La dependencia de Dios

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La dependencia de Dios

Sin duda alguna la dependencia de Dios es algo vital en la vida de un cristiano.

Después que el Señor Jesús oye la noticia del sacrificio de Juan bautista, dice el escritor que Jesús se apartó en una barca a un lugar desierto y apartado, y cuando la gente lo oyó le siguió a pie desde las ciudades.

La presencia de Jesús atrae, al final del pasaje habla de una cifra, dice que comieron como 5 mil hombres y el evangelista aclara.

Sin contar las mujeres, ni los niños; nos podemos dar cuenta que la mayoría son mujeres.

Es decir, que podemos estar hablando de una multitud de aproximadamente 15 mil o 20 mil personas y sino un poco más, sin exagerar.

Pero había algo en su presencia que los atraía, tenía que haber algo en él para que la gente caminara millas no importando nada, les importaba era verlo, sentirlo, oírlo, tocarlo.

Pero por qué el Señor se llevó a esta multitud a un lugar de condiciones extremas, críticas, donde no hay recursos, no hay alimentos, agua, ni siquiera sombra, sino el abrazador calor y la aridez de un desierto. ¿Por qué lo hizo?

Porque el Señor Jesús, el gran maestro, quería enseñarles a ellos una gran lección, impartirles como un taller teórico práctico «La dependencia de Dios».

Quería enseñarles a depender de él a toda esa multitud, pero especialmente a esos tan cercanos llamados discípulos, apóstoles.

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Porque el Señor vino a establecer su reino en esta tierra y en efecto lo estableció.

Pero la extensión del reino nos la encargó a nosotros y esos que iban a extender el reino en un principio tenían que aprender a depender 100% de él.

Nosotros dependemos de él “Separados de mí, nada podéis hacer” es decir, que debemos depender de él.

Y en medio del desierto hay calor, cansancio, deshidratación y va transcurriendo el día, pero Jesús se ve tranquilo.

Entre otras cosas no tiene por qué angustiarse porque él es soberano y poderoso.

Jesús quería causar una reacción en los discípulos para empezar a impartirles esa magistral enseñanza que fue no solo para ellos, sino para los cristianos de todas las generaciones.

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No depende de la firma del alcalde, ni de la firma del señor juez de su municipio.

Usted depende de la mano poderosa de Dios y los destinos de esta iglesia están escritos en la palma de la mano del Señor Jesús.

Tal vez se miraban entre ellos murmuraban y hablaban entre ellos, pero el Señor estaba tranquilo y seguía avanzando el día.

Sin embargo, cuando anochecía dice el escritor, que el Señor quería que llegaran a un punto crítico porque allí es donde trataría con ellos.

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No creas que Dios es indiferente “Porqué te abates oh alma mía y porqué te turbas dentro mi”, espera en Dios.

En un desierto, así como son las condiciones de extremas en el día, son extremas en la noche.

Así como es de intenso el frío también lo es el calor y no habían probado alimento y le dicen al Señor:

“Señor, el lugar es desierto y la hora ya ha pasado, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y compren de comer porque aquí no hay nada”.

Entonces el Señor comienza a impartirles una cátedra sobre la dependencia de Dios.

Tú no dependes de un diagnóstico médico, no dependes de unos exámenes de laboratorio para que te estés muriendo, tu vida está en manos del Dios todo poderoso.

Pero Jesús abre sus labios:

“No tienen necesidad de irse, dadles vosotros de comer” y dicen: “Pero Señor, no tenemos sino cinco panes y dos peces” y el Señor dijo: “Traédmelos acá”, y los tomó en sus manos dice el escritor sagrado…

“Levantando los ojos al cielo” cada palabra, cada gesto de él es una enseñanza. Les estaba enseñando de dónde es que viene nuestra dependencia.

“Alzaré mis ojos a los montes de dónde vendrá mi socorro, mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra”, tenemos que aprender a depender de arriba.

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“Tomando los cinco panes y los dos peces y levantando los ojos al cielo bendijo, partió y dio a los discípulos y los discípulos a la multitud”.

Todo lo que tiene Dios para darle al mundo, se lo da a través de la iglesia.

Por eso usted y yo no podemos vivir la vida cristiana tan desentendidamente.

Dios nos ha llamado y nos ha establecido para ser el puente entre la tierra y el cielo, él dijo “Yo soy la luz”, pero luego dijo “Vosotros sois la luz”.

Y aquellos que estaban en el desierto comieron todos, Jesús les demostró que no depende de las circunstancia, lugar, ni del tiempo.

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Nosotros no dependemos de las circunstancias, aun por encima de ellas él nos hace saltar, superaremos dificultades porque hay una mano poderosa que nos toma y nos hace pasar al otro lado.

Sírvale a Dios, creyéndole a él, no pretendas servirle a Dios creyéndole a las circunstancias, las circunstancias son cambiantes.

“El que mira el viento no sembrará y el que mira las nubes no segará”.

La primera palabra es «comieron todos» la segunda palabra fue una aclaración de la primera porque al diablo antes que abra la boca hay que tapársela.

La segunda palabra fue «y se saciaron» y la tercera palabra fue «y recogieron de lo que sobró», 12 cestas a medio llenar.

No hay otro Dios como tu Jesús, en ti estamos completos.

Por: Vicente Arango

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