesucristo.
Para que pudiera haber propiciación, se necesitaba un cordero, un altar, un sacerdote, y un Dios.
Todos sabemos que ese cordero es Cristo, y que ese sumo sacerdote es Cristo, y que ese Dios que recibe de mano del sumo sacerdote la sangre del cordero es Cristo.
Por lo tanto a muchas personas se le dificulta entender, que ¿cómo es que Jesús sea el Padre, y al mismo tiempo sea el Hijo, y al mismo tiempo sea el Espíritu Santo?
«Algunos dicen: Esos ‘Jesús solo’ tienen es un solo enredo, ¡Enredados están ellos!»
Así mismo tampoco se puede entender que él sea el cordero, sea el sumo pontífice, sea el templo donde está el altar, sea Dios y que todo funciona de manera simultánea.
El sacrificio que los hombres venían haciendo, solamente alcanzaba a purificar las cosas materiales.
El hombre seguía en muerte espiritual, no alcanzaba, por lo que Dios dice «a esto hay que ponerle fin».
Hay que abrir espacio para traer entonces un verdadero cordero, y un verdadero sumo sacerdote, que pueda ponerle fin al pecado de los hombres.
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Dios prueba tener otra vez contacto directo con el hombre, porque lo que Dios pretende con todo esto, es que el hombre vuelva a él.
Pero había un impedimento para que ese culto fuera tan real como al que Dios quiere que se le brinde.
Es entonces cuando llama a Abraham, y de Abraham sale un pueblo grande, y aprende a adorarle a él a través de esos cultos.
Entonces es cuando Dios escoge de las familias de las tribus, una tribu llamada Leví, y de esa tribu escoge una familia, la de Aarón y lo lleva al monte.
Allá está Moisés hablando con Jehová respecto a su programa, es un gigante proyecto que Dios tiene en desarrollo.
Jehová le abre la ventana a Moisés y le dijo: ¿Sí lo ves?, ¿ves el verdadero tabernáculo?, necesito que me diseñes uno igual allá en la tierra.
Ese tabernáculo no era el verdadero, Dios solo quería hacer una maqueta, una obra en miniatura para representar lo que sería el verdadero tabernáculo, de Cristo en adelante.
Y vino Dios y le dijo: Mira que me hagas el tabernáculo tal cual al que te mostré, pero a este me le vas a hacer primera y segunda parte.
Porque el de arriba (el que se le había mostrado) no tenía segunda parte.
Por eso los hombres que tuvieron la oportunidad de tener visiones y ver el tabernáculo del cielo abierto, inmediatamente que miraban la puerta, veían a Jehová.
El gran problema que teníamos los humanos, que no podíamos acercarnos a Jehová por la condición de pecadores.
Por la dimensión en la que nosotros nos movíamos “no me verá hombre y vivirá”.
Así que nadie podía acercarse al tabernáculo del cielo, por eso Dios bajó al hombre, pero el propósito era volverlo, y es lo que se está desenvolviendo en estos tiempos.
Cada vez que se hacían sacrificios, se hacía memoria, se estaba anunciando el fin del pecado, y el inicio del verdadero culto, no en cualquier parte.
Sino en el santuario mismo de los cielos, y es lo que se da una vez, que llega Cristo a la tierra.
Juan el bautista iba delante de él anunciándole al pueblo, que ya está cerca, y que él solo es la voz de uno que clama en el desierto.
Cuando se da la oportunidad de Juan hacer oficial la presentación de Cristo, lo presenta diciendo:
«He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo».
Pero todavía el velo del templo está en pie y el tabernáculo está funcionando.
Y un día cuando se tenía que presentar la pascua, le llega el final al culto de Levi, y se va a activar el culto que viene antes de Leví, ya no con un cordero natural, ya no con un símbolo o un tipo.
Ahora tenemos el antitipo que es Cristo, el verdadero cordero, ya no se va a hacer uso del sacerdote levita, porque el sistema de Leví quedo obsoleto.
Ahora viene el verdadero sistema, cuando apareció Cristo como el cordero de Dios, y que también apareció como el sumo pontífice.
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Pero que también apareció como Jehová, porque Jesús es Jehová.
Los sacrificios de Jehová
El primer sacrificio lo hizo Jehová, y el ultimo también.
En el principio Jehová medió entre Adán y Jehová, y ahora está otra vez Jehová mediando entre su descendencia y Jehová.
Algunos dicen:
«Esos ‘Jesús solo’ tienen es un enredo»,
enredados están ellos.
La figura de esta iglesia era el culto levita, de modo que cuando el sacerdote diario entraba al tabernáculo a la primera parte, es lo que sucede en estos tiempos.
Cuando nos arrodillamos en el altar somos el buey, somos el cordero cuando vamos a la iglesia a ayunar, y nosotros mismos somos el sacerdote.
Porque ahora en este nuevo sistema de culto, no somos diferentes el uno al otro, todos somos un reino de reyes y sacerdotes, eso es lo que somos.
Por eso aquí todo el mundo canta, en aquel culto nada más podían cantar la gente de Leví y los sacerdotes sobre todo.
Pero como aquí todos somos sacerdotes, todos podemos cantar.
Te invitamos a que saques un poco de tiempo y veas el siguiente vídeo, donde se da una amplia explicación sobre:
Pastor: Pedro Torres