Ser agradecido
¿Quién desea tener gracia delante de Dios? Todos debemos querer tenerla y lo bueno es que podemos pedirla y es necesario que lo hagamos, para así, cada uno aprender a ser agradecido.
La gracia es el favor no merecido, y nosotros podemos obtener esa gracia del Señor Jesús. El ser humano puede reflejar la gracia en todos los aspectos de la vida cotidiana:
- Con familia y amigos
- En el trabajo
- La escuela o universidad
- En el barrio, delante de los vecinos
Un cristiano puede tener mucha gracia de Dios y reflejarla en su vida.
Quizá en muchas ocasiones nos enfocamos más en cosas materiales que son importantes, le pedimos al Señor una casa, un carro, una moto y no está mal.
Pero hay cosas más esenciales como aprender a pedir gracia y a ser agradecido.
Hoy podemos pedirla y en abundancia, recordemos que Noé no fue salvo por otra cosa sino por gracia.
“Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”. Genesis 6:8.
La palabra de Dios nos muestra a Pablo aconsejando a Timoteo cuando le dice que no se esfuerce en muchas cosas más que en la gracia, “pues tú, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” . 2 Timoteo 2.
Los seres humanos queremos alcanzar cosas aquí en la tierra y nada de eso está mal, por el contrario.
Es bueno esforzarse por estudiar y capacitarse, esforzarse por conseguir un buen empleo o tener un negocio propio, todo esto es muy válido e importante.
Pero hay un tesoro más grande; con la gracia podemos obtener cosas que no imaginamos, ser portadores de ella no se puede comparar a un lujo terrenal porque es mucho mayor.
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Una pregunta que puede surgir en este momento es ¿cómo podemos recibir gracia de parte de Dios o qué se debe hacer para obtenerla?
Una de las cosas que a Dios más le gusta del hombre, es cuando este decide ser agradecido con él y con los demás.
Los ingratos no hallan gracia delante de Dios, esas personas no son vistas de la misma manera por él.
Entonces la clave está en ser agradecido.
En el libro de San Lucas encontramos a diez hombres leprosos.
Recordemos que la biblia nos explica que cuando una persona tenía lepra nadie le quería cerca, la familia, amigos y todos se apartaban.
En otras palabras, esta persona lo perdía todo a causa de su enfermedad.
La lepra no tenía cura, quienes la padecían entendían que estaban condenados a muerte y que toda su vida sería de soledad.
Estos diez leprosos que estaban en un lugar retirado, si notaban que alguna persona pasaría cerca de donde se encontraban, alertaban y gritaban diciendo: «somos inmundos» y nadie se acercaba.
Pero por donde nadie caminaba, hubo uno que hizo la diferencia y ese fue Jesús, no hay nadie como él, hizo lo que nadie había hecho.
Estos leprosos entendieron que Jesús era diferente, y le pidieron misericordia; podemos ver como Jesús fue misericordioso y les sanó, pero es curioso lo que pasó después de recibir esa sanidad.
Uno solo de los diez, decidió volver con el maestro a darle las gracias, ese hombre, corriendo fue preguntando ¿dónde está Jesús? y dice la biblia que glorificaba a Dios a gran voz. Él tuvo gratitud.
Entendamos que en Jesús lo tenemos todo y así como se acercó a estos hombres que eran rechazados, así mismo se acerca a nosotros con amor sin importar nuestra condición.
Quizá, así como a esos leprosos, alguien te rechaza, alguna persona te evita, o de pronto no te aceptan en un lugar, pero recuerda que Jesús es diferente y él si camina a tu lado.
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Nosotros deberíamos imitar a ese hombre que tuvo gratitud, esas acciones debemos copiar.
Se postró ante Jesús y le dijo: maestro vengo a darte las gracias, pero el maestro se admiró porque habían sido diez y solo veía a uno.
Jesús levantó al leproso y le dijo: vete, que tu fe te ha salvado, todos recibieron sanidad, pero este hombre por ser agradecido, aparte de ser sano, recibió la salvación.
“Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado”. Lucas 17:19.
Hoy te invito a que le digas al maestro, Señor quiero ser agradecido, quiero como aquel hombre darte gracias por todo.
Aun en las dificultades, aun cuando no entienda el por qué de muchas cosas, aun en los problemas, gracias Señor.
Como hijos de Dios, nunca debemos olvidar a quienes nos han servido en algún momento de nuestras vidas.
Debemos agradecer al prójimo, a ese hermano que en algún momento nos ha ayudado o ese vecino que un día nos sacó de un apuro.
En ocasiones nos olvidamos de los detalles, de cada esfuerzo de nuestros padres, de las ayudas de nuestros familiares, primos, tíos, hermanos, seamos agradecidos en nuestro hogar, con la familia que Dios nos regaló.
Dios mira con buenos ojos a ese tipo de personas, gente agradecida con una humildad en el corazón.
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Otro hombre que también halló gracia ante los ojos de Dios fue David, sabemos que era un pastor de ovejas y Dios le permitió que Saúl lo tratara como a un hijo.
Lo sentó en su mesa, le dio de comer, le dio donde dormir, Saúl apreciaba a David.
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Pero un día, Saúl sintió celos de él, empezó a perseguirlo y hasta le tiró una lanza, lo retó a que peleara con él.
Pero David era un ser agradecido y se negó, sabía cuánto le había dado y servido Saúl.
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Siempre recordemos de nuestro prójimo las cosas buenas que ha hecho por nosotros.
Que si hoy, alguien nos ha dejado de servir o nos ha dejado de ayudar, nuestra gratitud siga intacta por acciones anteriores que haya tenido.
Que Dios nos vea siendo agradecidos, que hallemos gracia ante los ojos del Señor por imitar esas acciones de antiguos como David o como el hombre que se regresó para agradecerle a su maestro.
“Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”. Lucas 14:11.
Cuando hay humildad en el corazón, ser agradecido es un deleite y Dios desde los cielos reconoce a un verdadero hijo.
Que desea poner el nombre de Jesús en alto siendo como él nos dice que seamos, seres agradecidos.
Pastor: Juan Carlos Soto