Cómo entrar en la presencia de Dios

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Cómo entrar en la presencia de Dios

A nosotros nos dicen los «Jesús solos» porque supuestamente no creemos en el Espíritu Santo. Hablaremos del tema: «Como entrar en la presencia de Dios».

Pero nosotros los «Jesús solos» creemos más que cualquier persona en el Espíritu Santo; negar al Espíritu Santo es negar a Dios porque Dios es el Espíritu Santo.

Lo que no creemos es que en el cielo haya un viejito barbudo que es padre, uno menos barbado que es el hijo y otro al lado que es el Espíritu Santo.

Tampoco creemos que el Espíritu Santo es una fuerza, porque el Espíritu Santo engendra, nos habla, testifica, convence, se entristece.

Por tal razón, no es una fuerza sino el mismo Dios.

«Cuando hablamos del Espíritu Santo es el mismo Dios manifestándose»

La presencia de Dios es la manifestación gloriosa de Cristo en cualquier situación que el hombre la necesite.

A veces decimos que Dios no está en una cantina pero ¿Dónde no está Dios?; donde el hombre se meta, allí está Dios.

Que Dios no se manifieste en una cantina es es otra cosa, pero si está en todas partes.

Dios en el Antiguo Testamento se manifestaba de diferentes maneras, pero no moraba en el hombre sino que venía sobre el hombre.

Después que hacía alguna acción sobre una persona el Espíritu Santo lo dejaba, a diferencia de este tiempo que el Espíritu Santo mora en nosotros.

Es Espíritu Santo de Dios no se va de un creyente, así este peque; el Espíritu Santo se contriste (entristece) pero se queda allí, para seguir haciendo la obra.

A veces cuando los hermanos quieren recibir el bautismo del Espíritu Santo, alguien le pone la mano y le sacude la cabeza ya casi para zafársela.

Y otros dicen ¡repita!, muchas veces sin preguntarse.

¿Cómo entrar a la presencia de Dios?

Eso no consiste en moverle la cabeza a alguien, ni decirle repita y a veces nosotros mismos como predicadores.

Hacemos un daño cuando decimos ¡usted no recibe el bautismo del Espíritu Santo porque no tiene fe!

Resulta que todo mundo tiene fe, hasta un incorverso tiene fe porque la fe es innata.

Dios le dio fe al hombre, lo que pasa es que el ser humano tiene la fe mal enfocada.

Algunos ponen la fe en María, San Roque, San Judas o San Isidro.

Pero otros ponemos la fe en Jesucristo: “Puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de la fe”.

La predicación de la palabra a través de un predicador con la influencia del Espíritu Santo lo que hace es que la persona deje de poner su fe en lo que no sirve.

Deje de poner la fe en santos o en personas.

Y esa persona cuando escucha el evangelio comienza a poner la fe en Jesucristo.

Vea también: Una generación que desea la presencia de Dios

La gente nos dice ¡Jesús solos! porque supuestamente no creemos en el Espíritu Santo.

Nosotros los Jesús solos creemos más que cualquier persona en el Espíritu Santo.

Negar el Espíritu Santo es negar a Dios y la Biblia dice:

“El Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu de Dios allí hay libertad”.

Cuando hablamos del Espíritu Santo nos referimos a Dios actuando, fluyendo en salvación.

Pero resulta que al hablar de la presencia de Dios nos conviene decir que la presencia de Dios es la manifestación gloriosa de Cristo en cualquier situación en la que el hombre la necesite.

A veces decimos que Dios no está en una cantina, pero ¿dónde no está Dios? la Biblia dice: “¿Se esconderá el hombre en escondrijos que yo no los vea?”

Donde el hombre se meta allí está Dios, que Dios no se manifieste es otra cosa.

La presencia de Dios en el Antiguo Testamento se manifestaba en lugares, en templos, tabernáculos y montes.

En Éxodo encontramos que Dios se manifiesta a través de una zarza para llamar a un hombre llamado Moisés.

Y cuando él se acercó una voz le dijo: “yo soy el Dios de tu padre, el Dios Abraham, de Isaac y de Jacob”.

Entonces cubrió su rostro Moisés porque tuvo miedo de mirar a Dios, porque la presencia de Dios estaba, pero a través de la zarza se manifestó.

Cuando hicieron el tabernáculo dice: “Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo”.

Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él y la gloria de Jehová lo llenaba.

Dios en el Antiguo Testamento se manifestaba así, es más, el Espíritu Santo no moraba en el hombre.

Sino que venía sobre él y el después que hacía una obra a través de ese sujeto el Espíritu Santo lo dejaba.

A diferencia del Nuevo Testamento, que el Espíritu Santo de Dios mora, se queda en el sujeto.

El Espíritu Santo no se va de un creyente así peque.

Cuando la Biblia dice: “No contristéis el Espíritu Santo del Señor”, la palabra contristar no es alejar sino entristecer, el Espíritu Santo se queda ahí para seguir haciendo la obra.

“Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado toda la casa, entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad”.     

Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra?

“He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?”

Dios es tan grande, tan sublime que los cielos de los cielos no le pueden contener, o sea encerrar.

“Que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí, y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar”.

Por eso cuando nosotros decimos ¡Hay poder en el nombre de Jesús!

No es que las letras tengan poder porque a veces se aman más las letras que al ser que lleva el nombre, el nombre representa la presencia, el poder y la autoridad.

Vea también: La presencia de Dios cambia la vida para siempre

Dice la Biblia en el Antiguo Testamento, que la presencia de Dios en sí es la irradiación luminosa del ser y la santidad de Dios.

Que se manifiesta a veces en ciertos fenómenos de la naturaleza como las nubes, la tempestad, el fuego y la luz.

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Hemos oído hablar del tabernáculo.

El tabernáculo en sí es un prototipo de cielo por eso había unos querubines porque donde está la presencia de Dios tienen que haber querubines y el tabernáculo tenía tres puertas:

  • Primera puerta «el camino«
  • Segunda puerta «la verdad«
  • Tercera puerta «la vida«

Y Jesucristo vino diciendo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

El tabernáculo estaba divido en dos que era el lugar santo y el lugar santísimo.

Había un velo que separaba estos dos lugares, donde estaba el lugar santísimo no entraba la gente.

Solo una persona el sumo sacerdote y eso, el que tenía que ofrecer un sacrificio por sus propios pecados antes de entrar allá y ofrecer luego un sacrificio por los pecados del pueblo.

La presencia de Dios en el Antiguo Testamento mataba, por eso el sacerdote entraba con unas campanitas y con un lazo.

Porque si el pueblo no se santificaba el sumo sacerdote pagaba, entonces lo sacaban con el lazo.

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Como entrar en la presencia de Dios.

Eso tenía un simbolismo, cuando Cristo murió el velo se rasgó porque en sí Dios estaba encerrado en el Antiguo Testamento.

Hay gente que dice y hasta cantamos cosas que no deberíamos cantar, a veces decimos “Así como David danzaba”.

Ellos no tienen que enseñarnos adoración a nosotros porque la ley tenía la sombra, no la realidad.

Ellos vieron cosas bonitas, pero no tan bonitas como las que Dios tiene preparadas para nosotros.

No es mejor la ley que la gracia, no es mejor Moisés que Cristo, no es mejor la sangre de allá, es mejor la de acá.

El velo se rasgó para Dios actuar en todo el mundo y dando también a entender que allá uno podía entrar cada año y ahora todos podemos experimentar la presencia de Dios.

Es más, en el Antiguo Testamento las mujeres tenían que hacerse a un lado, allá todo era limitado.

Dios estaba limitado y Dios ahora es ilimitado, las mujeres, los niños, todos podemos experimentar esa presencia gloriosa de Dios.

Pero más que eso, podemos experimentar esto tan sublime y no ser muerto sino edificado.

El ser humano confía en sus propios méritos para sentir a Dios, en la iglesia hay espíritu de fariseísmo.

Hay gente que confía en las obras, en los años de servicio, incluso de santidad.

Pero, ¿quién va a creer que tantos años de vida correcta, lo van a llevar a uno a ser fariseo?

Hay gente tan fiel que a la hora de la verdad esa fidelidad se le puede convertir en un problema.

Vea también: Anhelando la presencia de Dios

Porque confía en sí y eso es peligroso, porque si estamos aquí no es por nuestra capacidad, es por la misericordia y gracia infinita de Dios.

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Como entrar en la presencia de Dios.

De pronto el diablo te dice “ya no puedes, ya no vas a triunfar” puede hacer lo que se le dé la gana, pero no le creas.

Si Dios programó fiesta para bendecirte, para restaurarte, no importa lo que dígala la gente, importa lo que diga el Señor.

¿Cómo se entra a la presencia de Dios?

“Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo”

A veces creemos que el éxito depende del predicador, esto depende es del poder del Espíritu Santo.

“Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”.

“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones”.

Así se debe entrar a la presencia de Dios.

Por: Jhon Castaño

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