Una fiesta al estilo de Jesús

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Una fiesta al estilo de Jesús

Qué aprendemos acerca de las veces que el Señor subió a Jerusalén a compartir una de las fiestas de judíos. Hablaremos sobre el tema: «Una fiesta al estilo de Jesús».

El evangelio escrito por el apóstol es un documento selectivo de hechos.

Es además, cronológico porque marca etapas de tiempos y lo hace al describir las fiestas anuales de judíos.

Es específico porque determina el propósito del mismo cuando expresa:

“Hizo Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos las cuales no están escritas en este libro pero estas las que escribió Juan se han escrito que creáis que Jesús es el Cristo el hijo de Dios y para que creyendo tengáis vida en su nombre”.

Habían 7 fiestas establecidas, muy conocidas por nosotros cargadas de una tipología que apunta a Cristo y además mostraban la relación estrecha entre aspectos espirituales y físicos de la vida.

Fiestas que anunciaban y declaraban que los tiempos de abundancia y bendición eran como lo son soy hoy, oportunidades propicias para regocijarse delante del Señor.

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Muestra al Señor como el proveedor abundante de las necesidades diarias.

Fiestas que son la oportunidad para que nosotros reaccionemos a sus bondades y estas fiestas era una forma de expresión de gratitud de su pueblo a su Dios benefactor.

Dentro de este contexto es que Jesús como judío y en obediencia a la ley, en su ministerio sube a Jerusalén para estar en las fiestas de los judíos.

Esto está relacionado con la fiesta de la pascua y es notable como Jesús halló el templo y cómo fue justa la ocasión para la primera purificación del templo.

Pero además, era la oportunidad para pre anunciar su muerte y su resurrección, él dijo: destruid este templo y en tres días lo levantaré.

Ellos pensaban que se refería al templo de Jerusalén pero no, se refería era a su cuerpo donde habita la plenitud de la deidad.

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En esta primera lección Jesús mostró su autoridad, además el celo por su casa y cuando le demandaron señal para justificar reivindicación de ser el mesías, el Señor hizo un asombrosa declaración.

Era que su muerte y su resurrección se constituiría la señal quien es él, él es el Señor, él es el rey, es Dios manifestado en carne, solo él podía decir algo así.

Al limpiar el templo nos enseña que el cuerpo de cada cristiano es templo del Espíritu Santo, así como el Señor tenía afán por purificar el templo igual nosotros debemos hacerlo.

Él trae una doctrina que no es humana, que le da la gloria al dueño de la doctrina, superior a la de Moisés.

La Biblia nos dice, que los principales sacerdotes acostumbraban como anfitriones de la fiesta a hacer parte de la ceremonia un ritual que consistía de llevar agua desde el estanque de Siloe y derramarla junto al altar durante los días de la fiesta.

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Al octavo día no había agua y esto es lo sorprendente, porque ese día Jesús dijo: si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. 2 Juan 7:38.

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Una fiesta al estilo de Jesús.

No es un estanque de aguas muertas, esa fuente es Jesús, es la revelación en Jesús de una fuente inagotable para saciar la sed.

Ya no es una fiesta que tiene que ver con una ocasión anual esta es una fiesta con alcance universal porque la Biblia dice:

“Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. 2 Corintios 5:15.

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Se acabó la multitud de los corderos, hay un solo cordero y una sola sangre, nos enseña que las fiestas de los judíos eran temporales pero ahora tenemos una fiesta eterna que va más allá del tiempo y del espacio.

No valdría la pena vivir sin Jesús, anhelados terminar nuestra carrera con gozo.

En esta carrera hay gozo, nos gusta, nos deleitamos, esto no es obligado, esta es nuestra mayor alegría.
El evangelio de Jesucristo ese el mensaje que Dios nos mandó.

Pastor: Fernando López

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