El poder de la resurrección

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El poder de la resurrección

«Dios no puede morir y mucho menos si no ha muerto puede resucitar, porque Dios no tiene origen, ni principio, ni fin, así que lo que murió fue la humanidad de Dios llamada Jesucristo, pero resucitó y por esa resurrección hoy tenemos salvación y vida eterna». Hablaremos sobre el tema: «El poder de la resurrección».

«Que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo» Romanos 1:4-6.

Dios no puede morir y si no ha muerto no puede resucitar porque Dios no tiene principio ni fin.

Así que quien murió en la cruz del calvario no fue Dios, fue su humanidad, por esto es el poder de la resurrección.

Por esta misma razón, Dios tampoco tiene mamá, si tuviese madre entonces tuviese un principio y ante mano un final.

Pero gracias a Dios que ese precioso ser que tenemos es el Dios que nunca cambia, es desde el principio hasta el final.

El día que se humilló, el día que dice la Biblia que se humilló así mismo.

Bajó desde el cielo hasta la cruz del calvario a tener muerte y muerte de cruz, lo hizo por amor a ti.

Y gozamos de una salvación que no merecíamos, es única y exclusiva del todo poderoso, dirigida a la raza humana.

La cual no quiere que pisoteemos o le perdamos valor.

Esta salvación que el Señor nos ha dado es para agarrarla, para que usted la tome y nunca la suelte.

Porque además, es la que da el tiquete de ida al cielo para ir a morar allá por toda la eternidad.

El día que Jesús murió en la cruz del calvario a la creación le dolió y le pesó.

En Mateo dice, que el velo del templo se rasgó porque ya no iba a ver más intermediarios.

Que ahora usted y yo que estábamos destituidos de la gloria de Dios íbamos a entrar confiadamente al trono de la gracia y poder estar con él.

Adorándolo y glorificándolo, cosas que antes no se podían hacer.

Jesús es tan bueno con nosotros, que aunque fuéramos indignos, él ha querido siempre, que estemos con él allá en el cielo.

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Dice la Biblia, que ese día tembló, también en medio de eso las rocas se partieron.

Porque no podían contener que el maestro estaba muriendo en la cruz del calvario.

Se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de hombres que habían hecho el bien se levantaron.

Porque fue tanto el temblor que esta gente que estaba muerta despertó.

Ese día porque Jesús aun en medio de su muerte seguía haciendo milagros extraordinarios en la humanidad.

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Dice la Biblia que el sol oscureció y no quiso dar su esplendor durante tres horas.

Su muerte hizo que el sol se escondiera, pero Jesús no se quedó muerto.

Al tercer día con gran poder y gloria Jesucristo se levantó de la tumba victorioso y la creación grito ¡aleluya, Jesucristo está vivo!

Que privilegio tener al Cristo vivo, hay gente que le tiene más importancia a la cruz.

La cruz sin Jesús no es importante, el importante fue el que murió en la cruz del calvario.

La victoria del Gólgota desafió el poderío que tenía satanás sobre nosotros, porque satanás quiso destruir la humanidad.

Pero el Señor no se lo permitió porque para eso murió en la cruz del calvario.

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Para que nosotros gozásemos de eterna redención y aunque no éramos dignos.

Jesucristo nos hizo dignos por su sangre preciosa que fue derramada en la cruz del calvario.

Jesús nos cambió la esclavitud en libertad, éramos esclavos porque la palabra salvación.

Vea también: La resurrección de Jesús es la garantía para nosotros

Quiere decir, la liberación espiritual del dominio del pecado y de la muerte.

Pero él nos dio una salvación por encima de la muerte y del pecado.

Por eso es que no cambiamos a Cristo por nada, él cambió las tinieblas por luz, cambió la muerte por vida eterna.

Su resurrección nos dio la adopción de ser hijos de Dios, pero hijos de Dios no son todos.

“En el mundo estaba y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A los suyos vino y los suyos no le recibieron”.

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.

Para ser hijos de Dios necesitamos creer que él es verdadero y cuando le recibimos somos los más felices sobre la tierra.

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La gente dice que los pentecostales somos aburridos, somos los más felices haciendo lo que él nos manda.

Vivir en santidad para él y demostrar que verdaderamente en nuestras vidas, hay alguien que nos cambió el corazón.

El poder de la resurrección hizo que todas las enfermedades quedaran en la cruz del calvario.

Si hay alguien que tiene que sentirse orgulloso somos nosotros.

Cristo nunca nos ha abandonado, nunca nos ha dejado avergonzados.

Donde vamos él está, nos guarda y aun durmiendo él con su mano poderosa nos protege.

Lo mejor que nos ha pasado en la vida es haber conocido al rey de reyes y Señor de Señores y nos sentimos privilegiados.

Felices porque Cristo prometió estar con nosotros porque a él no le queda grande nada.

Tú eres el que ve grande el problema, no le digas a Dios que tienes un problema grande, dile al problema que tu Dios es un Dios soberano.

Por: Elías Mejía

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