De lo divino a lo humano

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De lo divino a lo humano

De lo divino a lo humano, existen diversos enunciados en la Biblia que crean ciertas brumas al momento de desglosar su esencia, textos que en nuestro idioma castizo podrían categorizarse como “trabalenguas”, ya que exige una concentración y buena interpretación para llegar a la definición y punto central de esta misma, y hoy quiero hablarte sobre De lo divino a lo humano.

En este sentido existen parámetros hermenéuticos que conllevan a un estudio prácticos de pasajes bíblicos que aparentan ser sencillos pero su profundidad es abismal.

Es por ello, que en el presente texto, quisiera explicar en una forma sencilla alguno de estos textos, iniciando por aquella cita que se encuentra en la carta a los Efesios 4:9-10.

El apóstol Pablo en esta escritura, hace referencia al descenso que tuvo el Señor Jesucristo para rescatar al hombre perdido. Tal como se comenta en el libro de San Lucas 19:10 “El hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.

Este enunciado se trascribió de esta manera para dar repuesta a todos las inquietudes y preguntas que nuestros lectores hacen.

Gracias a Dios y a todos los que me escriben; sus preguntas e inquietudes son tan importantes que me hacen indagar e investigar hasta encontrar las verdades que Dios quiere que se diga en medio de este mundo lleno de confusión.

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En consecuencia del desarrollo de este artículo me enfoco desde el momento en que el hombre pecó, Dios se preocupó tanto que descendió al Edén para preguntarle a Adán donde se encontraba, sí estaba consciente de lo que había hecho.

Éste le responde: “oí tu voz y me escondí”; da la impresión que Dios no quedó satisfecho con tal repuesta; luego, visitó a Eva para darle una promesa de restauración.

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De lo divino a lo humano.

Llegó el cumplimiento de tal promesa, Dios nuevamente visitó a una dama en Nazaret, llamada “María”, para tomar de ella su cuerpo, el cual se fusionaría lo divino con lo humano, sin que lo divino deje de ser divino y de esta forma rescatar al hombre perdido.

Cuando se habla de Dios en su esencia, podemos afirmar que él es “Espíritu”, es decir, no tiene cuerpo. Cuando se habla de Dios manifestándose en Carne es lo que se engendró en María.

Es decir, un cuerpo que traería en su físico la figura adámica en su forma exterior, ya que éste, Adán fue hecho a imagen y semejanza de Dios en su creación.

El desenvolvimiento teológico, comenta que Jesucristo es la imagen del Dios invisible; cuya imagen fue reflejada como sombra en la figura exterior de Adán; aunque pareciera que Jesús como hijo suyo, trajo la estampa intrínseca de adán.

Sin embargo, Jesucristo no trajo la figura, el retrato ni la sombra de un perfil cualquiera, sino la verdadera e infalible imagen del Dios invisible, por ello él expresó: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”.

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Este fusionamiento entre lo espiritual y lo orgánico conocido como la persona de Jesucristo, es declarado el “verdadero Dios” y el “verdadero hombre” eso lo expresa San Pablo cuando dice que en su cuerpo habita, toda la plenitud de la divinidad. Colosenses 2:9.

En esta manifestación de carne, se deja ver el verdadero Dios actuando como Dios, en su poder, en sus atributos y en todo el desenvolvimiento de la deidad.

De igual manera, se nota el verdadero hombre, su actuación como un ser creado, sometido a las leyes de la creación, es decir, el dador de las leyes sometiéndose a cumplirlas como cualquier ser creado.

Cualidades de lo divino a lo humano

• Es el creador de todo lo que existe, así mismo, fue una creatura nacida de mujer.
• Padre eterno quien a su vez es hijo nacido.
• León y al mismo tiempo es cordero.
• El anciano de días y fue un bebe.
• El pan de vida y tuvo hambre.
• Brindó agua y tuvo sed.
• Todo lo sabía y no sabía su segunda venida.
• Él es el sacerdote e igualmente es la ofrenda.
• Dios del patriarca David y al mismo tiempo es su propio hijo.
• Es nuestro padre celestial y no se avergüenza de llamarnos hermanos.

Todas estas especialidades y otras más, las encontramos descendiendo de lo divino a lo humano en la persona de Jesucristo.

Si lo miramos desde otro punto de vista, encontramos de lo “humano hacía lo divino”:

Cualidades de lo humano a lo divino

• Jesucristo es simiente de Abraham y fue primero que él.
• Es hijo de David y él lo llama Señor.
• Estaba hablando con el Doctor Nicodemo en la tierra y al mismo tiempo estaba en el cielo.
• Estuvo frente a un pozo pidiendo agua para mitigar la sed y al instante ofrecía el agua de vida.
• Al nacer de una mujer era una creatura pero Él fue el creador de todas las cosas.
• Le mostró a Tomás las manos y los pies físicamente, y este dijo: “Señor mío y Dios mío”.
• En la cruz estaba a punto de morir y al mismo tiempo ofrecía paraíso.

Hermanos si le prestáramos cuidado a estas verdades no sería difícil aceptar la plenitud de la deidad en la persona de Jesucristo, y reconocerlo como Dios único y eterno.

Obras que sólo Jesucristo como Dios las podría hacer

• Génesis 1:2. “El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” y en San Mateo 14:25 Vemos a Jesucristo “andando sobre el mar”.

Esto indica que en Génesis estaba en su esencia de Espíritu y en San Mateo era el mismo pero manifestado en carne.

• Génesis 2:7, observamos a Jehová creando el código genético humano, “usando la tierra” En San Juan 9:6.

Para crear los ojos de un hombre que había nacido ciego, Jesucristo usó el mismo material que usó en el Edén.

Con esto desmintió la teoría filosófica de Darwin, y a su vez confirmando que el hombre fue creado de la tierra y no de la descendencia de los antropoides.

De lo divino a lo humano

• Según los libros históricos, solo Dios puede “perdonar pecados”. 2. Samuel 12:13 “Jehová ha remitido tu pecado”; San Mateo 9:2 dijo al paralítico: Anímate, hijo, tus “pecados te son perdonados”; los Judíos concebían que sólo Dios era el que podía perdonar pecados. Lo que ignoraban estos hombres era que Jesucristo es el mismo Jehová del Antiguo Testamento.

• Jehová, le dio a beber agua al pueblo de Israel en el desierto de la “roca”; El Rey David expresaba en el Salmos 18:2, El “Señor es “mi roca, mi amparo, mi libertador” 1 Corintios 10:4 San Pablo decía que esa “roca era Cristo” Esto lo confirma el Señor en el templo cuando dijo: “el que tenga sed venga a mí y beba”.

La teología monoteísta cristiana, considera, que Jesucristo es Dios antes y posteriormente de ser manifestado en carne. Indivisiblemente, los atributos de la deidad reposan en el.

Dios espíritu, vino y engendró en el vientre de María un cuerpo, cuyo cuerpo sería la personificación de Adán en su forma exterior, y en la parte interna habitaría la totalidad del señorío de la deidad.

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Si miramos este ángulo teológico, encontraríamos lo que Pablo expuso en la carta a los Filipenses 2:6 “El cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse”.

Lo que Pablo considera «Siendo en forma de Dios» en la carta a los Filipenses, quiere decir: que Jesucristo teniendo la imagen idéntica de la sustancia del eterno, no su fotografía ni ninguna representación de algo similar; es la esencia en pleno de lo que le concierne a Dios como tal.

Cuando Dios creó, la figura adámica fue proyectada a imagen y semejanza de su creador, eso quiere decir, que el Dios invisible ya poseía su propia imagen, pero la tenía reservada para darla a conocer en un tiempo señalado en su manifestación en carne.

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De lo divino a lo humano

Jeremías 31:34. Profetizando para el tiempo futuro, dice: “no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”.

La palabra “forma” tiene dos connotaciones que son aplicadas a la divinidad absoluta de Dios en Cristo:

1. Es una «presentación óptica» que hace referencia a lo exterior, a lo físico, esto es: “lo que Dios se había reservado desde la eternidad” hasta su manifestación humana para darse a conocer a su pueblo. Isaías 52:6.

2. La esencia interna que habitaba dentro de lo físico, la cual produce el valor del carácter y atributos en general. Eso es lo que Pablo dijo: Colosenses 2:9 “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.

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Hemos hablado tanto de la preeminencia de Dios en Cristo, sería bueno hablar un poco de lo que es Jesucristo como “hombre”. Filipenses 2:6,7, “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”.

Hemos considerado que Jesucristo siendo “el creador” no se consideró el ser igual a Dios como tal, sino que se despojó de aquello de lo que él era, eso lo vemos cuando analizamos los siguientes puntos:

1. Jesucristo hizo tantos milagros para socorrer al necesitado, pero nunca hizo un milagro para socorrerse y defenderse a sí mismo.

De allí obedeció una de las tentaciones que satanás le hizo: Él tenía hambre y no usó su poder para alimentar su vientre, tuvo sed y no ordenó a las fuentes de agua potables que le dieran de beber.

2. Se despojó a sí mismo porque no existía otro mayor que él en la creación, que lo despojara, ya que él es el primogénito de todo lo creado.

3. San Mateo 20:28. “Así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”. Por ello, lavó los pies de sus discípulos, cosa que solo los esclavos hacían.

El nunca consideró en usar su poderío como Dios; más bien se quitó esa forma de Señor, y con ello venció al tentador; notemos que satanás usó lo contrario:

Recordemos que estamos hablando del tema «De lo divino a lo humano».

Siendo un querubín quiso ser “igual a Dios”, cuando dijo: “Subiré al cielo en lo alto; hasta las estrellas de la altura llegaré y levantaré mi trono, me sentaré en el monte del parlamento, en las regiones más distantes del norte. Estaré sobre las alturas de las nubes, “seré semejante al altísimo». Isaías 14:12-14.

El Señor Jesucristo siempre respetó la autoridad que antes se había despojado, más bien se sometió a ella, cuando expresaba: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

“No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”. Lucas 22:42 y San Juan 5:30.

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Cuando expresó en San Juan 14:28 que el “padre es mayor que yo”. Es denotar que Dios en su condición de incorpóreo, es mayor que el cuerpo tomado de María, e inclusive, de todo lo creado.

Dios como Espíritu, es desde la eternidad y el cuerpo tomado en María tuvo un lugar en el tiempo. Por esta razón no existe “hijo eterno” La teología de “hijo eterno” no es bíblica; es inventada.

La divinidad en Jesús la podemos entender de esta forma: Lo que era en el principio incomprensible para lo humano, en el tiempo se hizo posible; las verdades profundas serían conocidas en la superficie; Dios rebelaría sus secretos cuando el lucero de la mañana salga en el corazón de cada persona, como dijera el apóstol Pedro. 2 Pedro 1:19.

Cuando se dice lo incomprensible se haría comprensibles, es cuando entendemos la siguiente incógnita: Jesucristo siendo el creador del universo y de todo lo que existe, se hizo una creatura “hecho semejantes a los hombres” Filipenses 2:7.

Estando en la condición de hombre, muchas personas lo conocieron físicamente, fue ser humano igual como cualquier hombre.

Pero “sin pecado”; dialogó con sus hermanos, con sus seguidores, con las multitudes, Nicodemo le visitó de noche, la samaritana lo conoció como un judío, fue invitado a una boda, un doctor de la ley lo invitó a una cena.

María posteriormente de la resurrección pensaba que era el agricultor, los del camino de Emaús lo vieron como un transeúnte; al fin con lo que hemos citado es suficiente para demostrar su personalidad.

Las incógnitas positivas más grandes en la historia, pasaban a ser negativas en la persona del Señor Jesucristo, notemos lo siguiente, que Dios siendo:

  • Dios se despojó de todos los principios de superioridad hasta “humillarse a sí mismo”. Sin dejar de ser Dios.
  • Rico se hizo pobre.
  • El fuerte en batalla, lo vemos en debilidad.
  • Siendo el santo lo distinguimos con los inicuos.
  • Siendo el que bendice lo vemos en lugar de maldición.
  • El que no duerme vigilando a Israel, lo vemos durmiendo en un barco en un mar furioso.
  • El que dijo: El que tenga sed venga a mí y beba; le expresó a la samaritana dame de beber.
  • El que le definió a la muerte ¡Oh muerte yo soy tu muerte! lo vemos muriendo en una cruz.

El hombre cuando pecó derrochó todo lo que Dios le había dado, y a su vez quedó siendo un pecador, bajo el dominio del diablo, de la muerte, de la enfermedad, del hambre, de la sed, de la maldición, de los sin sabores de la vida, de los problemas que ocasionan los fenómenos de la naturaleza.

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También todas estas incógnitas negativas pasaban a ser positivas en la persona del Señor Jesucristo, notemos lo siguientes:

  • La carta a los Romanos 8:3 dice que Jesucristo nació en semejanza de carne de pecado para condenar el pecado en la carne. Con esta manifestación de carne de pecado, Jesucristo terminó con el pecado. 1. Pedro 4:1.
  • Hebreos 2:14. “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”.
    Con esta manifestación de carne y sangre, destruyó a la muerte y al diablo; por ello, cuando los demonios se encontraban con el hombre “Jesucristo”, unos lloraban, otros se le arrodillaban le confesaban que era el santo de Dios, los demás les reclamaban que había venido antes de tiempo y por lo tanto, le rogaban que no los mandara a ir al abismo.
  • Jesucristo fue tan pobre que no tenía ni para pagar el impuesto, y para poner un ejemplo tuvo que prestar una moneda. Lo importante es que por medio de esta pobreza nos enriqueció a todos los salvos.
  • Jesucristo como hombre fue a Jericó, lugar de maldición en busca de Zaqueo; igualmente fue al calvario para tomar en su cuerpo la maldición nuestra, y por ello somos bendecidos.
  • Él siendo hombre tuvo hambre, y por ello, fue a alimentarse a una “higuera” y ésta no le dio que comer, por esta razón la maldijo para que nadie más comiera de su fruto.
  • También como hombre navegó hacia Gadara, pero el mar y los vientos querían oponérseles, por esta razón los reprendió como alguien que tiene poder sobre todos los fenómenos de la naturaleza.
  • Le brindaron comida en el pozo de Jacob, pero él, no la aceptó; más bien, alimentó a más de ocho mil personas.
  • El hombre ante la tumba se acobarda, pero Jesucristo antes las puertas de la muerte, dio el triunfo de victoria: “consumado es”.
  • El diablo para cautivar al hombre lo metió en la tumba; Jesucristo estuvo en la muerte tres días, al salir abrió sus puertas y al mismo tiempo se trajo las llaves y liberó a todos los que estaban bajo este dominio y le dijo a la muerte: “he aquí, yo soy tu muerte”.

Estimado amigo, haciendo un análisis minucioso ante estas verdades encuentro una maravillosa y gloriosa revelación del insondable amor de Dios hacia la raza humana.

El término se “humilló a sí mismo”, enfoca un entusiasmo sobre natural de algo valeroso que está en el mercado de la consternación, pero que obliga al observador a tomar unas decisiones mayores de gran valor ante la necesidad apremiante del caso.

Dios estando es la condición de hombre, se “humilló a sí mismo”, eso quiere decir, que no se humilló a ninguna otra persona, ni a ningún otro ser creado, ni a los abatimientos de la vida diaria, sino “así mismo”.

• No se doblegó ante la pobreza. San Mateo 8:20.
• No se doblegó al hambre. San Juan 4:31.
• No se inclinó frente a los demonios. San Marcos 1:24.
• El mar revuelto no fue su estorbo para continuar su oficio. San Marcos 4:39.
• La desnudez no fue motivo para existir como reo en la plaza pública. San Juan 19:24.
• Los latigazos romanos se hicieron patente en su cuerpo, haciéndoles grandes surcos. San Juan 19:1.
• Los insultos del público no le cambiaron su parecer. San Juan 19:15.
• Los dolores y el quebranto en la cruz no lo rebajaron San Juan 19:18.
• La muerte no fue su final. San Juan 10:18.
• El sepulcro no fue su cárcel definitiva. San Marcos 16:9.
• No se humilló, porque nadie le quitaba su vida, Él tenía poder para ponerla y tenía poder para volverla a tomar.

De lo divino a lo humano

Dios en el cuerpo de Jesucristo se “humilló hasta lo sumo”, esto quiere decir, que él descendería de lo infinito hacia lo finito, y luego ascendería de lo finito hacia lo infinito, habiendo encerrado toda su grandeza en un cuerpo limitado e inmortal como lo es, el hombre nacido de mujer.

El término se hizo “obediente” hasta la muerte y muerte de cruz. “Se hizo obediente”, indica un antónimo: el ¿dador de la ley tuvo que aprender la obediencia para cumplirla?; Jesús como hombre, representante e hijo del desobediente Adam, tuvo que aprender a obedecer.

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Hasta la muerte y “muerte de cruz”, Jesús en todos los recorridos que tuvo desde su nacimiento hasta el calvario, no encontró la prenda que vino a buscar; el hombre estaba más allá de la muerte, estaba en lo más recóndito de la maldición. Es decir el diablo lo había encerrado en el olvido donde ningún ser creado podía entrar.

Cuando se alude muerte de cruz, la cruz era “el emblema de maldición”, el hombre había caído en la maldición cuando Moisés dio la ley. Deuteronomio 27:26. “Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén”.

En la doctrina de la redención, Dios podía salvar al hombre de muchas maneras, porque lo que Dios se propone hacer lo hace sobre todas las dificultades posibles.

Pero la historia nos informa que el pecado entró a todos los hombres por la desobediencia de un hombre, (Adán) sería lógico que por la obediencia de un hombre (Jesucristo) nacido de mujer los demás serian justificados.

Para que se llevara a cabo esta redención tuvo que haber un encuentro entre lo divino y lo humano, por ello Dios en la historia tuvo varios descensos.

Primeramente en Adam para concientizarlo de su estado; posteriormente, a Eva, para darle la promesa de Génesis 3:15; luego descender a Ur de los caldeos en busca de Abraham para ofrecerle la promesa que de su descendencia serían benditas todas las familias de la tierra. Génesis 22:18.

Más tarde descender a David para brindarle la promesa 1 Crónicas 17:11 “Sucederá que cuando se cumplan tus días para que vayas a estar con tus padres, levantaré a uno de tus descendientes después de ti, que será de tus hijos; y estableceré su reino”.

Cuando esta promesa estuvo a punto de cumplirse Dios visito a Belén de Judá en busca de María, para que ésta le sirviera de vaso, en la cual nacería el salvador prometido.

Ahora bien, habiendo desglosado la deidad de Jesucristo en estas líneas, espero contar con tus comentarios y aportes para este mismo, si hay alguna inquietud o duda, no dudes en escribirme al correo señalado al final de esta página.

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Copyright y engrosado por el pastor
York Anthony Shalom
Licenciado en Sagrada Teología
Magister en Divinidades Teológicas
jorgesalomserpa@hotmail.com

Por: York Anthony Shalom

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