Dotados de autoridad de Dios

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Dotados de autoridad

Entonces llamando a los doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que fuesen echados fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Hoy desarrollaremos el tema: «Dotados de autoridad».

A estos doce envió Jesús y les enseñó que era lo que debían hacer y yendo, predicad diciendo: el reino de los cielos se ha acercado.

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios de gracia recibisteis dad de gracia.

El Señor Jesús escogió un grupo de personas cuando inició su ministerio.

Cuando los llamó, algunos en el momento no entendieron la intención del llamamiento, la responsabilidad y quiénes serían en el futuro.

Muchos de los jóvenes han sido llamados, tocados por Dios, han sentido el deseo de servir, han sentido en el alma ese fuego ardiendo de la presencia de Dios.

Pero seguramente no han entendido hasta dónde los puede llevar Dios.

El Señor les dio autoridad a los que llamó, los reunió, les dijo como hacerlo y los envió, llamó a otros 70 y los envió y ellos vieron el respaldo de Dios.

Los demonios se sometían en el nombre de Jesús, ellos vieron la manifestación de la gloria de Dios porque fueron dotados de lo que necesitaban.

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El Señor llamó a Pedro y dijo unas palabras: «Bienaventurado eres Simón Pedro, porque lo que has dicho no te lo reveló carne ni sangre, sino mi padre que está en los cielos y yo te digo; sobre esta roca edificaré mi iglesia y a ti te daré una autoridad sublime, las llaves del reino de los cielos y lo que atares en la tierra será atado en los cielos y lo que destares en la tierra será desatado en los cielos».

Por eso Pedro, el día de pentecostés predicó sin temor y dijo lo que tenía decir, no interesa si les gustó o no pero el predicó el mensaje y el resultado fue maravilloso.

De igual manera el Señor un día llamó al apóstol Pablo, Saulo de Tarso iba con un rumbo equivocado.

El Señor se le aparece en el camino, tiene que obrar con él de una manera fuerte para que él entienda, lo derriba al piso y le dice:

Saulo ¿por qué me persigues? Y él pregunta ¿Quién eres señor? Soy Jesús a quien tú persigues. Dotados de autoridad.

Saulo dice; ¿Qué debo hacer señor? Y señor le dice; ve a Damasco y allí se te dirá lo que debes hacer y estuvo allí en una casa 3 días sin comer ni beber presentándose y acercándose al Señor.

Cuando llegó un siervo que Dios le dio la autoridad de ir y hacer una ceremonia hermosa.

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Y Ananías entró donde él y le dijo; hermano Saulo, el Señor que se te apareció en el camino me ha enviado para que ore por ti e imponga las manos sobre ti.

Para que veas y seas sano y cuando puso las manos sobre él le cayeron como escamas de los ojos, vio y recibió la gloria de Dios en su vida.

Dios lo llenó como te va a llenar a ti, Dios lo dotó como te va a dotar a ti.

Dios le dio una investidura y una facultad gloriosa como te la va a dar a ti.

El apóstol Pablo según sus experiencias envió a muchos hombres al ministerio.

Pero uno de ellos en el que más hace énfasis es en Timoteo y le dice a Timoteo:

«No descuides el don que hay en ti, que se te dio mediante profecías con la imposición de manos».

Uno tiene momentos en que se encuentra con Dios de verdad.

Y suceden cosas grandes, sucede algo sobrenatural, algo penetra al alma y corre por nuestros huesos.

Y ahí lo que Dios pone en nosotros, eso lo lleva uno dentro y no hay nadie que nos pueda quitar lo que hay allí dentro.

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Dotados de autoridad.

El apóstol Pablo le dice a Timoteo, en ti hay algo grande, no lo descuides, es decir.

No pases por inadvertido, no te acomplejes, no te sientas amedrentado por esos ataques del enemigo.

Dios te llamó y él te puso ahí y te dotó de dones cuando yo impuse las manos sobre ti.

Te trasmití la investidura y estas facultado para ser útil en bien de la gente.

No descuides el don «cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios». 1 Pedro 4:10.

Estas capacidades son dadas por gracia de Dios y no por derecho, ni por mérito propio.

Si te nombraron en la iglesia para servir, no es porque eres el mejor, no porque eres muy entendido.

No es porque tienes muchas habilidades es solamente por la gracia y la misericordia de Dios.

El apóstol le recalca de nuevo a Timoteo diciéndole «aviva el fuego que hay en ti» use lo que Dios le ha dado por la imposición de las manos o por una bendición grande.

A veces uno no usa lo tiene porque no sabe lo que tiene.

Tal vez usted está dormido y no se imagina lo que está pasando en su vida.

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Dotados de autoridad.

Pero hoy usted puede obtener una visión resplandeciente, gloriosa de la presencia de Dios y puede reconocer que lo tiene, a usted se lo dio el Señor y nadie se lo va a quitar.

Elías salió huyendo de Jezabel, Dios manda un ángel y lo auxilia, le da comida, bebida se fortalece y sigue el camino 40 días y 40 noches, llega a una cueva y se mete ahí.

Elías se sentía enfadado tal vez humillado de tener que huir.

Se metió a la cueva y Dios comenzó a llamarlo y usó varias cosas pero el hombre dijo:

Yo de aquí no salgo, de pronto sintió que alguien se paró allí en la boca de la cueva.

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Cuando siente ese silbo suave y apacible, cuando siente esa presencia en frente de la cueva se cubrió y salió.

Dios le dijo; ¿Qué haces aquí Elías? Y le dijo que fuera y ungiera a Eliseo.

Eres el elegido del Señor, cuida lo que te han dado porque vas a ser un gran líder de nuestra iglesia.

Y así hizo Elías con Eliseo y le puso el manto y el manto significaba la autoridad del profeta.

El manto del liderazgo, el manto de los dones, el manto de la predicación, el manto de la sabiduría, el manto que necesitas y que Dios te quiere dar.

Ese llamado fue tan profundo que él se devolvió y tomó la yunta de huelles y los mató y cogió los rastrillos, la leña y los hizo pedazos.

Y con la leña coció la carne de los huelles e hizo un agasajo a su familia y su yunta de huelles desapareció porque inició una nueva vida.

Eso que hacíamos quedó atrás «de modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas».

Por: Edilberto Ortiz

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